Cónclave
"Es posible que el próximo Papa se modere para contener a los sectores conservadores"
"Puede haber una salida algo más centrista", dijo a LPO el especialista Diego Mauro.

El Vaticano vive horas decisivas en la previa de la votación para elegir el próximo papa. Las versiones en las últimas horas respecto del sucesor de Francisco son variadas y confirma la existencia de tres grupos.

Por un lado, los que buscan la continuidad con las ideas de Francisco, los que defienden su legado pero apuntan a una moderación y quienes pretenden volver a las ideas conservadoras de los tradicionalistas.

El estadounidense Raymond Leo Burke, uno de los críticos más firmes de Francisco, se perfila como un candidato de los sectores conservadores y se ha mostrado con el guineano Robert Sarah, otro protagonista de tensiones con Bergoglio y afín al ala ratzingeriana. A este bloque podrían sumarse varios africanos, que se opusieron con firmeza al documento Fiducia supplicans, sobre la bendición de parejas homosexuales. 

El gran operador de este grupo es el cardenal Beniamino Stella, una figura influyente del esquema de poder de Roma. Sin embargo, en las últimas horas este frente estaría dispuesto a dejar de lado nombres que dividen, como el alemán Gerhard Müller, y apoyar perfiles de consenso como el Patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa , el cardenal de Budapest, Péter Erd, el de Colombo, Albert Malcolm Ranjith, y el holandés Willem Jacobus Eijk.

Del lado progresista, el más alineado con el enfoque pastoral de Francisco es el cardenal Matteo Zuppi, como adelantó LPO. Otro nombre que circula es el del cardenal de Malta, Mario Grech, a quien el papa encomendó el camino sinodal de la Iglesia y uno que es considerado outsiders como el francés Jean-Marc Aveline.

Un cardenal cercano a Bergoglio anticipa una elección abierta: "Puede pasar cualquier cosa"

Por su parte, en el sector más centrista aparecen figuras como el secretario de Estado Pietro Parolin, el estadounidense Francis Prevost, misionero en Sudamérica, y el filipino Luis Antonio Tagle.

Diego Mauro, investigador del CONICET y miembro del Observatorio de Culturas Religiosas de la Universidad Nacional de Rosario, dijo a LPO que "circulan todo tipo de especulaciones. Lo cierto es que las conversaciones avanzan con normalidad. Mientras más avancen más rápido se resolverá el cónclave. Muchos consideran, sin embargo, que las cosas pueden empantanarse y, claro está, es una posibilidad". 

"Un dato relevante en este sentido es que si bien los llamados novendiales -los nueves días de luto tras la muerte de un papa- concluyeron el domingo, el inicio del cónclave se fijó para el 7 de mayo. Es decir, se dilató un poco el inicio con el propósito, me parece, de tener unos días más para los intercambios y las deliberaciones", prosiguió.

El especialista sostiene que "es algo lógico si tenemos en cuenta, además, que con Francisco la Iglesia aceleró su globalización. En 1978, cuando se eligió a Juan Pablo II, los cardenales prevenían de unos cincuenta países. En este caso superan los setenta. Muchos no se conocen personalmente. Por otro lado, no es ninguna novedad que Francisco fue muy resistido por sectores conservadores y el ala tradicionalista del catolicismo y hay que acercar posiciones". 

Sobre las tensiones entre los cardenales leales a Bergoglio y los conservadores, Mauro afirma que "lo primero que me parece importante decir en este sentido es que no tenemos que olvidarnos de que el catolicismo romano es una religión. Por supuesto, los alineamientos políticos e ideológicos -basados en concepciones teológicas distintas- existen y son fundamentales. Pero no son los únicos criterios que guían a los cardenales". 

Lo primero que me parece importante decir en este sentido es que no tenemos que olvidarnos de que el catolicismo romano es una religión. Por supuesto, los alineamientos políticos e ideológicos -basados en concepciones teológicas distintas- existen y son fundamentales. Pero no son los únicos criterios que guían a los cardenales

"Tenemos que creerles que creen y que también se dejan guiar por procesos de introspección, de reflexión, de oración. Todo eso se combina para tomar una decisión. En parte por esto es muy difícil predecir lo que puede suceder, porque no alcanza con hacer una aritmética en clave política de tendencias u orientaciones (tradicionalistas, conservadores, progresistas y moderados)", agrega. 

No obstante, plantea Mauro que "si tengo que arriesgar, creo que en este cónclave puede buscarse un papa que continúe el legado de Francisco pero que al mismo tiempo lo modere, de manera de contener a los sectores opositores. Una salida algo más centrista, si tal definición tiene algún sentido para pensar a la Iglesia". 

Cardenal Stephen Chow Sau-yan.

"Puede haber sorpresas. El propio Bergoglio no era uno de los cardenales papables en el 2013. Tampoco lo era Juan Pablo II en 1978. Si dejamos de lado los candidatos que todos miran (Pietro Parolin, Mateo Zuppi, Luis Antonio Tagle, Peter Erdo, Willem Eijk, etc.) hay muchos otros que también tienen alguna posibilidad, sobre todo si las primeras votaciones no muestran un candidato fuerte. Hay un francés, Jean Marc Aveline en la línea de Francisco o un congolés como Fridolin Ambongo que algunos analistas ven con posibilidades", continuó.

