
Milei está más preocupado por la ceremonia de premiación que por el torneo. |
Hasta el momento Milei dijo que Pettovello es la mejor ministra de la historia, que Caputo es el mejor ministro de EconomÃa de la historia y que Sturzenegger es uno de los mejores economistas del planeta.
Cuando Milei exagera suele desnudar una situación de debilidad. A Pettovello la ensalzó cuando estaba contra las cuerdas y si bien la ministra de Capital Humano sigue en el gobierno, redujo al mÃnimo el Ãmpetu de auditora con la que llegaba todas las semanas a la tapa de los diarios por un motivo que no la perjudicara.
A Caputo lo levantó cuando hasta los economistas amigos empezaron a hablar de fin de ciclo y del desembarco violento de Sturzenegger, que recibió el elogio del presidente el mismo dÃa en que le advirtió que no le tocara el culo a Toto.
A nivel interno, Milei no giró al Congreso una simple ley sino que mandó las bases de la libertad de los argentinos. Tras un intento fallido las volvió a mandar junto al pacto de mayo de 10 puntos que él mismo calificó de fundacionales. Por medio de sus redes se las ingenió para comparar esa lista con los diez mandamientos.
Finalmente las bases de la libertad le consumieron 7 meses de mandato y el traumatismo de todo el sistema polÃtico. Los dialoguistas que lo ayudaron le advirtieron que con menor grandilocuencia podrÃa haber mandado 5 ó 10 leyes y hubiera sacado todas. Por ese mismo motivo el pacto de mayo se pasó para julio.
A nivel externo, Milei se autoproclamó como el máximo exponente de la libertad a nivel mundial. Lo que más lo moviliza es el reconocimiento internacional, pero a costa de las relaciones diplomáticas. En sus ya numerosas giras resignó bilaterales con otros jefes de Estado a cambio de premios de clubes liberales en Estados Unidos, España, Alemania y República Checa.
En España recibió una medalla del Instituto Juan de Mariana a cambio del rechazo del rey que él mismo habÃa recibido en la Rosada. En Alemania recibió un premio de un club de 300 miembros y la bienvenida de Fernando Iglesias, que buscó tapar el desinterés del canciller Olaf Scholz.
Estos premios que recibe Milei sin que se haya jugado ni la mitad del campeonato llamaron la atención de los alemanes, que se preguntan si el ajuste más grande la historia, como lo llama el libertario, puede ser sólo una medicina amarga de dudosa efectividad. "Eso ya lo ha demostrado el pasado", dice la Deutsche Welle.
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