La estrategia de choque y protagonismo de Pedro Sánchez parece haberse traducido ya en los sondeos. Según 40db y GAD3, el PSOE le pisa los talones al PP: el primero les da a los socialistas el 29% en intención de voto frente al 31% de los populares, mientras que el segundo es menos beneficioso para el presidente del Gobierno, pero le da un resultado similar, 28,5%, con Alberto Núñez Feijóo escalando al 36,6%.
Ambas encuestas se realizaron tras el triunfo del PP en las autonómicas y municipales de finales de mayo, y en plenas negociaciones entre Génova y Vox por los gobiernos de unidad o acuerdos de investidura. Los números, deslizan con pesar en la sede nacional de los populares, pueden endilgarse a esa situación. "En la calle hay algún ruido por esto", reconoce un armador a LPO.
Sin embargo, en el PSOE no le dan todo el crédito a la jugada del PP. La alianza entre Feijóo y Santiago Abascal, que se replicará en caso de sumar una mayoría en el Congreso de los Diputados, movilizará al electorado de izquierda, aunque no alcanza con enfocarse en los pactos. Sánchez sí ha salido a contraponer su gestión y el modelo de coalición con Unidas Podemos -a partir de ahora con Sumar- a lo que implicaría un Ejecutivo de la derecha, dentro y fuera de España.
Sánchez no es solo el presidente en funciones del Gobierno, sino el candidato del PSOE y el titular del Consejo de la Unión Europea, lo que le garantiza exposición y una campaña constante si sabe medirse. Eso es lo que le achacan desde Ferraz al líder de los populares. Ven a Feijóo a la deriva, sin poder esbozar un equipo económico ni presumir de sus candidatos. Una vez conocidas las listas, los aspirantes se guardaron de nuevo.
Moncloa busca explotar una noticia que deja a Feijóo en offside: ha solicitado a las consultoras perfiles de técnicos para ocupar cargos en las carteras y en la función pública. Venda como lo venda, el PP carece de cuadros propios y tiene que pescarlos en las aguas del sector privado, algo que no había blanqueado con tanta sinceridad en los gobiernos de José María Aznar y Mariano Rajoy.
Una fuente que se mueve entre los pasillos del Congreso y la oficina de Sánchez revela a este medio que el impacto psicológico de un líder socialdemócrata en el centro de la atención europea contrasta con un Feijóo sin equipo ni programa y con una sociedad con Vox que Bruselas desaprueba (y desaconseja) abiertamente. La defensa del PP a los derechos LGBTI que negó en el pasado contrasta con las concesiones hechas a la formación de Abascal, y eso no pasa desapercibido para Ursula von der Leyen y Charles Michel.
De hecho, en el encuentro entre Von der Leyen y Sánchez en la Galería de las Colecciones Reales, la presidenta de la Comisión Europea marcó que el acuerdo comercial con el Mercosur era clave y respaldaría su aprobación en el mandato español. Esa ambición se demuestra más complicada si Feijóo reemplaza al dirigente socialista. Lo que lamentan en Moncloa, sin denunciarlo en público aún, es que el diálogo por la transición en cuanto a la presidencia del Consejo de la UE es escaso y va lento.
Sánchez, por decirlo de algún modo, tiene cogido al toro por las astas. No ha dado tiempo al PP a festejar su triunfo del 28M, alimentó la autocomplacencia de sus rivales, contratacó cuando Feijóo quiso traficar los acuerdos territoriales con Vox como inevitables y ahora recobra notoriedad al lado de las figuras europeas, que ha comenzado con un viaje exprés a Ucrania. Del lado de Feijóo, las dudas comienzan a traducirse en las encuestas, en las que Vox también se tambalea frente a Sumar.
El sondeo de 40db para Prisa mantiene a Vox con el 15%, pero el frente amplio de izquierda liderado por Díaz se acerca con el 13%. Es más, el de GAD3 le da a Sumar el 12,7% de las preferencias electorales y la tercera posición, relegando a los ultras al cuarto puesto, con el 11,6%. La ministra de Trabajo seguirá siendo la garantía de una nueva legislatura de Sánchez, y Abascal espera lo mismo con Feijóo.
Mientras Sánchez dejaba que Von der Leyen respondiese sobre el auge de la extrema derecha en la comparecencia entre los comisarios europeos y el Gobierno, Feijóo reivindicaba la necesidad de pactar con Vox y Juanma Moreno, aún más sincero, se refirió a su colega extremeña: "María ha tenido que tragarse sus palabras". El PP va perdiendo complejos en el medio, aunque una cosa es que cierren las cuentas a Génova y otra que les den a los votantes.
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