Giorgia Meloni logró la liberación de la periodista italiana Cecilia Sala que estuvo 21 dÃas detenida en Irán. Sala estuvo secuestrada en una prisión para presos polÃticos de Evin sin cama donde dormir, tras haber sido detenida por una acusación genérica de violación de las leyes de la República Islámica que en realidad quiso ser usada como carta de negociación con Estados Unidos.
La premier logró la salida de la periodista de Teherán con un fino trabajo diplomático que incluyó una visita a Donald Trump en Palm Beach y diálogos fluidos con el régimen iranà y el Papa Francisco.
El rol de Estados Unidos fue clave porque el régimen de los ayatolá usó la detención de la periodista para negociar por Mohammad Abedini, el hombre de los aviones no tripulados iranÃes que fue detenido el aeropuerto de Milán sobre el cual está pendiente una solicitud de extradición de los Estados Unidos, y que Teherán, en cambio, demanda que sea liberado.
Sin mayores detalles se presume que lo que desbloqueó la situación fue la luz verde de Trump para que el ingeniero sea extraditado a Estados Unidos y con eso, Meloni evita una crisis con Washington y concede el pedido de los iranÃes para que liberan a Sala.
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La clave de la gestión fue el secretismo de las negociaciones de los servicios de inteligencia del Papa Francisco intervino que, según comentan medios italianos, se reunió con el embajador de Irán ante la Santa Sede, Mohammad Hussein Mokhatari.
Según informó la agencia estatal italiana Anza, la familia Sala habÃa lanzado un llamamiento al silencio de la prensa para permitir a las autoridades italianas seguir tejiendo su red en el más estricto secreto y para no entorpecer la negociación.
Este caso se produce en paralelo a la detención del gendarme venezolano. Hasta el momento, el gobierno no ha mostrado una estrategia clara para negociar con el régimen de Nicolás Maduro ni parece haber aliados regionales que contribuyan a la liberación.
El gobierno solo apeló a publicaciones en redes sociales, comunicados y denunciar ante organismos globales que no son suficientes para alcanzar la liberación de Nahuel Gallo.
Tampoco existe en Argentina un acuerdo entre las fuerzas polÃticas para formar parte de la solución a la crisis sino que el gendarme se volvió una pieza más de la riña polÃtica doméstica.
Por el contrario, el regreso de Sala fue una celebración de estado que incluyó desde el presidente Sergio Mattarella hasta los lÃderes de la oposición tanto del Partido Demócrata (PD), Elly Schlein como del Movimiento 5 Estrellas (M5S), Giuseppe Conte.
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