
El Gobierno constató que la polarización se les empezó a ir de las manos y apura medidas para evitar un triunfo de Cristina. |
Se soltaron las trenzas y sacaron del cajón un plan de emergencia: Inyectar dinero como sea en los bolsillos, bombear la demanda para que aumente el consumo y se genere sensación de mejora que permita ganar las elecciones. Cualquier similitud con el kirchnerismo no es casual.
Apretado por las encuestas el gobierno de Mauricio Macri está haciendo casi todo lo que criticaba. Pero como no son kirchneristas lo mezclan con anuncios de ajuste, responsabilidad fiscal y suba de tarifas...para después de las elecciones.
El mensaje es tan transparente que lastima los ojos. Ahora vamos a hacer dos meses de populismo: 50 mil millones de pesos en préstamos blandos con plata de la Anses, descuentos del 50 por ciento en supermercados a clientes del Bapro, obra pública a fondo y sigue la lista. Después de octubre volvemos a gobernar en serio.
No es una administración bipolar. Es una fuerza en minorÃa tratando de sobrevivir. Nada para criticar por ese lado. "Si perdemos las elecciones no se puede hacer nada, la prioridad es la fortaleza polÃtica", explica un ministro de los importantes.
Al gobierno de Macri lo corren por izquierda por ajustador y por derecha por populista. El infierno previsible del gradualismo. Pero una vez embarcados, a semanas del desafÃo electoral, complicado bajarse. "Yo entiendo lo que me decÃs, pero ustedes con esa receta duraron quince dÃas en el Gobierno", lo despachó de buena manera Nicolás Dujovne a su amigo Daniel Artana, economista de FIEL y obsesivo del equilibrio fiscal.
El Gobierno tiene un plan que puede no gustar pero es bastante pragmático, lo que no significa que vaya a resultar. El modelo teórico es Israel: Una economÃa que corrige y normaliza por "acumulación". Es un plan de ocho años piso y treinta de meta. En cuatro años está todo por la mitad y es la mitad mala.
Inflación, crecimiento, equilibrio fiscal, reconversión productiva, modernización laboral, reforma impositiva. La agenda es desmesurada, pero se eligió ese camino largo y según el Gobierno más sostenible que el shock que ensayó el menemismo.
El problema es como ganar elecciones en el tramo áspero, cuando te crecen los decepcionados hasta en los entornos más amigables. Y ahora sà estamos hablando.
El Sinaà de Macri
Para cruzar esas arenas ardientes, el gobierno trazó dos estrategias: Polarización con Cristina y agenda ética y de seguridad, de lucha contra las mafias y los corruptos. Por eso Lilita, Ocaña y Gladys. Dos banderas que se suponÃa, se retroalimentaban en un cÃrculo virtuoso al estilo Ciudad Gótica: Allá los malos, acá los buenos.
Ese modelo tenÃa riesgos altÃsimos y era la contracara ventajera de un plan más maduro: Acuerdo de gobernabilidad con el peronismo racional -incluido Massa- y despliegue de una agenda de reformas que trascienda la coyuntura electoral inmediata. El costo era que exigÃa compartir el poder, algo que a Macri le gusta tan poco como a Cristina. Mejor polarizar y acumular en casa.
Hoy los diarios se enteraron que la agenda de corrupción no suma demasiados votos, o mejor dicho no alcanza para atenuar las penurias económicas. Buenos dÃas, buenas noches. Y el otro efecto era tan previsible que casi aburre comentarlo: Cristina en la polarización puede ganar y de hecho por ahora encabeza las encuestas.
Entonces, el gobierno rompió el vidrio de emergencia y apuró un plan populista. Lo que más allá de su efectividad -que no hay que descartar-, implica una enorme derrota simbólica. ¿No era que habÃamos pasado de una atrasada visión de economÃa cerrada y bombeo de la demanda, a una abierta e integrada, basada en la inversión, la ampliación de la oferta y la exportación de bienes con valor agregado? Puede ser, pero después de las elecciones ¿Pero en dos años no hay elecciones de nuevo? ¿Cómo serÃa, nos modernizamos en los años pares y nos volvemos populistas en los impares?
Si suena inconsistente es porque acaso lo sea. Pero esto es polÃtica, un mundo donde la consistencia no es necesariamente un valor, ni mucho menos garantiza el éxito. Macri está tratando de encontrarle su cuadratura al cÃrculo y oscila entre la frustración por las reformas que no terminan de arrancan y las urgencias electorales, mientras le prende una vela al cambio por "acumulación".
Es un plan posibilista y poco creativo que pone como eje la supervivencia, una tarea siempre difÃcil en la voluble Argentina.
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El problema es que quiza Cristina por sus causas judiciales, cansancio, ya no este para liderar el pais pero sus ideas, la union con brasil, el mercosur, la soberania es lo que hay que profundizar para ser alguna vez un pais en serio.
Como dice el amigo Franz mas abajo, israel sin lavado de guita y sin que te mantengan los yanquis y alemanes es inviable...
Saludos.
Y no se entiende eso de "peronismo racional". Todo el peronismo lo ha sido, lo es y lo será. Irracional es andar bombardeando plazas y creer que más allá del llamado liberalismo y del marxismo no hay doctrina política posible. Se ve que el "fubismo" sigue siendo un cáncer en este país.
Al engendro pro-carrió le falta aliados para llevar a cabo sus planes. Dentro de poco, también le van a faltar votos. Hablar de la corrupción anterior no sirve para tapar la corrupción actual, que es enorme.
Además, el populismo no existe: es una construcción intelectual de la señora del finado Laclau, con la finalidad de insertar al poscomunismo en los movimientos realmente populares. O sea, otra forma de entrismo que, a su vez, le sirve al capitalismo financiero global para ningunear a quienes se resisten.
MACRI DIAGNOSTICO MAL LA ECONOMIA.
ME PARECE QUE SE VA ANTES.