Editorial
Voto a voto
Por Gonzalo Arias
Muchos electores se debaten entre el miedo que les genera Milei y la desconfianza que les despierta Massa.

Con la percepción de que en función de la paridad que estaría registrándose entre Sergio Massa y Javier Milei se avecina un ballotage que se definirá por estrechos márgenes, los candidatos y sus equipos ajustan detalles de último momento y afinan sus esfuerzos de persuasión a fin de poder captar votos en diferentes segmentos del electorado.

En este contexto, las encuestas muestran que ambos candidatos tienen pisos electorales sólidos, que parecieran ya a esta altura consolidados, pero también que al mismo tiempo ambos parecen haber encontrado sus techos, que se revelan difíciles de perforar. Algo que, por cierto, resulta previsible a la luz de dos candidatos que generan importantes niveles de rechazo para muchos electores, que por estas horas se debaten entre el miedo que les genera Milei y la desconfianza que les despierta Massa.

La batalla es entonces cuerpo a cuerpo, voto a voto. Ante un escenario tan ajustado, cada voto vale y cotiza alto. Como es lógico ante el escenario binario que promueve el ballotage, la principal apuesta de las campañas de Massa y Milei pasa por intentar capturar la mayor parte posible de los votos de Juntos por el Cambio (23,8% y 6.379.000 votos) y de Juan Schiaretti (6,7% y 1.802.000 sufragios).

Tras una semana de "ruidos" por el intempestivo "pacto de Acassuso" y cierta pérdida de centralidad del candidato libertario frente a la figura del ex presidente Macri, Milei parece haber recuperado competitividad, por lo que sus chances están aún intactas. Es que, si como indican algunas encuestas podría aspirar a quedarse con entre el 70 y el 75% de quienes votaron a Bullrich y la mitad de los que lo hicieron por el gobernador cordobés, estaría muy cerca de llegar a la Casa Rosada. Con ventaja en CABA, Mendoza, Santa Fe y Córdoba, el libertario eligió a está ultima como epicentro de su cierre de campaña.

Sin embargo, en un escenario de altísima incertidumbre, tanto la campaña del miedo como algunos errores no forzados de Milei y su entorno, le permiten a Massa albergar aun cierta esperanza. En este contexto, el sempiterno optimismo de Massa pareciera chocar contra un obstáculo a todas luces inocultable: dónde y cómo buscar los votos para compensar la importante cantidad de voluntades que el libertario estaría en condiciones de captar entre los que acompañaron a Bullrich y a Schiaretti.

Aunque la aritmética electoral pareciera indicar que la tarea es difícil, el "ministro-candidato" está lejos de resignarse. En esta semana previa a un debate donde alberga la esperanza de "exponer" las inconsistencias y peligros de Milei, realizó una intensa gira de dos días por dos provincias atravesadas por un profundo anti-kirchnerismo. En Córdoba, donde ya se resignó al hecho de que no recibirá ni el más mínimo guiño de su otrora aliado Schiaretti, pone sus fichas en el gobernador electo Llaryora y en otros referentes, a la vez que busca proyectar la imagen de un candidato moderado, de centro, y alejado del kirchnerismo, como carta para intentar revertir la pésima elección de octubre (salió cuarto, con 14%). Está ultima referencia discursiva no es en absoluto menor: desde el massismo son conscientes de que gran parte de la desconfianza que despiertan entre el voto "opositor" al actual gobierno deriva de su cercanía con el kirchnerismo.

Asimismo, los estrategas de Massa creen posible retener algo más del 30% de los votos de JxC, entre aquellos que votaron a Rodríguez Larreta en las PASO, los seguidores de Carrió y, sobre todo, los del espacio de la UCR encolumnado tras Morales y Lousteau. Por último, confía en que la fortaleza del aparato justicialista en territorio bonaerense le permitan compensar allí lo que ocurrirá seguramente en el centro del país.

Así las cosas, conscientes de que para inclinar el fiel de la balanza el próximo 19 de noviembre los candidatos tienen que persuadir a una parte de sus votantes y, sobre todo en el caso de Massa, procurar que otros -más próximos a JxC- al menos no se inclinen por el libertario.

Por ello, hay dos variables que será centrales para dirimir la elección: el nivel de participación y el porcentaje de voto en blanco. En otras palabras, si la participación baja y sube el voto blanco, los techos electorales bajan y crecen las chances de Massa; si la participación se mantiene en los niveles de las generales y el voto blanco no se dispara, Milei puede alcanzar la victoria. Más incertidumbre para una campaña con un final infartarte.

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