
Un día después de la crisis que desató el avión con deportados a Brasil y Colombia que extremó la tensión con la Casa Blanca, Lula habló por teléfono con Vladimir Putin. La conversación firmó en torno al escenario mundial y en me medio de la incertidumbre por la vuelta al poder de Donald Trump.
Lula informó en X que "hoy hablé con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, para tratar temas de la agenda global y entre nuestros países. Durante la llamada, reafirmé el compromiso de Brasil con la promoción de la paz, su preocupación con el escenario internacional y su búsqueda constante de una solución al conflicto en Ucrania".
"También hablamos del BRICS, bajo la presidencia brasileña este año, y de la necesidad de facilitar el comercio y la inversión entre los miembros del bloque", continúo el presidente de brasil.
Luego, el gobierno comunicó que "Putin agradeció la contribución de actores como Brasil a la búsqueda de una solución al conflicto en Ucrania y mostró interés en el trabajo del Grupo de Amigos de la Paz, lanzado por Brasil y China en la ONU en septiembre pasado. Los dos líderes acordaron permanecer en contacto permanente sobre este tema".
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El comunicado agregó que "Lula también expresó su interés de viajar a Rusia en mayo y agradeció a Rusia por su invitación a la celebración del 80º aniversario de la victoria en la Segunda Guerra Mundial en Moscú el 9 de mayo". Según Planalto, Putin "mostró satisfacción por la perspectiva de recibir al presidente brasileño y fortalecer la relación entre Brasil y Rusia".
Por el lado de Rusia, afirmaron que "los dos jefes también hablaron sobre la situación global actual, teniendo en cuenta la nueva administración de Trump en Estados Unidos. El presidente de Estados Unidos ha estado pidiendo el fin de la guerra en Ucrania".
La política de confrontación que decidió Trump para la región con la política de deportaciones sumado al vínculo del bolsonarismo con el líder republicano lleva a Lula a potenciar su pertenencia a los BRICS y reforzar la alianza estratégica con Rusia y China.
En ese marco es que el presidente de Brasil contempla gestionar la presencia de Putin en la cumbre de Río a pesar de la orden de detención que pesa sobre el ruso de la Corte Penal Internacional y que ya esquivó en su reciente visita a Mongolia.
"No se trata de desafiar a nadie sino de construir con autonomía y soberanía. Además, no hay que olvidarse que Putin tiene buena relación con Trump", afirma una fuente cercana a Lula que sugiere con sutileza que el líder ruso podría jugar un rol en un eventual acercamiento. Sin embargo, para Trump los BRICS es el desafío frontal a la hegemonía del dólar y eso suficiente para considerarlo enemigos de su proyecto.
Brasil asumió este año la presidencia del bloque de economías emergentes y la reunión de este año está prevista para julio en Río de Janeiro. El grupo está formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, además de otros miembros recientemente admitidos: Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán e Indonesia.
Otro gesto de hostilidad de Washington con Brasil fue la suspensión del financiamiento proveniente de Estados Unidos a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que depende de la ONU y se vio obligada a suspender sus actividades en Brasil por los próximos tres meses.
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Este ajuste impacta directamente en programas como la Operación Acogida, para recibir inmigrantes provenientes de Venezuela, y proyectos de integración y recepción de inmigrantes y refugiados en al menos 14 estados. La OIM es uno de los principales apoyos del gobierno brasileño en este ámbito.
En un comunicado enviado al gobierno de Lula, la OIM dice que "la suspensión parcial de actividades en Brasil representa un desafío significativo para la gestión de la crisis humanitaria que involucra a migrantes y refugiados".
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