Con sus declaraciones sobre la muerte de migrantes que intentaban cruzar a Melilla, Pedro Sánchez desconcertó a la vez a sus socios y a sus rivales. El presidente dijo lamentar la "pérdida de vidas humanas", pero enseguida agradeció "la labor de la gendarmería marroquí", apuntado directamente a las "mafias internacionales" por provocar una crisis humanitaria en la valla de Melilla. Ahora las derechas y los aliados parlamentarios del gobierno buscan que Sánchez comparezca en el Congreso.
El giro de Sánchez hacia Marruecos, incomprensible incluso para muchos dentro del PSOE, vuelve a generar fricciones al interior del Ejecutivo de coalición, con la vicepresidenta segunda condenando la masacre y Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, hablando de "una política de externalización de fronteras y chantaje por parte de Marruecos" en relación con los migrantes. A Sánchez todavía le cuesta explicarles a sus socios por qué ha decidido plegarse a las exigencias de Rabat.
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Pero con la cumbre de la OTAN a punto de comenzar y las negociaciones para la delimitación de las aguas atlánticas con Marruecos, el presidente intenta aplazar cualquier cuestionamiento a su estrategia hacia el Sáhara Occidental. El acercamiento a Marruecos no solo provocó malestar en la oposición y entre los aliados, sino que está afectando la relación con Argelia, cuya diplomacia ya avisó que esperará la llegada de otro gobierno a España para reformular el vínculo bilateral.
"Argelia es uno de los Estados con más reservas de gas en África y uno de los más cercanos a España. España podía, a través de los gasoductos en Argelia, comprar más gas y distribuirlo a Europa. Esto le hubiera dado mucho poder dentro de la UE. Se esperaba que la apuesta sería por Argelia y por reforzar esa alianza", asegura a LPO Taleb Alisalem, activista político saharaui, para quien tiene un peso decisivo la cuestión geopolítica.
Argel es el principal apoyo del Frente Polisario y de la República Árabe Saharaui Democrática, y el gobierno argelino "es aliado del bando chino-ruso". "Se cree que una República Saharaui independiente sería aliada del bando chino-ruso. De hecho, Rusia apoya abiertamente un Sáhara independiente. EEUU y Francia pueden haber presionado a Sánchez, porque ese alineamiento sería una situación que las fuerzas de la OTAN en Canarias querrían evitar. A raíz de la guerra en Ucrania, la OTAN busca reforzar a sus aliados en todos los puntos. Y Marruecos es uno de los principales aliados de EEUU y de la OTAN en el norte de África", dice.
Este escenario explicaría por qué el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, esquivó las preguntas sobre los muertos en Melilla -23 para Marruecos y 37, según organizaciones de derechos humanos- y el silencio de líderes europeos que en su momento dieron la bienvenida al acuerdo entre Marruecos y España. Bruselas ha blindado a Sánchez, aunque en el plano doméstico deberá enfrentarse más temprano que tarde a los efectos de una decisión política que compromete el juego de alianzas en la región.
El CNI no aclaró quién pudo haber hackeado los móviles de Sánchez y tres de sus ministros y deja abierta la puerta para las especulaciones en torno al posible chantaje que podría haber sufrido el presidente. En Moncloa tampoco desconocen que Rabat estaba ansioso por extender el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara que le concedió Donald Trump antes de abandonar la Casa Blanca. España estaba en su lista y la manipulación de los flujos migratorios es un arma siempre a punto de ser disparada.
"Esto viene sucediendo desde hace 40 años. Marruecos puede facilitar ese flujo migratorio que llega desde toda África para presionar a España. La UE condenó a Marruecos por el tráfico y el uso de personas, incluidos menores, como forma de presión política. Para Marruecos era esencial que España reconociera la soberanía sobre el Sáhara, porque formalmente es la potencia administradora. Hoy la UE no cuestiona la masacre en Melilla. Le han dado a Sánchez un cheque en blanco", apunta Alisalem.
Ni la OTAN, ni la UE ni el PSOE respaldan una investigación independiente, a contramano de la Unión Africana, que pidió explicaciones por el "trato violento y degradante de migrantes africanos". Argelia, con peso dentro de la UA, denunció a Marruecos por lo que consideró "ejecuciones sumarias". Todo enfrentamiento entre los vecinos es un golpe a la estrategia diplomática de Sánchez y José Manuel Albares.
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"Hay un pulso entre los dos países por la predominancia sobre el Magreb e Italia está aprovechando el vacío dejado por España", sostiene Alisem, quien recuerda que "Marruecos solo tiene fronteras con el Sáhara Occidental". Rabat trae a los inmigrantes "en aviones o facilita de forma indirecta a mafias que traen a estos inmigrantes, que Marruecos los amontona para utilizar en el momento correcto". Pero cuando Sánchez habló de mafias no estaba en sus cálculos aludir al que ve como su principal aliado en el norte de África.
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