
Impulsado por sus propios intereses, Macri socializó una derrota con Milei a una semana de su asunción. |
"Mauricio es como un dragón con diarrea: si no te quema, te caga", repite un histórico dirigente del PRO que padece a Macri desde la fundación del partido.
Milei es afecto a otro tipo de citas, las bÃblicas. Y el bautismo que recibió en la cancha de Boca fue una consecuencia de su propio pecado original: la reverencia a Macri que lo llevó a enterrar el plan de gobierno que prometió en la campaña.
Desde que ganó el ballotage, el libertario combinó pragmatismo con subordinación, pero siempre con una cortesÃa que pocos en el PRO le ofrendan genuinamente al ex presidente.
Macri respondió los gestos de autonomÃa de Milei con brutalidad. A sólo tres dÃas de su asunción dijo que "hay que rezar" para que le vaya bien, tras el ajuste por el que pronosticó represión.
El domingo se vio impulsado por sus propios intereses y no por el cuidado de la imagen del presidente. Lo empujó a la Bombonera aprovechándose de una cuota de amateurismo y le provocó una vejez prematura.
Las silbatinas a los nuevos presidentes pueden demorar meses o incluso años. Hasta Alberto gozó de una imagen positiva del 70% en su primer trimestre en la Rosada.
Los polÃticos se suelen preocupar por la reacción popular sólo si ella se traduce en las encuestas. Las celebridades viven pendientes del cariño de sus seguidores. Nadie sabe de qué modo canalizará Milei el descontento.
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