El gobernador de Santa Fe sufrió el revés más duro desde que compite en polÃtica. |
Maxi Pullaro sufrió el revés más duro desde que compite en polÃtica. Porque se involucró poniendo personalmente todo lo disponible para que los candidatos de Provincias Unidas tuvieran el mejor desempeño. Lo único que no hizo fue estar en la lista. Pero eligió a su vicegobernadora para encabezarla, se adhirió a ella en todos los actos y entrevistas de la campaña, y también comprometió a su entera coalición de gobierno. Salieron terceros, muy lejos, con el 18 por ciento.
Desde el principio de sus gestiones Pullaro tuvo con Milei una relación tensa, retorcida pero no de antagonismo. Le mostraba, a menudo con discursos en los mismos ámbitos, que él cree en el Estado, en la inversión pública, en hacer caminos, en subsidiar tasas para créditos al sector productivo, en construir gasoductos, en tomar deuda para apuntalar a la industria y no al sector financiero. Pero apoyó temprano el Pacto de Mayo del oficialismo y mandó a sus legisladores a votar con los libertarios en situaciones definitorias. Lo hizo en la Ley Bases donde se avanzaba sobre legislación laboral, se delegaban facultades al Ejecutivo y se disponÃan privatizaciones. Tan opuesto a la corrupción kirchnerista, se negó frontalmente a conformar una comisión investigadora por el Criptogate contra el presidente.
El domingo a Pullaro le llegó la cuenta por esa ambigüedad. El electorado escogió entre dos variantes rÃgidas: avalar al gobierno o desafiarlo. La opción de Provincias Unidas fue de gobernadores que a veces podrÃan acompañar a Milei y a veces no. Cualquier experimento hÃbrido el fin de semana fue incomprendido o despreciado. La polarización lo pulverizó.
La Libertad Avanza arrasó en Santa Fe y le sacó 12 puntos al peronismo
Pero las elecciones son muy cambiantes según los niveles y los momentos de disputa. Y las cosas pueden ser muy distintas cuando Pullaro busque ser reelecto dentro de dos años. Por muchos factores que también están inscriptos desde el domingo.
Uno de ellos, muy importante, es que el espacio del peronismo santafesino, que jugó de oposición de manera expresa y casi de modo excluyente, tuvo un desempeño modesto, inferior al esperado por sus adherentes y los rivales. Con una candidata con frescura personal y solvencia polÃtica no pudo llegar al 30 por ciento de los votos. A la vez que se renovó el espacio histórico del justicialismo también mantuvo a varias de sus momias. En el pullarismo hoy no le ven un rendimiento que los ponga en crisis.
Donde sà aparece una amenaza para el gobernador es en el sector libertario que superó los 40 puntos con un candidato, AgustÃn Pellegrini, desconocido hasta para el periodismo polÃtico. Ganó el que pusieran Milei o en este caso Karina. Romina Diez es la bandera de los violetas. Que son adversarios que litigan por adhesiones comunes con Pullaro. Y que vienen ganando elecciones con claridad, como pasó el domingo, en Rosario y Santa Fe, dos ciudades que concentran la mitad de la población provincial.
Pero toda suerte de un libertario está atada sine die al destino de Milei. Romina Diez, Juan Pedro Aleart o cualquier dirigente de LLA no existen por sà solos. Ni en Santa Fe ni en ningún lado.
No es lo que le pasa a Pullaro, que es un gobernador que más allá de las pasiones encontradas que despierte, tiene una gestión que mostrar. Y que además ha exhibido en los menos de dos años que lleva en su cargo una inusual aptitud polÃtica para conseguir lo que quiere.
Quedó atrás el millón de votos que lo llevaron al sillón del Brigadier. Pero él hizo lo que ninguno de sus antecesores en democracia logró. Controla las dos cámaras de la Legislatura. Con eso renovó una Corte Suprema de muy discutida calidad y desempeño técnico. Obtuvo una ley para reformar la Constitución, se puso como convencional y la mitad de los constituyentes estuvieron en su bloque. Designó jueces y fiscales con criterios discutibles, en algunos casos incurriendo en arbitrariedad, pero defendiendo sus parámetros en la discusión pública.
