Editorial
¿Bluff o All-in?
Por Gonzalo Arias
Al presidente no le quedan muchas jugadas posibles, aunque sepa que todo lo que haga en ese sentido implicará ceder aún más poder en favor de sus dos principales socios en el Frente de Todos.

El Presidente y su equipo más cercano comenzó la semana con lo que, ya sea por excesivo voluntarismo o desfasaje respecto a la realidad, fue interpretado como una señal positiva después de los peores momentos del mes de julio. 

El dólar informal retrocedió de $338 a $323 y, si bien el "blue" mantiene un alza de 83 pesos o 34,9% en lo que va de julio -lo que se materializa en una brecha del 147,2% respecto a la cotización oficial-, en la Casa Rosada esta "tensa calma" les permitió respirar algo de aire fresco, aunque sea al menos por unas horas.

Mientras los mercados concedían un relativo respiro, la ministra Silvina Batakis sostenía tres encuentros de gran relevancia en Estados Unidos: con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, con David Lipton, funcionario clave del Tesoro norteamericano, y con banqueros e inversores de Wall Street. Ante todos ellos, repitió el mismo libreto con el que intentó calmar a los mercados tras su inesperada asunción luego del portazo de Guzmán: que habrá ajuste fiscal, que la devaluación no está en el horizonte del gobierno, que las tasas de interés subirán, y que se cumplirán los compromisos asumidos ante el Fondo.

Más allá de esta nueva "profesión de fe" fiscalista -que, por cierto, en su momento no pudo aplacar las turbulencias-, el dato más relevante del paso de la flamante ministra por el corazón del mundo financiero global, tuvo que ver con sus resonantes declaraciones en relación al supuesto apoyo político con que contaría esta "hoja de ruta" esbozada ante los principales actores y operadores del sistema financiero.

Es que durante la ronda de preguntas ante los banqueros e inversores, y ante la ratificación por parte de la ministra de un evidente "giro ortodoxo", surgió la inevitable pregunta en relación a si esas definiciones contaban con los apoyos políticos de los principales referentes de la coalición oficialista. Un interrogante, claro está, muy pertinente habida cuenta la experiencia que estos grandes "influencers" de la economía global tuvieron con Martín Guzmán quien, desplegando sus habilidades de docente y conferencista exponía con tono imperativo los lineamientos de una política económica que luego era desmentida en los hechos por el propio Presidente, y resistida en lo discursivo por los sectores vinculados al kirchnerismo.

Si bien sería ingenuo y extremadamente simplista adjudicar a este comportamiento la responsabilidad exclusiva de la falta de credibilidad y confianza de los mercados en la gestión económica del gobierno nacional, se trata de un factor en absoluto menor. Es más, la propia Batakis lo experimentó en sus primeras semanas al frente de la cartera económica, cuando tras su apego discursivo a la disciplina fiscal tomó algunas medidas y realizó algunas declaraciones que parecían matizar esa impronta inicial. Los mercados, ante un gobierno que ya cuenta con muy poca credibilidad, tomaron nota de eso.

Lo cierto es que, según relata un banquero presente en el encuentro, Batakis esta vez explicitó que contaba con el apoyo del Presidente, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa, y que su plan económico es "el de los tres y fue aprobado por los tres en la coalición". Una definición que, sin dudas, no pasó desapercibida por los presentes, aunque abrió nuevos interrogantes que habrán seguramente de despejarse en las próximas horas.

¿Existe realmente un apoyo explícito de Cristina Fernández de Kirchner a este camino ortodoxo que la ministra expuso en Estados Unidos?, ¿Se trata de un "apoyo" en sentido estricto o, en el mejor de los casos, una tregua táctica para evitar una inminente catástrofe que arrastrara a todos? En una columna reciente en este medio hablábamos de que Batakis contaba con un "apoyo condicionado", algo que pese a sus declaraciones en Washington no pareciera haber cambiado hasta el momento.

No hace falta ser un eximio analista para entenderlo: si Cristina está de acuerdo con el rumbo trazado, ¿por qué no rompe el llamativo silencio y lo expresa con claridad? O, como mínimo, porque no se ha mostrado aun públicamente junto a la ministra. A esta altura ya todos sabemos que, en estos casos, las formas hacen al fondo. Un gesto simbólico en ese sentido, sin dudas, enviaría un mensaje inequívoco que pondría fin a las lógicas especulaciones al respecto y coadyuvaría a recuperar algo de la credibilidad perdida frente al mercado.

En todo caso, muchas de estas incógnitas se irán revelando conforme nos adentremos en una nueva semana cargada de tensiones cambiarias, turbulencias económicas y creciente malestar social. En primer lugar, sabremos si este apoyo explícito del que habló Batakis es un "bluff" con el que intentó sostener su apuesta e impresionar a sus interlocutores, o si -continuando con la analogía del póker- realmente tiene las cartas para arriesgarse a jugar las pocas fichas que le quedan en una apuesta "all-in".

Por lo pronto, el equipo económico prepara el anuncio de nuevas medidas, a lo que podría sumarse el demorado cambio en el gabinete. En este escenario, la figura central sigue siendo la del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien aparece como el candidato para renovar la Jefatura de Gabinete, y sumar volumen político en esta "nueva" etapa. Se sabe que un potencial ingreso del tigrense al gobierno vendría acompañado de un pliego de condiciones -que, en su momento, el presidente no aceptó- que no sólo implicarían cambios en varios organismos sino la formalización y exteriorización de un plan de consenso hacia el interior del Frente de Todos.

¿Será una oportunidad para que el gobierno intente relanzarse para superar lo peor de la crisis política y económica? Al presidente no le quedan muchas jugadas posibles, aunque sepa que todo lo que haga en ese sentido implicará ceder aún más poder en favor de sus dos principales socios en el Frente de Todos.

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