Seguridad
Esquema chapucero de seguridad
Por Jorge Luis Vidal
Es inadmisible dejar en manos de improvisados la seguridad de las personas que embanderan las instituciones que representan el orden constitucional. El caso de Chubut debería ser la última advertencia.

Era cuestión de tiempo que sucediera. El conocimiento profesional operacional y la actividad académica en el área indicaban que tarde o temprano la inoperancia conjugada con el "dale que va" o el "no va a pasar nada" muy argentino, iban a tener más peso que el conocimiento necesario.

Verdaderamente la chapucería alcanzó a la seguridad y protección que, como especialidad única, debe brindar cobertura a las figuras que tienen peso institucional como el presidente, su vice, los gobernadores, etcétera.

Es cierto, tan verdaderamente cierto como irresponsable, que nuestros líderes democráticos en ejercicio del poder creen en el contacto con "su público, su pueblo, sus seguidores y militantes" sin tener en cuenta que esa cercanía puede acarrear serios inconvenientes para la persona expuesta, y por ende al orden constitucional.

Lo observado días pasados en el sur argentino donde el presidente Alberto Fernández y su comitiva fueron rodeados por manifestantes y objeto de agresiones con objetos contundentes, sin observarse esquema de seguridad y protección alguna, nos hace caer en cuenta cuán malos e improvisados son aquellos que tienen la responsabilidad en el área de custodia de la institución que es el Presidente.

Todos los pasos y movimientos de una personalidad con responsabilidad de gobernar se pautan y se elaboran. Siempre, entiéndase siempre, hay un esquema operacional y de inteligencia que se ocupa de "adelantarse a esos movimientos", y cuyas conclusiones deben ser bien atendidas por el entorno político del gobernante para actuar en consecuencia. Esto significa avanzar con la agenda, acotarla a ciertos lugares y horarios, o cancelar la misma, entre otras cosas.

Es cierto que, a otras potencias mundiales, como a Estados Unidos o Israel, por traer solo dos ejemplos, les fueron muertos y heridos personajes del orden institucional de sus países, con esquemas de seguridad y cobertura mejor preparados que los nuestros. ¿Consecuencia? Critica, aprendizaje, corrección de procedimientos, y nuevos modelos interactivos de seguridad y cobertura.

No se puede, no se admite, no es tolerable, tener improvisados a cargo de la seguridad y protección de funcionarios. Simples policías o militares sin la debida instrucción en esa materia en absoluto pueden hacerse cargo.

Es inadmisible tener improvisados a cargo de la seguridad y protección de funcionarios. Simples policías o militares sin la debida instrucción en esa materia en absoluto pueden hacerse cargo.

No debemos ir muy lejos para aprender de profesionales. La escuela de protección de funcionarios que tiene la Policía Nacional de Colombia es un ejemplo, ya que muy a diferencia de otras instituciones del mundo, la colombiana esta acostumbrada a proteger a sus funcionarios de ataque de guerrilla y narcotraficantes, cosa esta última que deberemos observar muy atentamente, ya que esa actividad ilícita criminal avanza rápidamente en nuestro país, sin que nadie, por acción, cobardía política, connivencia u omisión, pudan atacarla efectivamente.

¿Qué falló en la cobertura de seguridad del presidente Fernández días pasados? Todo. Somos un hazme reír internacional en ese aspecto. Si existió avanzada al lugar e inteligencia previa de las situaciones conflictivas de la zona, que pudieran poner el riesgo la persona del presidente, las mismas fueron muy malas o no se les prestó la atención debida. Estimo, por lo visto en las imágenes púbicas de lo sucedido, que se pensaba que nada habría de suceder ya que no se percibía ni siquiera el MON (Mínimo Operacional Necesario) de personal se seguridad que recibiera al presidente, lo cubriera durante la reunión, y le diera un lugar de salida seguro al finalizar la misma.

Vergüenza me da observar que nunca aprendemos. La seguridad pública en nuestro país cayó a los subsuelos de la inoperancia, con ministra a nivel nacional como así también en las dos grandes provincias como Buenos Aires y Santa Fe, donde ambas tienen la mala suerte de contar con funcionarios "funcionales a sus intereses" y no "servidores públicos" profesionales volcados a ordenar y poner en pie la seguridad de cada uno de sus estados.

Hace unos años atrás, muy pocos, teniendo yo la responsabilidad de ordenar el esquema de seguridad de un gobernador de este país que no quería y no le gustaba la cercanía del personal de custodia, le hice visualizar lo que le había sucedido al hoy presidente de Brasil Jair Bolsonaro, quien antes de asumir su cargo, y por no hacer caso a su equipo de custodia, aceptó que una masa de gente, todos partidarios suyos, se acercaran más de lo debido dejando al personal de seguridad sin espacio circundante para controlar ni accionar. Fue tal la cercanía de las personas al hoy primer mandatario de Brasil, que un individuo del común "con solo estirar su brazo" enterró un cuchillo en la parte lateral del cuerpo de Bolsonaro, con el consiguiente riesgo de vida para el futuro presidente.

¿Qué sigue a lo sucedido con el presidente Fernández? Primero identificar a los responsables del esquema que permitieron que esto sucediera y separarlos de sus cargos, ya sea el jefe de la casa militar o la ministra de seguridad; luego, revisar profundamente los protocolos de seguridad; y tercero, hacer tomar conciencia a los protegidos de la importancia de atenerse a las recomendaciones del personal de protección.

Tener presente, como lo vengo reiterando, que "lo que sucederá mañana, ya esta ocurriendo hoy". Es nuestra obligación primera adelantarnos a los acontecimientos.

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