
Santiago Abascal admitió que la moción de censura contra Pedro Sánchez está destinada al fracaso. El jefe de Vox aseguró que la jugada en el Congreso de los Diputados busca "retratar" al gobierno y que la candidatura de Ramón Tamames es un "homenaje a los mayores", cuando lo cierto es que el partido no encontró otro dirigente retirado dentro de la izquierda que quisiera seguirles. Sin votos ni candidato propio, la moción es una oportunidad para los ultras.
Como el PP se abstendrá y su lÃder, Alberto Núñez Feijóo, ni siquiera estará en el pleno el dÃa de la votación, Abascal aprovechará para apuntar contra los populares y diferenciarse de la supuesta moderación que ha traÃdo consigo el expresidente de la Xunta. En Vox agitan que las generales se celebrarán el último domingo de mayo, junto a las municipales y autonómicas, aunque saben que es un argumento forzado. La moción es una simulación para levantarle el precio a una formación a la baja.
"Esto les dará unas horas de telediario. Esto es hacer que se hable de Vox, porque el que presenta la moción de censura no tiene lÃmite de tiempo. Es un dÃa y medio en el que Vox liderará el debate y acusará a Feijóo de ser un blandengue. El protagonismo será de Vox", dice a LPO el periodista Xavier Rius, autor del libro Vox, el retorno de los ultras que nunca se fueron.
El partido que dirige Abascal necesita mantenerse relevante, sobre todo, de cara a las generales. "Vox tiene 52 diputados, que le permite recurrir las leyes al Constitucional. Ha sido relevante para cambiar geometrÃas o mayorÃas polÃticas. Si en diciembre pierde diputados, y PSOE y UP pierden la mayorÃa, Vox puede ser determinante. Es mejor tener la llave del gobierno, con Abascal como vicepresidente, que tener 52 diputados y no servir para nada", señala.
Los sondeos indican que Vox cae en las preferencias de los votantes. El último barómetro del CIS le da los de Abascal el 10%, mientras que la encuesta de NC Report para La Razón otorga el 13,8% de los votos, cuando en 2019 se convirtió en el tercer partido con el 15%. En cualquier caso, la caÃda es relativa y dejarÃa a la formación ultra como socio clave en caso de que Feijóo tenga la posibilidad de sacar a Sánchez de Moncloa.
Además, Vox quiere hacerse un espacio entre el PP y el PSOE, ocupados en reprocharse los mensajes de la Kitchen y el caso Mediador, respectivamente. Y para eso no solo intenta subir el perfil, sino que se muestra como un partido unido y entregado a la misión de cargarse a Sánchez. La ruidosa salida de Macarena Olona, una de las diputadas más destacadas del grupo, quien recientemente reconoció la presunta colusión en su antiguo partido.
Feijóo dice que Vox "vive de la confrontación" por querer derogar la ley de aborto de Zapatero
"Olona no era del núcleo que creó Vox. Cuando la hacen portavoz adjunta en el Congreso empieza a tener una repercusión que hace sombra. Brilla demasiado y la mandan de candidata a AndalucÃa. Pero como Vox no es un partido democrático y todo lo decide Abascal, Olona se encuentra con que, aunque gane 100 mil votos más que en 2019, no será jefa de Vox en AndalucÃa y tendrá un comisario polÃtico que le dirá que votar y negociará por ella", explica Rius.
El periodista que ha seguido la evolución de Vox a través de los años asegura que Kiko Méndez-Monasterio, mano derecha de Abascal, negoció la entrada de Juan GarcÃa-Gallardo al gobierno de Castilla y León. Méndez Monasterio no tiene un cargo especÃfico en el partido, pero tampoco lo necesita. Basta con tener el aval del jefe. Abascal creó el Comité de Acción polÃtica, un grupo superconcentrado de poder, integrado entre otros por Jorge Buxadé y Javier Ortega Smith, dos de los más intransigentes de la dirección nacional.
Vox rechaza el modelo autonómico como parte de su bagaje ideológico y por eso no prosperan los liderazgos ultras en los territorios. Sin embargo, para Rius existe una dimensión autoritaria y económica en ese accionar. "Los estatutos suprimen la posibilidad de cesar a Abascal. Si una candidatura consigue los avales mÃnimos, se proclama. Es un funcionamiento piramidal. Las subvenciones que da el Parlamento de AndalucÃa para el funcionamiento del grupo para el grupo, y lo mismo ocurre en los ayuntamientos, ingresaba en una cuenta que manejaba Ortega Smith", sostiene.
Ese centralismo no hará más que reforzarse este año. Vox tiene que mantener el número de diputados en el Congreso por dos cuestiones vinculadas: engrosar el bloque de la derecha y obligar a Feijóo a pactar para formar gobierno. Rius afirma que no obedece a las elecciones, sino al ADN del partido, revelado en parte por Olona. "Ortega Smith escribÃa en una revista falangista. Vox ha elegido del falangismo la unidad de España. Buxadé siempre lo dice su libro SoberanÃa. Kike fue candidato al Congreso y al Parlamento Europeo por la Alianza por la Unidad Nacional, un partido neonazi, y ahora es miembro del Comité de Acción PolÃtica. Es gente de ultraderecha que ha hecho un partido autoritario que se queda con el dinero. Funciona como una empresa", remata.
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