A lo largo de su historia, Bolivia ha tenido serios problemas para conformar una unidad nacional estable. |
Las elecciones del domingo 19 de octubre en Bolivia, dieron un claro ganador en la segunda vuelta: Rodrigo Paz Pereira. Heredero de una familia tradicional de la polÃtica e hijo del ex presidente Jaime Paz Zamora. Lo evidente del hecho fue que puso fin al ciclo de dos décadas de dominio polÃtico MAS, iniciado por Evo Morales Ayma y que culmina, por ahora, con el actual presidente Luis Arce Catacora.
Es verificable que los procesos polÃticos de clivaje social deben lidiar con resistencias sectoriales y que para imponerse, en muchos casos, se tornan dogmáticos y carentes de matices. La intensidad de las reformas con perfil ideológico marcado -de cualquier signo- necesitan de una organización polÃtica que se sustente en el dogmatismo y la disciplina partidaria, pero suelen tener un alto déficit para incursionar por pliegues más amplios que le permitan adecuar la montura a la coyuntura del momento. Las decisiones implementadas con estas caracterÃsticas confunden los instrumentos de circunstancias en ejes permanentes. De esta manera se puede observar que el proceso polÃtico boliviano, con su caracterÃstica "plurinacional", tuvo cuatro efectos que dinamitaron la estabilidad del MAS en el gobierno: a) La disputa no resuelta entre el concepto de estado nacional y federalismo étnico que tensiona la unidad territorial. b) La nacionalización correcta de los hidrocarburos, pero sin una ventana para la inversión. Un estatismo sin management comercial que agotó la reservas fósiles, con la consecuente falta de dólares y la suba de la inflación. c) El intento por el cuarto mandato de Evo Morales quebró el frente interno del MAS determinando la ruptura partidaria y la génesis en el colapso del gobierno de Luis Arce. d) Una limitada polÃtica internacional circunscrita sólo al espectro de las afinidades ideológicas.
A partir de las apreciaciones descritas el gobierno terminó con una representación electoral minoritaria en la primera vuelta electoral y enfrentamientos internos en la lÃnea de lo irreconciliable. ¿Por qué acontecen estos hechos si las intenciones polÃticas son similares y tienden a la participación, integración y cohesión social?
La respuesta deberÃa pasar por la lÃnea de la ejecución de los procedimientos adecuados y también razones estructurales. La historia suele demostrar de manera reiterada que los procesos polÃticos donde las herramientas del sistemas (partidos polÃticos, movimientos o alianzas) son más importantes que las instituciones de la intermediación polÃtica de la democracia liberal no tienen respuestas a todos los escenarios electorales, ni adecuación polÃtica y plasticidad para atravesar momentos con dificultades -restricción externa, baja precios de commodities o falta de infraestructura- en un periodo de gobierno. El contexto donde se desarrollan todos los hechos son condicionantes y determinan los resultados. No contemplar factores externos, ambientales, sociales, económicos, culturales y religiosos suelen transformar en fracaso las buenas intenciones regidas por esquematismos ideológicos.
Si posamos una mirada desde un prisma más alejado podemos observar que, a lo largo de su historia, Bolivia ha tenido serios problemas para conformar una unidad nacional estable. No solo la orografÃa ha representado un obstáculo para una adecuada articulación del Estado en todo su territorio, también la heterogeneidad étnica y los contrastes entre las diferentes zonas del paÃs han producido verdaderas fracturas internas.
La denominada "media luna" boliviana ha sido considerada, en ese sentido, como un factor de inestabilidad polÃtica permanente que amenaza la unidad del paÃs. Las tensiones se manifiestan cÃclicamente bajo un afán secesionista de los departamentos del denominado Oriente boliviano, liderados por Santa Cruz de la Sierra. Esta porción geográfica, que se completa con los departamentos de Pando, Beni y Tarija, aloja los principales yacimientos de hidrocarburos y las grandes llanuras de explotación agrÃcola y ganadera. Es una estructura económica ligada al comercio exterior y, fundamentalmente, a la economÃa brasileña, beneficiada durante años por el esencial aporte en materia energética, a bajo costo, para la industria paulista. Durante buena parte del siglo XX, el Brasil fue desarrollando una concepción geopolÃtica que encuentra sus fundamentos en la proyección de su influencia sobre el Oriente boliviano, a fin de atraer su potencial productivo.
En este escenario de inestabilidad operan actores de cercanÃa que vacÃan de contenido el centro geopolÃtico restando influencia y propiciando desestabilizaciones internas. La situación a superar no se resuelve con miradas de fragmentación unidireccional, sino desde un modo cooperativo en el interior del paÃs. Con una mirada estratégica del territorio y orden polÃtico interno con acuerdos generales de los sectores. Bolivia debe transformarse en un espacio de atracción centrÃpeta, hub logÃstico en la conexión bioceánica y superar asÃ, su vacÃo geopolÃtico.
En este punto el próximo presidente Rodrigo Paz Pereira tendrá que administrar, con sabidurÃa polÃtica toda la complejidad geográfica, sociológica y el componente etnico que habita el territorio boliviano. Cuenta con una legitimidad polÃtica de origen relevante, pero con una gran carencia de organización partidaria que le permita desplegar rápidamente, en el terreno, una interacción inmediata con diferentes bases sociales. Los medios masivos y redes sociales actúan en la fase comunicacional, muchas veces reiterativas y hacia una misma audiencia, pero no como polea de transmisión de acciones y demandas cercanas a la vida cotidiana intrasectorial (microeconomÃa de impacto socio-económica-ambiental). Un detalle no despreciable serÃa mirar a nuestro paÃs, donde podrÃa ser muy instructivo y verificable, que las formas usadas para ganar las elecciones de modo reiterado caen en desuso cuando se debe administrar el estado, gobernar el territorio y proyectarlo a la esfera polÃtica internacional. La espontaneidad no es un instrumento adecuado para llevar adelante una administración. Para alcanzar los propósitos es necesario desarrollar procedimientos aglutinantes de diferentes sectores, pero también entramados de las relaciones humanas directas, mensajes públicos y la clara manifestación de no marginar a ningún sector polÃtico de la conversación pública. Los cambios en el paradigma del mensaje, reduciendo la pulsión social hacia antagonismos irredentos, predisponen reacciones positivas hacia comportamientos armónicos favoreciendo la mesura, el equilibrio y la negociación polÃtica. Plataformas mÃnimas que tributan al bienestar general.
Los desafÃos y oportunidades de Bolivia para el futuro inmediato son evidentes. El paso bioceánico atravesando el corazón de Sudamérica (Bolivia-Paraguay) será, si es razonablemente aprovechado, la oportunidad para cambiar el ciclo de la irrelevancia a la relevancia estratégica. Para lograr este objetivo, el nuevo gobierno, tendrá necesariamente que fortalecer la unidad polÃtica nacional y poner contenidos al "vacÃo de centro" por un epicentro con capacidad de transformarse en un eje dinámico de articulación entre fuerzas productivas de alcance regional.
Frente a este complejo escenario de oportunidad, los lÃderes y dirigentes de todos los sectores bolivianos deben asumir un mayor protagonismo, aportando nuevas perspectivas con énfasis en la integración y unidad territorial con sentido estratégico. Perspectivas superadoras a las miradas locales que se nutren de la fragmentación.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.