Finalmente, como adelantó LPO, el nuevo banco de los BRICS no financiará las exportaciones brasileñas a la Argentina como prometió Lula, porque el estatuto de la entidad no lo permite. Si bien, fuentes cercanas al banco confirmaron a LPO que existÃa una posibilidad de hacer "algo excepcional", esto no ocurrió.
Esto abre un interrogante en relación a la figura de Lula y el sentido de las promesas que hace a la Argentina y luego no puede cumplir. Una situación que se repite en sus apuestas internacionales y se combina mal con declaraciones poco medidas, como cuando se burló de Alberto al decir que "se volvÃa sin una moneda" de la reunión en Brasilia.
Lula no logra encontrar en la polÃtica exterior, la centralidad que imaginaba para diferenciarse del aislacionismo de Bolsonaro. Internamente asediado por los lÃmites que le plantea el Banco Central, una coalición demasiado amplia y un Congreso empedrado y con capacidad de veto, Lula buscó capitalizar la mala relación de Bolsonaro con la región, Estados Unidos y la Unión Europea y utilizó los primeros meses de su gobierno para encadenar una serie de viajes en la "nueva etapa" de inserción internacional de Brasil.
Sin embargo, los pasos en el terreno global fueron erráticos y confusos. No logró ser mediador en la guerra entre Ucrania y Rusia, impulsó la desdolarización del comercio en su visita a China elevando al máximo la tensión con Estados Unidos que lo sostuvo ante la ofensiva del bolsonarismo y generó un frente interno por la desmedida bienvenida a Nicolás Maduro a la cumbre de Brasilia en la que dijo que existÃa "una narrativa contra Venezuela", como si las violaciones a los derechos humanos y los presos polÃticos no fueran una realidad. En esa cumbre, Lula no logró garantizar el regreso de todos los paÃses suramericanos a la Unasur y estuvo al borde de quedarse sin documento de consenso.
Un diplomático brasileño con mucha experiencia en Itamaraty dijo a LPO que "decir que Lula está viejo no es completamente incorrecto". "Lula se ve a sà mismo como un lÃder polÃtico importante, comparándose con Nelson Mandela, pero su auto percepción contrasta con la percepción que el mundo tiene de Brasil. La economÃa brasileña está estancada y desindustrializándose, y la única parte activa es el campo, representado por los votos de Jair Bolsonaro. Lula ha pasado más tiempo haciendo diplomacia presencial que Bolsonaro, pero sus declaraciones grotescas erosionan su capital polÃtico", agregó.
En ese sentido, la fuente remarcó que "el principal riesgo polÃtico de este gobierno es creer que está en 2003 cuando estamos en 2023, suena obvio pero hay mucha diferencia. La correlación de fuerza cambió mucho en Brasilia, en el Congreso, el poder que tiene la Cámara de Diputados y Senado es mayor que la de los últimos 20 años. Lula viene teniendo muchas rupturas ahÃ, pero también cambió mucho el escenario internacional y por ende cuanta influencia real tiene Brasil".
Otro foco de análisis del rumbo errático de Lula apunta a Celso Amorim, ex canciller y actual asesor especial de la presidencia en temas internacionales pero que opera como Canciller de facto en los temas de prioridad internacional.
"Lula y Celso Amorim perciben a Brasil como un paÃs emergente, una de las 10 poblaciones más grandes del mundo, una potencia de alimentos. La auto-percepción de Lula y Amorim, de Itamaraty, del liderazgo polÃtico brasileño, es muy distinta de la percepción que el mundo puede llegar a tener en Brasil, por el simple hecho que Brasil es un paÃs cuya productividad y economÃa está estancada hace 40 años. El último gran ciclo de crecimiento fue vendiendo soja, naranja, café, carne, leche, maÃz y trigo a China", agregó la fuente.
Lula no logró reactivar la Unasur en una cumbre regional que convocó en Brasilia
Además, agregó que "la Alianza del PacÃfico ha logrado acuerdos concretos, mientras que UNASUR es un edificio cerrado en Quito sin metas claras ni presupuesto. La izquierda latinoamericana no ha internalizado el éxito económico de los 2000 y parece estar buscando recrear una organización sin sentido".