Tiene un plan económico basado en obra pública con equilibrio fiscal. Hizo reformas normativas con largas mayorÃas legislativas para endurecer la polÃtica de seguridad y logró en el primer año un asombroso descenso del 65 por ciento de los homicidios en una provincia visitada por la prensa internacional por sus niveles de violencia.
En ese camino encaró polÃticas de control del espacio público --durante años vacÃo-- donde existen arbitrariedades y abusos en la identificación de personas que han sido cuestionadas por jueces respetables. Sacó una reforma previsional empujada por el déficit crónico de la caja jubilatoria provincial que es alimentado por la negativa de Milei a hacer los aportes nacionales obligados. Esa reforma fue muy resistida por los empleados estatales al igual que el premio a la asistencia docente que enardece a este colectivo de trabajadores y probablemente en parte explique el desinfle de Provincias Unidas.
Pullaro sabe que la derrota de ayer es toda suya. También sabe, lo dijo el domingo a la noche y es cierto, que para los gobernadores es difÃcil incidir desde su competencia en el resultado nacional. El lo intentó: mucha exposición personal, enormes recursos para la campaña y campaña desde la ventaja de su centralidad estatal.
No lo logró. Pero esta elección ya es historia.
El jueves de la semana pasada estuvo en Rosario el ex secretario de Industria MatÃas Kulfas. A un auditorio descreÃdo de empresarios pymes les dijo que al gobierno nacional le iba a ir bien polÃticamente y vaticinó que rondarÃa los 35 puntos. Pero que el programa económico está terminado. Cómo lo estaba el de Menen al ser reelecto en 1995 o el de Macri en 2017 al ganar la elección de medio término.
Los que oÃan pensaron que en el pronóstico electoral desvariaba. Se quedó corto, pero mucho menos que la mayorÃa. Sobre lo segundo está la incógnita que definirá la suerte de Pullaro como la de tantos gobernadores que jugarán por su permanencia. El peronismo tendrá que cambiar muchas cosas para desafiarlo con éxito. Los libertarios están obligados a tener dos buenos años en el paÃs si quieren vencer en Santa Fe. Porque enfrente tienen a un dirigente que tiene una administración basada en un plan.
Pullaro habÃa salido bien parado de cada prueba, aunque ahora está acariciando lo áspero. Salvo cuando ganó para convencional tuvo un año electoral donde su espacio vio a sus rivales desde abajo. Sin embargo desde ahora pisará la zona que domina. Estará obligado a gestionar bien, pero sus rivales también tienen trabajo. Los libertarios no lo conseguirán de nuevo con otros dos años de recesión. Los peronistas se debaten en un partido con dirigentes propios menguantes y una novedad que viene de una centroizquierda extrapartidaria, que tiene energÃa y encanto pero requiere maduración polÃtica, en un tablero donde hoy a lo que huele a progresismo le piden documentos.
Con los libertarios enfrente no se puede ser anfibio. Y Pullaro perdió. Al subir al escenario ensayó algún acercamiento. "Vamos a trabajar para que a Argentina le vaya muy bien: a nosotros no nos van a encontrar en el club del helicóptero, vamos a acompañar para que nuestro paÃs pueda crecer".
La motosierra que viene no lo va a perdonar. Para sostener la meta fiscal acordada con el FMI el gobierno tendrá que ajustar por lo menos 2 puntos del PBI en gasto primario no indexado, lo que equivale a más de 10 billones de pesos. Las provincias no deben esperar que se recompongan las transferencias automáticas o mejores condiciones fiscales. A los gobernadores amigables a los que nunca mezquinó rebenque, el sorprendido Milei del triunfo les mostró un lado más suave. Pero el ajuste será más duro y las provincias lo saben.
Pullaro perdió. Pero los escenarios cambian todo el tiempo. Cuando la pelota ruede en su campo el partido es otro.
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- 1Hace 9 dÃas01:47Pullaro es el sucesor de Larreta. Es un woke socialista.