El investigador también se refirió a las eventuales presiones políticas de los gobiernos que quieren influir en la elección. En ese aspecto, aseguró que "en teoría en el cónclave los cardenales se aíslan. Dejan el celular, todo afuera. Pueden llevar muy pocas cosas. En parte para neutralizar influencias del exterior. Un poco con la misma lógica con la que se inventó el cuarto oscuro que empleamos en nuestros procesos electorales". 

Si dejamos de lado los candidatos que todos miran (Pietro Parolin, Mateo Zuppi, Luis Antonio Tagle, Peter Erdo, Willem Eijk, etc.) hay muchos otros que también tienen alguna posibilidad, sobre todo si las primeras votaciones no muestran un candidato fuerte. Hay un francés, Jean Marc Aveline en la línea de Francisco o un congolés como Fridolin Ambongo que algunos analistas ven con posibilidades

"Obviamente, el mundo no desaparece por esto y las variables geopolíticas siguen jugando. Pero lo hacen en el marco de todas esas otras cosas que te señalaban: las creencias y la fe de los cardenales y los alineamientos políticos y teológicos. No lo veo como un factor determinante, porque, además, los catolicismos más poderosos económicamente, por ejemplo el de Estados Unidos o el de Alemania, tienen visiones muy diversas en su interior", remarcó. 

En esa línea, el investigador detalla que "la vía sinodal alemana está en el extremo más progresista de la Iglesia y en Estados Unidos hay tanto figuras importantes cercanas a Trump, como puede ser Raymond Burke -totalmente enfrentado con Francisco- como otras más próximas a él, como el actual arzobispo de Washington Timothy McElroy. Que tampoco habría que descartar".

Diego Mauro considera que "es difícil saber que tan profundos terminarán siendo los cambios de Francisco. Tenemos que ver cómo siguen desarrollándose algunos procesos en los próximos años. El resultado del cónclave será clave en este sentido. La Santa Sede es una especie de monarquía y Francisco se valió de esos atributos justamente para avanzar, pero intentando, al mismo tiempo, ir limitándola de modo que sus iniciativas puedan sobrevivir en el futuro". 

El llamado Sínodo de la Sinodalidad, insiste,  "fue una de sus apuestas más fuertes en esta dirección. Allí, de abajo hacia arriba, participaron católicos de todo el mundo, confluyendo en entidades diocesanas, nacionales, regionales y finalmente en el sínodo de obispos en Roma. Allí participaron más de medio centenar de mujeres y laicos con derecho a voto. Un hecho inédito y que, sin dudas, marca un hito en la historia del catolicismo. Los resultados del sínodo, sin embargo, han sido moderados".

Matte Zuppi.

"No se avanzó por ejemplo con el diaconado femenino. Para los católicos progresistas de Alemania tuvo sabor a poco. No obstante, creo que lo más importante del Sínodo -que cabe aclarar es sólo consultivo, o sea, el papa sigue teniendo la última palabra- es que, más allá de los cambios que pudo impulsar, alienta una especie de "cultura de diálogo", como la definieron teólogos cercanos a Francisco como Emilce Cuda o Víctor Fernández. Y esa cultura de diálogo es la que, en el futuro, volverá a plantear debates y discusiones sobre el rumbo a seguir. Una muestra de su importancia es que, justamente, esto es lo que más temen muchos conservadores: una actitud de permanente reflexión y debate interno", detalló. 

Si tengo que arriesgar, creo que en este cónclave puede buscarse un papa que continúe el legado de Francisco pero que al mismo tiempo lo modere, de manera de contener a los sectores opositores. Una salida algo más centrista

En relación a los desafíos, Diego dijo que "son muchos. Por supuesto, están los que tienen que ver con los casos de abuso y los hechos de corrupción. Eso sigue estando presente. No obstante, me parece que el principal será administrar las tensiones internas. No sólo entre perspectivas más o menos conservadoras o progresistas, sino las que se derivan de una Iglesia cada vez menos europea y más global".  

"Mientras los católicos africanos crecen al 3 por ciento anual, los europeos están estables o decrecen. En Asia se crece menos del 1 por ciento por año, pero dada la población del continente los desafíos pastorales son muy grandes para Roma", puntualizó.

"El Papa se hizo humanista cuando el humanismo moría"

Por último, Diego Mauro dijo que "las estructuras de la Iglesia, ancladas en Europa y América, tendrán que profundizar su presencia en África y Asia. Todo esto supone enormes desafíos de todo tipo. Francisco reivindicó varias veces esta diversidad y propuso la figura del poliedro para contenerla". 

"En sus palabras "construir una unidad que no suprima las diferencias", sino que las contenga y administre. El principio es sin dudas adecuado, y ha servido también para apuntalar el humanismo social de Bergoglio, pero materializarlo en prácticas e instituciones concretas es muy difícil y en los próximos años todas estas tensiones no dejarán de crecer", concluyó.

Pietro Parolin.

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