Como era de esperarse, la sesión de Investidura de Pedro Sánchez vino acompañada de protestas que se mantendrán hasta que el pleno del Congreso de los Diputados vote el Presidente del Gobierno para la nueva Legislatura. 

Como adelantó LPO, se trata de la investidura con más seguridad de la historia democrática y uno de los actos públicos con mayor despliegue que se recuerde en Madrid. Para garantizar una sesión sin ningún incidente, el Ministerio del Interior sacará a la calle 1.600 policías para custodiar el Congreso y sus alrededores.

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Para dimensionar la magnitud del despliegue: en el dispositivo de seguridad para la reciente jura de la Constitución por parte de la princesa Leonor participaron 900 agentes. En la investidura de Mariano Rajoy, en 2016, la cantidad de efectivos no superó el millar.

En su parte de prensa, Interior facilitó datos de otros despliegues similares. Moncloa no oculta lo inédito del operativo. Todo lo contrario: lo exhibe como reflejo de la "peligrosa crispación" que agitan tanto el PP y Vox con el afán de alterar la vida democrática.

En los últimos años, solo la coronación de Felipe VI, en junio de 2014 (7.000 agentes), y la final de la Copa Libertadores de fútbol entre Boca Juniors y River Plate (2.054 policías nacionales) superaron en cantidad de efectivos a esta investidura de Sánchez.

Entre los manifestantes aparecen seguidores de Vox que vivaron a Santiago Abascal a su llegada al Congreso y coincidieron con la narrativa ultra que acusa a Pedro Sánchez de organizar un golpe de estado junto al independentismo catalán.  

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Entre los grupo presentes aparece el ultracatólico y conservador Hazte Oír, conocidos por utilizar vehículos con mensajes transfóbicos, ha sacado un autobús este miércoles con un montaje del candidato a la investidura y líder del PSOE, Pedro Sánchez, como Hitler. "¡Sánchez dictador!", reza el rótulo en el lateral.

A pesar de toda la tensión en las afueras, el PSOE confía en que la sesión de investidura se podrá desarrollar con normalidad.