Más allá del "veranito" macroeconómico y la funcionalidad de una oposición sumida en la más profunda irrelevancia, las encuestas muestran una altÃsima volatilidad del clima de opinión. |
Apuntalado por una racha positiva en los indicadores económico-financieros, envalentonado por una fragmentación opositora que no deja de profundizarse, en control nuevamente de la iniciativa polÃtica y -por ende- con dominio absoluto de la capacidad de agenda-setting, Milei da cuentas de una recuperación asombrosa en términos de imagen, aprobación de gestión, confianza e incluso expectativas de futuro.
A casi 11 meses de su meteórico ascenso al poder, y tras dos meses consecutivos de tendencias negativas en términos de opinión pública y "humor social", no solo los mercados le sonrÃen, sino que las encuestas muestran una marcada reversión de estas tendencias. En lo que respecta a imagen, la última medición de Aresco da cuentas de que la positiva de Milei se ubica en 53,7%, con un diferencial positivo de 7,4%. En este mismo sentido, el último informe de PoliarquÃa, señala que la imagen del Presidente ya recuperó 6 de los 7 puntos que habÃa perdido entre agosto y septiembre.
Asimismo, la evaluación de gestión también marcó una importante recuperación: siempre según Aresco la positiva se ubica en el orden del 52,5%, por debajo del pico de 55,7% en junio, pero casi 3 puntos encima que la del mes pasado (49,6%). La misma encuesta también da cuentas de un dato quizás más auspicioso para el gobierno que la imagen presidencial o la evaluación de gestión, más ancladas en el pasado y presente, y que tiene que ver con la recuperación de la senda positiva en el plano de las expectativas, lo que en definitiva remite a una visión de futuro y a la tolerancia social a los tiempos de la recuperación económica: las expectativas positivas cerraron para octubre en 49,2% (vs 48,5% negativas), dando cuenta de un fuerte cambio de tendencia respecto a agosto (44,4% positivas contra 53,1% negativas).
Lo cierto es que más allá de la confluencia entre el "veranito" macroeconómico (caÃda del riesgo paÃs, estabilidad del dólar, recuperación de reservas, performance de los bonos, etc.) y la evidente funcionalidad de una oposición sumida en la más profunda irrelevancia, estos números llaman la atención tanto por la altÃsima volatilidad del clima de opinión reinante, como por la manifiesta capacidad de resiliencia del propio Milei. Si bien está claro que estas variables concurrentes (más claramente la económica) no implican logros "duraderos", y que muchas incógnitas de corto y, más aún, de mediano plazo todavÃa arrecian en términos de gobernabilidad, el oficialismo pareciera encarar el proceso electoral aún en ciernes con relativismo optimismo.
Si bien aún faltan algunos meses "calientes" para atravesar el verano y comenzar a desandar el calendario electoral, el presidente, las bases de su "triángulo de hierro" (Santiago Caputo y Karina Milei) y los arietes de la "motosierra" (Toto Caputo y Sturzennegger), parecen decididos a capitalizar estos nuevos brÃos en dos sentidos que se complementan. Por un lado, aceleran con una serie de medidas que en mayor o menor medida se inscriben en lo que simbólicamente se ha dado en llamar la "batalla cultural", como la reestructuración de la AFIP, la propuesta de privatización de AerolÃneas, la iniciativa de auditar las universidades, la nueva avanzada sobre el empleo público (intimación a jubilaciones, despidos, exámenes de idoneidad, etc.), y la cuestionable arremetida contra los medios (tanto en lo que respecta a algunas medidas fiscales como a las repudiables diatribas presidenciales), entre otras.
Y, por el otro, avanzan con una serie de movimientos más bien tácticos e instrumentales, entre los que se cuentan las negociaciones con los gobernadores por el Presupuesto, los intentos de contener al PRO en el Congreso para blindar el tercio pro-veto y DNU, el nuevo y sigiloso intento por reflotar los pliegos de los dos candidatos a la Corte en el Senado y, por supuesto, la arquitectura electoral para tener el sello propio habilitado para las próximas elecciones.
Es en este contexto que cabe preguntarse, aún con la cautela que exige semejante anticipación, no solo por las perspectivas electorales del oficialismo en 2025, sino por la posible estrategia que podrÃa adoptar de cara a este importante hito para la gestion libertaria. Al respecto, hay un primer dato que asoma y que podrÃa explicar el actual ralentà del motor electoral del oficialismo, que no escarmienta ante la creciente impaciencia de Macri por cerrar un acuerdo, a la vez que celebra el recalentamiento interno tanto del PJ como de la UCR: LLA serÃa la única fuerza que sumarÃa significativamente bancas, y si bien es cierto que ello responde en gran medida a que arriesga solo unas pocas, expone al resto de las fuerzas a un retroceso casi inevitable.
Asà las cosas, comienzan tÃmidamente a escucharse hacia el interior de las huestes libertarias algunas reticencias a cerrar un acuerdo con el PRO que tienen que ver ya menos con cuestiones personales, desconfianzas mutuas o recelos, sino con una lectura con pretensiones más estratégicas, y que podrÃa resumirse en la siguiente hipótesis: en un contexto de altÃsima fragmentación polÃtica y con un escenario en donde a nivel legislativo LLA tiene mucho para ganar, ¿son más fuertes los incentivos para la construcción de una coalición estable pero más condicionada (con el PRO), que la tentación de apostar a la fidelización de un núcleo duro y de perfiles más nÃtidos, aunque minoritario? Seguramente es muy pronto para responder a este interrogante, pero si hay algo de lo que Milei y su cÃrculo rojo están convencidos es que aún en minorÃa legislativa, en un contexto de crisis partidaria que no pareciera disiparse en el mediano plazo, pueden aspirar a hegemonizar la agenda.
Sin embargo, como en tantos otros momentos de nuestra historia, habrá que ver si estos cálculos estratégicos coinciden con el "humor social" vinculado al bolsillo. Nunca hay que olvidar, en este sentido, esa máxima del viejo Pugliese: "les hablé con el corazón, me respondieron con el bolsillo".
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