Coparticipación
Alberto lo hizo de nuevo
Por Ignacio Fidanza
El Presidente volvió a dejar en el aire a aquellos que se arriesgaron a acompañarlo, esta vez en la pelea con la Corte.

La capacidad de destrucción de su propia base política apenas empieza a cristalizarse, como una súper vacuna que mata a los virus incluso antes que terminen de nacer, es una habilidad, un poder extraordinario, pero al revés, no le suma nada y lo debilita. Pero eso no le quita letalidad, como un doble cinturón de plomo, que arrastra al fondo a quien se acerque.

Alberto se había convertido en un personaje secundario de su propia Presidencia, hasta que el fallo de la Corte Suprema en favor de la Ciudad, le devolvió protagonismo. En pocas horas logró reunir a catorce gobernadores peronistas a su lado, sin la presencia molesta de Cristina o Massa, y se puso al frente de una pelea que prometía, al menos, la épica de un choque de poderes. Uno de esos desafíos al sistema, justo al borde, que tanto le gustan a los peronistas.

Wado busca trasladarle a Massa el costo de enfrentar el fallo de la Corte SupremaLos quince valientes juramentaron con su firma en un papel que se giró a los medios. En el expediente todavía nada. Prometían hasta la última gota de sangre para la guerra que se venía. Pero claro, los gobernadores firmaban y las denuncias por desacato las iban a recibir los funcionarios a cargo de instrumentar la desobediencia judicial. Alberto, Massa y Wado. El camporista fue el primero en bajarse con un estilo que hizo famoso el ex ministro Kulfas, el retroceso en off. ¿A mi porque me miran? Nunca fui parte de la causa. Su presencia a lo largo de las audiencias de conciliación en la Corte debe haber sido un espejismo.

El punto rojo de la mira láser se traslado a Massa, que empezaba a cocinarse bajo el fuego de dos hornallas: el desacato judicial y la agitación de los mercados. Difícil mesurar cuál era más dañino para su proyecto presidencial. Pero bastó un día de cotizaciones de los dólares libres disparándose para que el Gobierno retrocediera.

Alberto no es tonto, en todo caso el descuido es de aquellos que creen que esta para arriesgar en serio. Viene cuidando su retiro con un esmero que supera la pulsión por retener el poder. Se entiende: todo para evitar el espejo de Cristina.

LPO anticipó en la noche de Navidad que la diagonal que proponía Economía para salir del cul de sac que construyó Alberto se llamaba bonos. Una rendición elegante que prometía evitar el agravio de los pesos transitando de la cuenta del Banco Nación al Banco Ciudad.

En medio de las fiestas, Massa tomó contacto con la Corte Suprema, luego vino el giro de Alberto, que una vez más dejo expuestos a todos los que respondieron a sus tambores de guerra. Como en el fallido cambio de gabinete de septiembre del año pasado, Alberto destruyó al albertismo antes del amanecer. Perotti, viejo zorro santafesino, la vio venir. Es el único gobernador peronista que hoy no tiene que andar reprochándose el bochorno de haber firmado un comunicado que duró menos que las fiestas. Se fue Papa Noel y se llevó la magia de una pelea épica. Por suerte.

Alberto no es tonto, en todo caso el descuido es de aquellos que creen que está para arriesgar en serio. Viene cuidando su retiro con un esmero que supera la pulsión por retener el poder. Se entiende: todo para evitar el espejo de Cristina.

Se puede decir cualquier cosa de su Presidencia, pero hasta en el fallido comunicado prometiendo desobedecer un fallo de la Corte, su Gobierno se caracterizó por una corrección institucional poco habitual en la Argentina. Hay que mirar los hechos, no las palabras. No firmó decretos para nombrar jueces de la Corte Suprema, ni avanzó con reformas judiciales de dudosa constitucionalidad. Hizo simulacros de todas esas cosas para contener a Cristina, hasta que Cristina se dio cuenta que se trataba de jueguitos de Roblox y sobrevino la ruptura. Alberto no estaba dispuesto a mojarse para ayudarla con sus causas.

Es tan así que acaso la única línea consistente que cruza su mandato es el esfuerzo por evitar denuncias que lo persigan una vez que deje el poder. Por eso, pagó para cerrar la causa del festejo de cumpleaños en medio de la cuarentena. Está claro que Alberto no pensó como Cristina en que lo juzgue la historia. Más práctico, prefirió la vergüenza del presente para evitarse la incomodidad futura.

A esta altura es muy evidente que pone más empeño en asegurarse un pasar confortable como ex presidente, que en continuar en el poder. Por supuesto, hace el mínimo esfuerzo necesario como para no terminar completamente licuado, pero si hay que elegir, se elige la placidez del retiro con la jubilación de juez de la Corte Suprema y la idea del prestigio del ex presidente que no robó. 

Imposible no suponer que acaso se mire en el espejo de su admirado Alfonsín. Una imagen que quizás también explique su, por momentos, incomprensible fascinación por el Grupo Puebla, la Celac y toda la constelación ligeramente decadente del progresismo regional. Son medallas pintorescas para un ex presidente latinoamericano que disfruta como pocas cosas codearse con los socialistas españoles en las agradables tertulias de Madrid.

Pero volvamos a la áspera Argentina que nos toca vivir al resto de los mortales. ¿Cómo sigue la pelea por los fondos? El recurso de apelar a bonos para pagar una obligación que se liquida cada día es novedoso. Hasta ahora, se utilizó para saldar stock de deuda atrasada. Casos San Luis y Santa Fe, por ejemplo. Seguramente la Ciudad lo impugne.

Pero ya viene la feria de enero. Difícil que la Corte se reúna para tratar una discusión de mecanismos de pago. O sea que posiblemente la discusión real, cuándo y cómo el gobierno pagará a la Ciudad, quedará para febrero o marzo, momento en que empezaran a definirse las candidaturas a presidente. 

Cuesta imaginar mejor regalo para Larreta, que con este pleito encontró una oportunidad irremplazable para recuperar una centralidad que se le venia escapando. ¿Será un regalo del profesor de derecho que, sobre el final, retoma esa idea del nuevo centro para la Argentina insinuada al inicio de la pandemia? 

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  • 3
    konig
    27/12/22
    20:03
    Creo que Fidanza acierta mucho en algo que no leí de nadie: esta pensando mas claramente en un futuro tranquilo y no lleno de causas judiciales como los de Cristina y Macri, en eso al menos fue ms inteligente.
    Responder
  • 2
    observador
    26/12/22
    22:35
    " Alberto se hizo de nuevo" debiese ser el titular.
    Responder
  • 1
    miguelitocorredor
    26/12/22
    22:26
    Lo único que falta es que digan que Alberto es garantía de institucionalidad en Argentina...

    Cosas como estas les hacen perder credibilidad.

    Bueno... si es por eso todo el periodismo en la Argentina está en tela de juicio por su no credibilidad.
    Responder
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