Editorial
La muerte del bien y del mal
Por Javier Correa
No solo se rompen los criterios de verdad. También la idea compartida de lo que está bien y de lo que está mal. LLA está reconfigurando la escena pública, pero también ciertos aspectos de la cultura política. La nueva ética es el vale todo y nadie está pudiendo parar.

 En el año 2012 Nassim Taleb publicó Antifrágil. El ensayista ofrece una idea reveladora: lo que no sea capaz de desarrollarse en el caos, morirá. Escribe sobre aquellas cosas que no solo se benefician del desorden, sino que lo necesitan para florecer. El Presidente argentino le hace honor a esas páginas. Retomó el control de la agenda y sigue jugando en dónde más crece, en el conflicto. También elije el clima. El enojo de los propios con los ajenos y de los ajenos con los propios. La ira es el combustible para un Gobierno que incentiva el caos, porque de él se beneficia.

Milei no fue el creador del caos, aunque sea su mayor promotor. El escenario en el cual se mueve es una novedad porque se están trastocando comportamientos, hábitos y hasta valores compartidos. El presidente es aplaudido por romper. Lo hace con la valentía que le insufla una sociedad más privatista que ya no espera nada del Estado. El péndulo que había puesto en valor la vida en comunidad y el rol estatal con la crisis del 2001 volvió a los 90´.

Llegó el hartazgo, que es una emoción permisiva. Estar cansado de algo valida cambios abruptos. Esto es el síntoma de la larga entropía argentina. El desorden y la involución de distintos aspectos de la vida en sociedad no solo dañaron a la política, sino también a las instituciones que, con sus enormes problemas, fueron pensadas para representar los intereses de las personas. La credibilidad en la justicia y en los medios es baja, con enormes posibilidades de empeorar. Todo aquello que haya sido concebido para cuidar intereses ciudadanos está en una profunda crisis. Lo dicho, un caos.

La ira es el combustible para un Gobierno que incentiva el caos, porque de él se beneficia

Información falsa y ausencia de mecanismos de verificación van de la mano. Cuesta distinguir entre lo real y lo falso. El periodismo que cuestiona al Gobierno recibe insultos y ataques. El que no, recibe whatsapp que se leen al aire. Un dispositivo de comunicación para-oficial tiene oficinas en la Casa Rosada y trabaja a destajo para dominar el campo de batalla digital que tiene 39 millones de usuarios en la Argentina. Pueden estar más de 4 horas diarias consumiendo contenido que no controlan. El tono revanchista y confrontativo no tiene necesidades éticas. Las redes premian esto y los discursos entran. Por eso para algunos la pobreza cae y las jubilaciones crecen. Los datos están, solo que ya no importan.

La vieja política se espanta. Tiene innumerables razones. Pero Insaurralde y Alberto tapan cualquier argumento. Entonces, este nuevo ciclo continúa y establece una nueva regla: no hace falta la verdad, ni compartir criterios sobre lo que está bien y lo que está mal. Asistido por la dispersión de audiencias ya no se requiere mayor esfuerzo en el arte de convencer. Crea tu propio fandom a base de emociones intensas y construye tu propia realidad. Es tiempo de revancha y quien gana decide que está bien y que está mal.

La muerte del bien y del mal

El sálvese quien pueda se vigoriza. Ni el Estado, ni los medios ni la justicia hará nada por la ciudadanía. ¿La política? Mayra le pega a Axel y lo trata como un par. La discusión de fondo está entre sometimiento o la renovación. El radicalismo....qué decir. Y Macri, en sus redes defiende el republicanismo, ese que el votante PRO perdió en algún lado, mientras obtiene los generosos subsidios que el Gobierno le ofrece hasta la elección del año que viene.

Son tiempos de trolls en el poder. La regla es que todo vale. Y son los mejores. Pueden pedir renuncias al gabinete, y que se cumplan. Puede haber un Secretario de Minería que tiene participación en empresas mineras. Hay 55 funcionarios de alto rango en esa situación. Lo consigna Noelia Barral Grigera en Cenital. Puede un Presidente cantar en el Luna Park. Un candidato a la Corte Suprema puede aceptar que el puesto no le fue ofrecido ni por el mandatario ni por el Ministro de Justicia. No es una novedad hacer las cosas mal. Es casi un deporte. Lo novedoso es hacerlo a cielo abierto y sin costo. Acá reside una diferencia sustancial. En la propia confusión que genera el caos parece desaparecer la línea que divide el bien del mal.

