En medio de la euforia y el alivio que implica el cese al fuego alcanzado entre Israel y Hamás, se abre un profundo debate en el seno de la polÃtica israelÃ. La coalición que sostiene al primer ministro, BenjamÃn Netanyahu, tiene en su interior a una ala de extrema derecha que propone continuar con el conflicto y eliminar por completo a todos los integrantes de Hamas.
La extension en el tiempo de la ofensiva militar generó un fuerte rechazo popular que se expresó en silbidos y abucheos durante su discurso en la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv en la manifestación que se hizo como vigilia a la liberación de los rehenes.
Por eso, Netanyahu tuvo que hacer equilibrio entre lo que pide la coalición que lo sostiene y la demanda de paz de la sociedad que se cumplió con el apoyo masivo a la iniciativa impulsada por Trump.
"Juntos hemos logrado enormes victorias, victorias que han sorprendido al mundo entero. Y quiero decirles: en todos los lugares donde combatimos, obtuvimos la victoria, pero al mismo tiempo, debo decirles que la lucha no ha terminado", afirmó el primer ministro.
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"Es un acontecimiento histórico en el que se mezclan la tristeza por la liberación de los asesinos con la alegrÃa por el regreso de los rehenes. TodavÃa nos quedan por delante grandes retos en materia de seguridad. Algunos de nuestros enemigos están tratando recobrar fuerzas para atacarnos de nuevo", sostuvo.
El acuerdo de tregua entre Israel y Hamás, que entró en vigor el viernes, estipula un canje para la liberación de los últimos rehenes, vivos y muertos, que quedan en Gaza por casi 2.000 palestinos recluidos en cárceles israelÃes, entre ellos 250 presos "por motivos de seguridad nacional".
Sin embargo, con este cuadro, Netanyahu logró preservar la coalición intacta y los medios locales destacan que ninguno de los ministros de ese sector seguirán en el gobierno.
En este marco, LPO dialogó con Meir Margalit, analista y activista por la paz quien analizó en detalle el impacto local de este acuerdo. Margalit nació en Argentina y emigró a Israel en 1972. Durante su servicio militar sirvió en un asentamiento judÃo en la Franja de Gaza y resultó herido en la guerra de Yom Kipur en 1973. Además, fue concejal del Ayuntamiento de Jerusalén con el partido pacifista Meretz en dos ocasiones, de 1998 a 2002 y de 2008 a 2014.
Margalit dijo a LPO que "los cÃrculos extremistas están en contra de este acuerdo y se sienten profundamente decepcionados por lo que ellos denominan 'el fin prematuro de la guerra'. Sin embargo lo que llama la atención es que a pesar de ello, los ministros de los partidos extremistas, que amenazaron renunciar si Israel acepta un cese de fuego, continúan en el gobierno".
El analista israelà afirma que "para Israel es muy fácil encontrar motivos para reiniciar los combates y dentro de los altos mandos de las Fuerzas Armadas, hay grupos derechistas frustrados por no haber completado la tarea que se encargaran de generar los motivos para reiniciarla".
En relación a como queda BenjamÃn Netanyahu con este cese al fuego, Margalit sostuvo que "a corto plazo Netanyahu puede vender este acuerdo como victoria y el discurso de Trump en el parlamento israelÃ, asà lo presenta. Si Netanyahu adelanta las elecciones (que deberÃan llevase a cabo en noviembre de 2026) él podrÃa volver a ganarlas".
De todas formas, Margalit asegura que "las garantÃas otorgadas por Trump y por Qatar no valen mucho. Los gazatÃes están mas desprotegidos que nunca y no hay ninguna garantÃa que Netanyahu las cumpla".
Respecto de la percepción de la población israelà en relación a Netanyahu, Margalit asegura que se divide en dos grandes grupos. La mitad del paÃs esta contra Netanyahu por ser el responsable directo del desastre del 7 de octubre 2023. PodrÃamos definirla como la parte liberal del paÃs. La otra mitad, derechista, religiosa, nacionalista, fundamentalista y lo apoya incondicionalmente". "Es por eso que la mitad del pueblo, o tal vez después de este acuerdo, un poco mas de la mitad volverá a votarlo pase lo que pase", remarca.
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Por último, Meir Margalit señaló que "si bien ellos (los partidos extremistas) son minorÃa, tiene mucho poder dado que son bisagra en el gobierno, por lo cual ellos marcan el rumbo y el ritmo de la polÃtica israelÃ. La oposición a Netanyahu tampoco estarÃa en condiciones de retirarse de Cisjordnia por temor a una guerra civil". "De modo que en esta guerra (como en toda guerra) todos perdieron, pero Mahmoud Abbás y la Autoridad Palestina, son los grandes perdedores de esta contienda", concluyó.
Los ministros de Seguridad, Itamar ben Gvir y de Defensa, Bezalel Smotrich, son los que defienden las posturas más radicalizadas y pondrÃa en jaque al gobierno si se retiran.
Para acceder al poder y evitar su podible detención por causas de corrupción, Netanyahu formó en 2022 un gobierno de ultraderecha en una negociación con el partido Sionismo Religioso de Smotrich que tiene 14 de 120 escaños en el Parlamento y Poder JudÃo de Ben Gvir que suma 6 diputados.
Sin el apoyo de esas bancas, el gobierno de Netanhayu se cae y el premier israelà deberÃa enfrentar a la justicia. Pero esto no ocurrió y Netanyahu mantuvo la coalición sólida a pesar de las amenazas de renuncias de los dÃas previos.
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