Escenario
Dilemas libertarios de cara al 2025
Por Gonzalo Arias
Más allá del "veranito" macroeconómico y la funcionalidad de una oposición sumida en la más profunda irrelevancia, las encuestas muestran una altísima volatilidad del clima de opinión.

Apuntalado por una racha positiva en los indicadores económico-financieros, envalentonado por una fragmentación opositora que no deja de profundizarse, en control nuevamente de la iniciativa política y -por ende- con dominio absoluto de la capacidad de agenda-setting, Milei da cuentas de una recuperación asombrosa en términos de imagen, aprobación de gestión, confianza e incluso expectativas de futuro.

A casi 11 meses de su meteórico ascenso al poder, y tras dos meses consecutivos de tendencias negativas en términos de opinión pública y "humor social", no solo los mercados le sonríen, sino que las encuestas muestran una marcada reversión de estas tendencias. En lo que respecta a imagen, la última medición de Aresco da cuentas de que la positiva de Milei se ubica en 53,7%, con un diferencial positivo de 7,4%. En este mismo sentido, el último informe de Poliarquía, señala que la imagen del Presidente ya recuperó 6 de los 7 puntos que había perdido entre agosto y septiembre.

Asimismo, la evaluación de gestión también marcó una importante recuperación: siempre según Aresco la positiva se ubica en el orden del 52,5%, por debajo del pico de 55,7% en junio, pero casi 3 puntos encima que la del mes pasado (49,6%). La misma encuesta también da cuentas de un dato quizás más auspicioso para el gobierno que la imagen presidencial o la evaluación de gestión, más ancladas en el pasado y presente, y que tiene que ver con la recuperación de la senda positiva en el plano de las expectativas, lo que en definitiva remite a una visión de futuro y a la tolerancia social a los tiempos de la recuperación económica: las expectativas positivas cerraron para octubre en 49,2% (vs 48,5% negativas), dando cuenta de un fuerte cambio de tendencia respecto a agosto (44,4% positivas contra 53,1% negativas).

Lo cierto es que más allá de la confluencia entre el "veranito" macroeconómico (caída del riesgo país, estabilidad del dólar, recuperación de reservas, performance de los bonos, etc.) y la evidente funcionalidad de una oposición sumida en la más profunda irrelevancia, estos números llaman la atención tanto por la altísima volatilidad del clima de opinión reinante, como por la manifiesta capacidad de resiliencia del propio Milei. Si bien está claro que estas variables concurrentes (más claramente la económica) no implican logros "duraderos", y que muchas incógnitas de corto y, más aún, de mediano plazo todavía arrecian en términos de gobernabilidad, el oficialismo pareciera encarar el proceso electoral aún en ciernes con relativismo optimismo.

Si bien aún faltan algunos meses "calientes" para atravesar el verano y comenzar a desandar el calendario electoral, el presidente, las bases de su "triángulo de hierro" (Santiago Caputo y Karina Milei) y los arietes de la "motosierra" (Toto Caputo y Sturzennegger), parecen decididos a capitalizar estos nuevos bríos en dos sentidos que se complementan. Por un lado, aceleran con una serie de medidas que en mayor o menor medida se inscriben en lo que simbólicamente se ha dado en llamar la "batalla cultural", como la reestructuración de la AFIP, la propuesta de privatización de Aerolíneas, la iniciativa de auditar las universidades, la nueva avanzada sobre el empleo público (intimación a jubilaciones, despidos, exámenes de idoneidad, etc.), y la cuestionable arremetida contra los medios (tanto en lo que respecta a algunas medidas fiscales como a las repudiables diatribas presidenciales), entre otras.

Y, por el otro, avanzan con una serie de movimientos más bien tácticos e instrumentales, entre los que se cuentan las negociaciones con los gobernadores por el Presupuesto, los intentos de contener al PRO en el Congreso para blindar el tercio pro-veto y DNU, el nuevo y sigiloso intento por reflotar los pliegos de los dos candidatos a la Corte en el Senado y, por supuesto, la arquitectura electoral para tener el sello propio habilitado para las próximas elecciones.

Es en este contexto que cabe preguntarse, aún con la cautela que exige semejante anticipación, no solo por las perspectivas electorales del oficialismo en 2025, sino por la posible estrategia que podría adoptar de cara a este importante hito para la gestion libertaria. Al respecto, hay un primer dato que asoma y que podría explicar el actual ralentí del motor electoral del oficialismo, que no escarmienta ante la creciente impaciencia de Macri por cerrar un acuerdo, a la vez que celebra el recalentamiento interno tanto del PJ como de la UCR: LLA sería la única fuerza que sumaría significativamente bancas, y si bien es cierto que ello responde en gran medida a que arriesga solo unas pocas, expone al resto de las fuerzas a un retroceso casi inevitable.

Así las cosas, comienzan tímidamente a escucharse hacia el interior de las huestes libertarias algunas reticencias a cerrar un acuerdo con el PRO que tienen que ver ya menos con cuestiones personales, desconfianzas mutuas o recelos, sino con una lectura con pretensiones más estratégicas, y que podría resumirse en la siguiente hipótesis: en un contexto de altísima fragmentación política y con un escenario en donde a nivel legislativo LLA tiene mucho para ganar, ¿son más fuertes los incentivos para la construcción de una coalición estable pero más condicionada (con el PRO), que la tentación de apostar a la fidelización de un núcleo duro y de perfiles más nítidos, aunque minoritario? Seguramente es muy pronto para responder a este interrogante, pero si hay algo de lo que Milei y su círculo rojo están convencidos es que aún en minoría legislativa, en un contexto de crisis partidaria que no pareciera disiparse en el mediano plazo, pueden aspirar a hegemonizar la agenda.

Sin embargo, como en tantos otros momentos de nuestra historia, habrá que ver si estos cálculos estratégicos coinciden con el "humor social" vinculado al bolsillo. Nunca hay que olvidar, en este sentido, esa máxima del viejo Pugliese: "les hablé con el corazón, me respondieron con el bolsillo".

Publicar un comentario
Para enviar su comentario debe confirmar que ha leido y aceptado el reglamento de terminos y condiciones de LPO
Comentarios
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellas pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento de terminos y condiciones será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.
Más de Gonzalo Arias

Milei y los senderos que se bifurcan

Por Gonzalo Arias
Las elecciones en Estados Unidos podrían ser un catalizador que consolide el rumbo de Milei y refuerce su visión global.

Los avatares del peculiar vínculo pro-libertarios

Por Gonzalo Arias
Tanto en la Rosada como en la mesa chica del PRO se debate cómo seguir con una relación que en el mediano plazo demandará de definiciones más concretas.

La odisea de Milei

Por Gonzalo Arias
Resulta difícil pensar que pese a la precariedad, fragilidad, improvisación y displicencia el gobierno pueda siempre salir airosos de situaciones difíciles.

¿Oasis o espejismo?: la travesia de Milei

Por Gonzalo Arias
El gobierno de Javier Milei atraviesa su peor momento desde el fulgurante y sorprendente ascenso del líder libertario al poder.

Turbulencias de aires no tan claros

Por Gonzalo Arias
Las encuestas registran un cambio de tendencia en el "humor social", lo que podría representar una suerte de "punto de inflexión".

Milei y la campaña permanente

Por Gonzalo Arias
Aunque la imagen positiva de Milei continúa evidenciando una tendencia declinante, sigue siendo no solo muy superior a la de sus predecesores sino alta a la luz del ajuste y la recesión.