Milei está convencido de que la desaceleración de la inflación no solo es el principal logro, sino que será su principal herramienta para pedir el voto en las elecciones del año próximo. |
A muy pocos dÃas de haber anunciado el comienzo de la demorada "fase 2" del proyecto económico del presidente Milei, la respuesta negativa de los mercados y la profundización de la incertidumbre entre los actores económicos, forzó una respuesta del equipo económico.
En un inusual anuncio realizado durante el fin de semana, bastante caótico en términos de comunicación (lo adelantó el presidente, lo retomó Caputo y lo aclaró Quirno), se anunció la profundización del cerco sobre la emisión monetaria.
En concreto, en función de esta suerte de "adenda" de la ya anunciada fase 2, a la eliminación de la emisión monetaria por déficit fiscal y por los pasivos remunerados del Banco Central (los conocidos puts), se le sumó el fin de la emisión por la compra de dólares.
De esta forma, el Banco Central dejará de emitir para comprar dólares en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), como venÃa ocurriendo, y se financiará haciendo un movimiento en el mercado de Contado con Liquidación, aspirando a congelar asà -e incluso reducir- el nivel de la base monetaria.
La medida llega después de una semana en la que los dólares financieros habÃan alcanzado sus precios máximos, y el blue creció 9,5% en una tendencia alcista que lo llevará a superar por tercer mes consecutivo la tasa de inflación. En este contexto, la brecha cambiaria con el dólar mayorista se amplió al 62,6%, la más alta en siete meses.
Frente a ello, el gobierno se decidió por actuar rápidamente sobre la brecha, aun sabiendo que la medida tendrá un impacto negativo sobre las reservas del Banco Central, cuya recuperación llevará más tiempo del previsto inicialmente. Una decisión que evidencia las prioridades del gobierno no solo en materia económica sino también los lineamientos de su estrategia polÃtica.
La clave, para Milei y su equipo, pasa por aferrarse a como dé lugar al plan de desaceleración la inflación, que veÃan amenazada por un crecimiento de la brecha cambiaria con potencial de presionar sobre el nivel de precios.
Es que el presidente está convencido de que no solo es el principal logro demostrable, sino que será su principal herramienta electoral para pedir el voto para sus legisladores el año próximo. Una apuesta a todas luces riesgosa, tanto desde el punto de vista económico como del polÃtico.
En lo que respecta a la polÃtica económica, con unas reservas netas del Banco Central -descontados depósitos privados y préstamos- que son otra vez negativas, el anuncio vinculado al fin emisión por compra de dólares deja muy claro que el gobierno no tiene en su horizonte el reclamado levantamiento del cepo que, en estas circunstancias, podrÃa producir una peligrosa volatilidad de la divisa estadounidense. Además, existe el riesgo de que, al menos en el corto plazo, pueda impactar negativamente sobre los bonos y aumentar las expectativas de devaluación, lo que explica en gran medida el aumento del riesgo paÃs. Por último, la dilación en la recomposición de las reservas afectará seguramente cualquier negociación con el FMI.
También desde el punto de vista polÃtico los riesgos son muy evidentes. Si bien es cierto que las encuestas de opinión reflejan que el importante apoyo que conserva Milei se cimenta en gran parte en el hecho de haber cumplido con la promesa de combatir la inflación, en un escenario en donde la recesión puede profundizarse y extenderse más allá de lo previsto, es esperable que las preocupaciones ciudadanas migren masivamente a otros temas como el empleo o los salarios, con un proceso electoral que todavÃa parece muy lejano.
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