Editorial
El presidente, ausente en la cumbre del Mercosur ¿Qué significa?
Por Horacio Lenz
La política tiene mucho más que ver con la física, que con la matemática. Nunca queda un espacio vacío, siempre alguien lo ocupa.

Tanto los medios, como los fines, son factores determinantes en los resultados políticos. La diplomacia, la defensa, la inteligencia integrada y el comercio, son los insumos principales de la política internacional de una nación. Estas políticas se enmarcan en el diseño que realiza el Poder Ejecutivo y son ejecutadas, en la fase diplomática, por el Ministerio de Relaciones Exteriores. A partir de esta plataforma, el conjunto de los actores públicos y privados le dan volumen al procedimiento de estrategia nacional analizando con precisión el escenario global. Tales políticas deben ser aplicadas, en primera instancia, sobre el arco de países limítrofes e ir acumulando proyección regional, para insertarse posteriormente en el plano global.

La ausencia del Presidente Javier Milei en la ultima cumbre del Mercosur, lejos de definir una alternativa diplomática, simplemente manifiesta desapego por la política internacional que, como recién aclaramos, debe comenzar por los espacios geográficos de cercanía. La prioridad con la que el actual Jefe de Estado atiende encuentros de segunda clase, dotados de un carácter personal, pone a nuestro País en una alarmante minusvalía política regional, dado que opera como un mandatario que administra el Estado para beneficio de una agenda privada.

Bajo esta lectura, podríamos considerar que tanto Luis Ignacio "Lula" Da Silva, como Jair Bolsonaro, actuaron coordinadamente en defensa del interés estratégico del Brasil. El primero, liderando el encuentro de Presidentes; el segundo, invitando a Milei a una reunión sin sentido, a escuchar "piadas" groseras para distraerlo. Como resultado, Brasil acumuló en Asunción más volumen, prestigio e influencia regional. Podríamos estar casi convencidos de que los presidentes del Brasil no actuaron conforme a un plan, pero de igual manera lograron conseguir el éxito buscado por Itamaraty.

La política tiene mucho más que ver con la física, que con la matemática. Nunca queda un espacio vacío, siempre alguien lo ocupa. Argentina es un país emergente de segundo orden y el Presidente debe conocer la dimensión de lo que administra. Cierto es que algunos países, ausentándose de eventos multilaterales, enfatizan su presencia a razón de su relevancia; pero otros, como nosotros, siempre debemos de ocupar todos los ámbitos para robustecer nuestro protagonismo, aunque más no sea sólo por la vía de la diplomacia. Un déficit en la política regional multilateral, no se compensa con una reunión bilateral con el Presidente de Uruguay en Buenos Aires, pero tampoco con el rápido traslado de la hermana del presidente a la embajada de Francia a disculparse. Karina Milei fue a la sede diplomática por los dichos de la Vicepresidenta Victoria Villarruel o por la visita de algunos diputados de LLA a represores, entre los que se encontraba Alfredo Astiz?. Nombre que sensibiliza tanto en estas tierras como en Paris. Se evidencia que este conjunto de hechos negativos expone una manifiesta improvisación en diferentes campos de la política internacional. El Presidente argentino tendrá argumentos para justificar su ausencia, pero lo que no se puede evitar es la consideración de que en Asunción, se comenzó a diseñar un nuevo borrador comercial, tanto de fronteras internas como a escala global. Monopolizó el encuentro el Presidente Lula. En sintonía con la relevancia de la Cumbre, el Presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, puso los límites sobre cómo se debe de actuar en la región para luego poder reclamar, proponer o inducir: "Esta es una reunión de Presidentes y deben de estar todos acá, en este momento". Reemplazar la figura del Jefe de Estado por su Canciller, en una reunión de presidentes, no solo es un desatino a la cortesía diplomática, sino además, expone un desconocimiento sobre los niveles de debate que se dan en cada momento. En suma, a la ministra Mondino se le dificulta colmar con palabras algunos espacios referentes a la política internacional, sobre todo queda en falta cuando debe afrontar detalles diplomáticos mínimos o profundizar en materia geopolítica. Su mirada solo desde un prisma economicista, la limita en la interpretación política compleja que caracterizan las relaciones internacionales.

Si la relevancia de Argentina fuera de una mayor magnitud global se podría tener una consideración compasiva sobre las maniobras en el exterior del Presidente. Pero lo que vemos es a un ciudadano argentino que lleva adelante agendas internacionales en búsqueda de obtener satisfacciones individuales; y que cuando debe representar al país en encuentros de dimensión interestatal, como el último G7 en Italia al que fue invitado por la presidenta Giorgia Meloni, su presencia resulta pobre y anodina, tanto en lo político como en lo conceptual, pues, no emitió palabra.

En estos seis meses de gobierno se vuelve evidente la carencia de gestualidades e ideas en el campo diplomático. Si no tiene política internacional - la única - indefectiblemente carece del resto. ¿Por qué pensaríamos que tiene un plan económico si no sabe cómo pararse frente al mundo? ¿Es posible construir un programa económico con desorden político, acusaciones al sistema democrático y desdén por la política internacional, con agresiones verbales a otros jefes de Estado y en confrontación pública con agendas centrales de otros países?.

Evaluando el grado de déficit estructural, es difícil considerar que cuenta con un plan asertivo. Y aún encontramos más elementos críticos para interpelar el desenfoque internacional del Gobierno: declarar que su política exterior es sólo con EE.UU e Israel, expresa una notoria limitación. La Argentina ha desarrollado un sinfín de vínculos diplomáticos con centenares de países y, a su vez, tenemos relaciones económicas en todos los continentes. El Presidente podría no sólo admirar a los países que menciona, sino en lo posible, imitarlos en su accionar diplomático, en virtud de volverse permeable a los esfuerzos encomiables que ellos realizan para expandir sus lazos cooperativos. Por lo tanto, cabría preguntarse si estos errores de procedimiento son producto de la incapacidad personal para transmitir y desarrollar vínculos, o si se deben a la falta de ideas generales. Aunque tambien pueden ser ambas cosas. La política internacional es la única, pero cuando se la ubica en la fase ideológica no sólo limita la instrumentación, sino que además, demuestra carencia en la dimensión de Estado.

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