La batalla global por la regulación de los contenidos en las redes sociales tiene a Elon Musk en el centro de la escena. Como publicó LPO, el magnate cedió en su pelea con Brasil y aceptó las tres condiciones impuestas por la justicia: el pago de una multa de 3 millones de dólares, el nombramiento de un representante legal en el paÃs y el bloqueo de las cuentas de los usuarios conservadores, entre ellas, la de Fernando Cerimedo.
Lo de Brasil muestra que Musk tuvo que aceptar las condiciones del juez de la Corte Suprema Alexander De Moraes si pretende seguir operativo en el mercado más grande de América Latina. Perderlo le genera un agujero negro difÃcil de revertir.
Pero las disputas no quedan ahà y el dueño de Tesla también está en una acalorada disputa con el gobierno de Australia luego de la presentación de un proyecto de ley que establece multas de hasta el 5 por ciento de la facturación anual de la empresa de contenidos digitales que no detenga la difusión de desinformación.
Histórica derrota de los trolls: Musk cede ante Brasil y entrega la cuenta de Cerimedo
La iniciativa oficial australiana es un proyecto llamado Enmienda de la Legislación de Comunicaciones (Lucha contra la Información Errónea y la Desinformación) de 2024 que le otorga poderes para fiscalizar y regular a la Autoridad Australiana de Comunicaciones y Medios de Comunicación (ACMA).
El organismo estatal australiano podrÃa aprobar un código sectorial obligatorio o elaborar normas en caso de que las medidas adoptadas por las plataformas para regularse no avancen en la lucha contra la desinformación. Estas medidas, que complementan a los códigos voluntarios que se han impuesto las plataformas digitales y las redes sociales, también obligará a las plataformas a incrementar su transparencia respecto a sus gestiones para luchar contra la desinformación en sus servicios.
El proyecto aclara que no incluye el retiro de contenidos individuales o cuentas de usuarios, dado que las plataformas son y seguirán siendo responsables de gestionar los contenidos en sus servicios de acuerdo con sus propias condiciones de servicio.
La propuesta que enfureció a Musk forma parte de una serie de iniciativas con las que Australia pretende avanzar en regulaciones en el universo digital como una ley contra el "doxing" (revelar información de una persona en lÃnea sin su consentimiento) o la que propone imponer lÃmites de edad para acceder a las redes sociales.
El gobierno australiano también presentó un plan para imponer multas de hasta 33,6 millones de dólares a los bancos y empresas de telecomunicaciones, asà como a las plataformas digitales y las redes sociales, si no toman medidas para prevenir y evitar fraudes.
La guerra discursiva luego del proyecto contra las noticias falsas se desató rápidamente. Musk dijo que el gobierno de Australia es "fascista" y en el gobierno le respondieron en el mismo sentido. "Elon Musk ha tenido más posturas sobre la libertad de expresión que el Kama Sutra", afirmó el ministro de Servicios Gubernamentales, Bill Shorten.
"Cuando se trata de sus intereses comerciales, él es el campeón de la libertad de expresión. Y cuando no le gusta, va a cerrar todo", agregó Shorten.
En ese marco, la ex empleada de Twitter Julie Inman Grant, sostuvo que el desembarco de Musk en Twitter coincidió con un aumento de la "toxicidad y el odio" en la plataforma, una crÃtica que se repite en otras latitudes y ha provocado la migración a otras redes como Bluesky creada por el CEO de Twitter, Jack Dorsey o Threads, de Mark Zuckerberg.
Musk se autopercibe mismo como un "absolutista de la libertad de expresión" y se muestra como el primer enemigo de cualquier tipo de regulación como la que propone Reino Unido o la Unión Europea (y podrÃan incluir futuras multas) pero no dudo en aceptar las condiciones de India o Turquia o evita pronunciarse contra China.
El ministro del Tesoro de Australia, Stephen Jones, calificó las opiniones de Musk como "un disparate" y señaló: "No entiendo cómo Elon Musk o cualquier otra persona, en nombre de la libertad de expresión, piensa que está bien tener plataformas de redes sociales que publiquen contenidos sobre estafas, noticias ultrafalsas, pornografÃa infantil o transmitir en directo escenas de asesinatos".
La regulación de los contenidos de las redes sociales y el abordaje de los estados de la Inteligencia Artificial es uno de los desafÃos de la nueva era global. A los casos de Brasil y Australia se les pueden sumar iniciativas en el Reino Unido que quiere avanzar en regulaciones y sanciones tras una ola xenófoba que desató una noticia falsa y la legislación que trabaja la Unión Europea.
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