"Los gobiernos del PT tienen una visión tercermundista de la polÃtica internacional, y los gobiernos de Lula siempre han enfatizado la estrategia de organizar a los paÃses del sur global para actuar juntos en la esfera global. Durante los primeros gobiernos de Lula, esta estrategia era más fácil de aplicar: hoy la división del poder internacional es más compleja: el conflicto entre China y Estados Unidos es más encarnizado y una posición no alineada es más difÃcil de manejar", culminó la fuente, que confirmó que Lula le prometió a Alberto Fernández la SecretarÃa General de la Unasur para cuando deje la Presidencia.
LPO también consultó a un destacado académico de las Relaciones Internacionales que dicta clases en la Escuela del Ejército de Brasil que prefirió no revelar su identidad y analizó: "La polÃtica exterior del gobierno de Lula parece estar guiada por la idea de rescatar internacionalmente el prestigio de Brasil como lo fue entre 2003 y 2010, más especÃficamente entre 2008 y 2010. Sin embargo, sin una lectura real de los cambios geopolÃticos del globo, no hay cómo recuperar el papel global de Brasil".
"Hay intentos de posicionarse, como la idea de elevar la relevancia de América del Sur en términos globales, el tema de la mediación con Ucrania, pero el impulsor de la polÃtica, Lula, termina por atacarla invirtiendo en anti-términos brasileños Occidentales, legitimando regÃmenes que son ideológicamente aliados. Por lo tanto, lo visto hasta ahora en el tercer gobierno de Lula termina siendo un ejercicio de frustración, más aún por la buena voluntad de muchos paÃses con la nueva administración", añadió.
Sobre la promesa fallida a Argentina, esta fuente señala que "Lula prometió algo que no pudo cumplir, pero no sabÃa que no podrÃa hacerlo. Pensó que, debido a que Dilma habÃa sido elegida como la nueva directora del Banco BRICS, podrÃa usar el dinero del Banco a su antojo. Pero se olvidó, primero, de leer las normas del Banco, y segundo, de estar de acuerdo con los demás BRICS".
Sobre los cuestionamiento a Celso Amorim, lo considera "un actor importante en la polÃtica exterior brasileña, porque fue dos veces ministro de Relaciones Exteriores y es una de las pocas personas a las que Lula escucha en materia de polÃtica exterior" pero aclara que "el problema es que eso crea un foco de tensión con la diplomacia profesional del Itamaraty, que nunca lo criticará en público, pero que lo ve como un obstáculo para la conducción de la polÃtica exterior, que tradicionalmente ha sido dominio del Itamaraty". "Amorim a menudo trata de ser el canciller por encima del canciller real, que es Mauro Vieira. Sin embargo, solo Lula puede resolver este problema, ya que él fue quien lo creó. Por mucho que se le atribuyan algunas acciones externas a Amorim, hay que entender que esto salió de la cabeza de Lula", critica.
Esta profesional de las Relaciones Internacionales asegura que "la edad es un problema menor que la falta de viejos compañeros de PT. Los asesores directos de Lula actualmente son todos de una generación más joven del PT, y terminan viéndolo como una especie de mito, una leyenda, que no debe ni puede ser contradicha".
"Parte del éxito de las administraciones anteriores de Lula siempre han sido los asesores que lograron frenar los impulsos del presidente. Sin ellos ahora, Lula se siente prácticamente incuestionable, y el único capaz de entender los caminos de la gobernabilidad, lo que genera problemas diarios con sus declaraciones, tanto en lo interno como en lo externo", insiste.
"La solución pasarÃa necesariamente por una revisión de la comprensión de su papel y el poder de sus palabras como Presidente de la República, pero Lula no muestra voluntad en este momento de realizar ese proceso. Mientras tanto, el gobierno tendrá más choques con el llamado mundo real, tanto interna como externamente, y podrÃa poner al gobierno en una situación muy frágil", finaliza.
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