Las familias argentinas que dominan la política

Tres apellidos dominan la escena política en la Argentina. Los Milei, los Kirchner y los Macri componen un triángulo que transita por intensos movimientos que podrían explicarse en una única causa: la sospecha de que el poder del Gobierno puede sufrir alteraciones.

En esta tríada el apellido muleto es importantes. El hijo, el primo y la hermana son actores centrales para comprender el movimiento de poder. Para entender a Mauricio y a Javier, hay que mirar las intenciones de Karina en las tierras de Jorge. Los Milei pueden tener incentivos para disputar la tierra macrista. El más evidente lo explicó el politólogo Pablos Salinas. Para la elección del año que viene LLA no necesita del PRO. Un acuerdo entre ellos solo le quita intensidad al oficialismo en el armado de las listas. El Gobierno sumará bancas salga como salga la elección.

Respecto del PRO. Su carta más potente podría haber sido el del veto contra universidades y jubilados. Macri la canjeó por cargos, no por poder. Ahora le queda otra carta. La provincia de Buenos Aires. Si LLA quiere ganar, es mucho más probable que lo haga junto al PRO. ¿Será por eso que desde el Gobierno dejan trascender que no les importa PBA? Es por eso que Macri pide acuerdo total. Sin CABA, no hay PBA.

Así como ambos comparten electorado y posición ideológica, los Milei también comparten algo con el kirchnerismo. A esta altura parece haber cierta admiración mutua en el ejercicio del poder. Las formas que tanto se cuestionaron en Cristina hoy parecen una humorada. Pero así están las cosas. Máximo aparece como la figura relevante por encabezar la resistencia a Kicillof. La misma que encabezó contra Alberto antes de que éste cayera en desgracia. La que no encabeza con Milei, a quien le valida su condición de ser elegido por el pueblo.

La muerte del bien y del mal

 Â¿El kichnerismo comparte con Macri la visión sobre la suerte de Milei? Posiblemente ambos se preparen para la caída en la popularidad del Presidente, que dicho sea de paso, se hace esperar. Cuando Macri perdía poder al ritmo de las corridas cambiarias, Cristina se apuró a suturar un peronismo disperso. Con Alberto como garante de moderación juntó voluntades y volvió. ¿Porqué fue posible? Porque Mauricio tenía 80 % de desaprobación en la gestión económica, y eso le garantizaba una chance.

Sería extraño que Cristina no quiera verse en el espejo de Lula. Bolsonaro perdió y el ex Presidente perseguido por la justicia juntó a todos, propios y extraños, y volvió. Milei alimenta esto, por dos motivos: el primero es que ya ubicó enfrente de él a casi todo el sistema político. Lula los pudo juntar. ¿Podría Cristina? La otra colaboración de Milei es elegirla a ella como rival. Lo mismo hizo Macri. Le fue mal. Milei y Cristina se benefician de sus peleas. Ambos suben su consideración pública y su protagonismo. Los medios y redes celebran. Casi todos ganan, menos vos. Pobre el que lee.

Macri quizás lee el futuro parecido a Cristina. Si a Milei le va mal, quizás no seamos Brasil. Sí Italia. En donde el fracaso de Beppe Grillo favoreció el regreso de la derecha tradicional. Meloni, ex ministra de Berlusconi es hoy la Primer Ministro. Las similitudes entre Beppe Grillo y Milei están reflejadas en el nuevo bestseller del círculo rojo, Los Ingenieros del Caos. Somos el resultado de un juego de laboratorio.

Por último, el poder y sus vueltas. Las tres familias se encuentran en una necesidad que sorprende por lo analógica. Es la trascendencia que tienen en sus estrategias los vetustos partidos políticos. Cristina al PJ, Macri al PRO y Karina Milei construyendo LLA a nivel nacional.

Es evidente que no solo de redes se puede vivir. La política, esa herramienta que, con todos sus problemas, está obligada a poner la cara, a presentar declaraciones juradas y exponerse públicamente, siempre está.

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