Los socios del Gobierno quieren que "rueden cabezas" por el masivo espionaje a los lÃderes catalanes. Hay una que quieren "ya mismo" en la picota: la de la ministra de Defensa Margarita Robles, señalada por su responsabilidad polÃtica en el hackeo de los teléfonos móviles de los independentistas y por su tono beligerante y confrontativo en medio del escándalo.
Robles está en la mira desde que se conocieron los detalles del espionaje. Unidas Podemos y ERC la encuentran culpable -por acción u omisión- de la vigencia de las "cloacas" que todavÃa operan dentro del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
La ministra, a diferencia del resto de los funcionarios socialistas, decidió en estos dÃas mantener una estrategia ofensiva ante los ataques de aliados e independentistas. La orden del presidente Pedro Sánchez fue "bajar el tono" y "no confrontar" en pos de recomponer las dañadas relaciones parlamentarias. "Necesitamos la mayor paz posible para la votación", pidió a principio de semana de cara a la convalidación del decreto de este jueves.
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Sin embargo, tanto el martes en la sesión de control del Senado, como el miércoles en Diputados, Robles redobló la apuesta y rebatió cada acusación de las vÃctimas del espionaje.
"Este Gobierno y todos sus organismos actúan exclusivamente con el respeto más escrupuloso a la ley. Se lo puedo decir más alto y más claro, en castellano o en catalán", le espetó a un senador de ERC.
La frase que terminó de irritar a los republicanos catalanes la pronunció el miércoles en el hemiciclo. ¿Qué tiene que hacer el Estado cuando alguien declara la independencia?", se preguntó en lo que sonó a justificación por un espionaje que ni ella ni el Ejecutivo reconoce.
Pero no se quedó ahÃ. En otra de sus contestaciones, acusó a las fuerzas independentistas de practicar la "hipocresÃa" y de aprovechar el escándalo para sus pretensiones: "Les viene muy bien aparecer como vÃctimas".
Su equipo explica en off que la ministra está absolutamente convencida de que el CNI no hizo nada por fuera de la ley, y siente que los independentistas están montando una "campaña polÃtica" con un informe -el del laboratorio canadiense- que no tiene "ningún rigor ni ninguna credibilidad".
Pero esta "estrategia de choque" no cayó nada bien en el Palacio de la Moncloa. Es más: Sánchez regañó a Robles por entorpecer, con sus palabras, las ya difÃciles negociaciones con ERC para el aval del plan anticrisis.
El reto llegó tras el pedido de dimisión que hizo el president de la Generalitat, Pere Aragonès, al considerar que la ministra está "incapacitada polÃticamente para seguir" en su cargo y para gestionar "el peor escándalo de espionaje de las últimas décadas".
Por el momento, Sánchez no tiene pensado pedirle la renuncia a Robles. No solo porque confÃa en su manejo de esta crisis, sino también porque no piensa mostrar esa "debilidad" ante las exigencias externas.
¿Respalda a la ministra Robles", le preguntó un periodista en el Congreso tras la aprobación del plan anticrisis. "Por supuesto", respondió el presidente.
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