Editorial
La encrucijada de Juntos por el Cambio
Por Gonzalo Arias
Mientras Milei insinúa que "halcones" del PRO y otros sectores más liberales del espacio acabarán por apoyarlo, Massa ya habla de un "gran acuerdo nacional" .

El camino hacia las elecciones generales del 22 de octubre entra en la recta final con una pléyade de interrogantes y muy pocas certezas, entre las que se encuentra la condición de "favorito" que ostenta Javier Milei.

Sin embargo, en un escenario de tercios -aunque cada vez más imperfectos- las chances de un triunfo del libertario en primera vuelta parecen muy poco probables: para alcanzar el 45% de los sufragios o el 40% con 10 puntos porcentuales de diferencia respecto a su inmediato perseguidor debiera sumar votos en segmentos que, al menos en esta instancia, no parecen dispuestos a acompañarlo en las urnas.

Así las cosas, pareciera confirmarse el escenario de una elección "en tres tiempos", en las que las PASO que del 18 de noviembre serían el escenario de la "batalla final". Teniendo en cuenta que el candidato libertario tiene virtualmente un lugar asegurado en ese "mano a mano", la gran incógnita radica en quién lo enfrentará.

A esta altura, con todos los matices y la cautela que exige un escenario tan incierto como el actual, el ministro-candidato Sergio Massa pareciera estar mejor posicionado de cara a ese objetivo: el triunfo de Milei no solo le permitió instalar un escenario de polarización entre dos modelos sino que, al compartir con el libertario el objetivo táctico de correr de la escena a JxC, consiguió que su rival aceptara subirse a un ring en el que solo hay lugar para dos.

En este contexto, Patricia Bullrich encara un último tramo de la campaña plagado de obstáculos de diversa índole. Para empezar, debe lidiar con la centralidad que tanto Milei -en cuanto favorito- y Massa -con su frenético raid de anuncios como Ministro- ostentan en la campaña, y que le dificulta a la ex ministra de Seguridad tanto ganar mayor visibilidad como generar hechos y mensajes que impacten, incidan en la agenda y conciten la atención del electorado.

A ello se le suma una realidad que es a todas luces más que evidente: las heridas, resquemores y desconfianzas propias de la feroz interna del espacio aún anidan en muchos actores de la coalición. Una interna caliente que, como la misma candidata lo reconoció recientemente, no solo debilitó a un espacio que se avizoraba como el favorito, sino que hoy horada la credibilidad de la imagen de unidad que se quiere proyectar. Los ejemplos abundan, pero vale mencionar solo uno por la naturaleza de los actores involucrados: recién a escasos 25 días del domingo electoral Horacio Rodríguez Larreta será uno de los protagonistas centrales de una actividad de la campaña bullrichista. Y, con el agravante de que ello ocurre cuando algunos sondeos indican que está reteniendo solo 6 de cada 10 votos de su rival en las PASO.

En tercer lugar, la postulante cambiemita enfrenta serias dificultades para edificar una narrativa y un discurso convincentes. Y no solo porque el "fenómeno Milei" parece representar mejor la "naturaleza" del cambio que demandan amplias franjas del electorado, lo que le permitió al propio libertario calificarla como "segunda marca" de la oferta de la derecha liberal. Es que, además, la nueva apuesta discursiva de la candidata, el viejo y conocido "anti-kirchnerismo", no solo parece tener la potencia aglutinante de antaño sino que en boca de una representante del espacio que llevó a Macri a la presidencia podría ser contraproducente: muchos votantes parecieran percibir que el kirchnerismo ya es un ciclo agotado, mientras que los más cautelosos tienen muy presente el rotundo fracaso macrista y por ello dudan de la capacidad de JxC para ponerle un punto final.

Sin muchas opciones para elegir en una limitada "caja de herramientas", la candidata de JxC intenta convertir los triunfos provinciales del espacio en un trampolín para crecer en el plano nacional. Así como lo hizo en Chaco y Santa Fe, esta semana fue el turno de un territorio que considera muy cercano, y en el que tuvieron lugar las últimas elecciones provinciales anticipadas. Sin embargo, el contundente triunfo del radical Cornejo en Mendoza, aunque superó las expectativas y puede haber insuflado bríos de optimismo en las desconcertadas filas cambiemitas, difícilmente pueda extrapolarse al plano nacional.

Aquí aparece precisamente una de las paradojas del actual proceso electoral. JxC está teniendo la mejor performance electoral de su historia a nivel provincial: a partir del próximo 10 de diciembre gobernará al menos 6 provincias (Jujuy, Corrientes, Chaco, Santa Fe, Santa Cruz, San Juan, Mendoza y San Luis), a los que podrían sumarse otros distritos (como CABA) el próximo 22 de octubre. Sin embargo, una potencial derrota en las presidenciales dejaría al espacio al borde de una ruptura.

Por lo pronto, los dos candidatos que más chances tienen de llegar al ballotage ya mueven algunas fichas en ese sentido, buscando acelerar la eventual descomposición del espacio opositor e incidir en la reconfiguración del sistema político que se viene. Mientras Milei insinúa que "halcones" del PRO y otros sectores más liberales del espacio acabarán por apoyarlo, Massa ya habla de un "gran acuerdo nacional" y aprovecha actividades institucionales para mostrarse con gobernadores radicales y alimentar trascendidos respecto a la potencial participación de referentes del partido centenario en su hipotético gobierno.

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