
El libro, ya olvidado en el frenesà de la polÃtica, se titula "Manual de resistencia". Lo escribió Pedro Sánchez en 2019, medio año después de haber accedido a la presidencia del Gobierno.
En la sinopsis se lee: "Uno tras otro, los lugares comunes de nuestra vida polÃtica («Nunca una moción de censura ha triunfado en España»; «es imposible ganarle unas primarias al aparato de un partido») han sido derribados por un hombre: Pedro Sánchez".
Si el libro tuviera hoy una segunda edición, el lÃder socialista necesitarÃa agregar varios capÃtulos a su "resistencia". Y la editorial, casi con seguridad, pelearÃa para cambiar el tÃtulo por uno más osado pero no menos realista: "Manual de un lÃder imbatible".
Porque Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer. Ha transformado lo imposible (mantenerse en el poder tras el varapalo del 28M) en lo posible: la investidura que acaba de lograr con el apoyo de 179 diputados, más que en 2020.
Sánchez juega a polarizar con "los ultras" para defender su investidura
Sus anteriores hazañas polÃticas -el regreso al PSOE tras ser expulsado, la arriesgada moción de censura contra Mariano Rajoy, el pacto polÃtico con Podemos, el tsunami de la pandemia y la guerra surfeado sin caÃda- asoman hoy menores ante el logro polÃtico de este jueves.
Pero el nuevo éxito de Sánchez, como los anteriores, se explica por una cabeza polÃtica atÃpica en los débiles liderazgos del siglo XXI. La investidura de hoy se empezó a forjar en la estrategia de llamar a elecciones tras la durÃsima derrota en las elecciones autonómicas y municipales.
"Es imposible levantarse en solo dos mes de este golpe de nocaut", repetÃan con desconfianza al plan trazado muchas voces en Ferraz. "El PP ya abraza la mayorÃa absoluta", decÃan la mayorÃa de las encuestas previas al 23J.
Pero Sánchez lo vio claro. TenÃa una sola bala en su recamara: jugar a blanco y negro -como lo hizo este miércoles en su discursivo de investidura-, o ellos (la derecha en alianza con ultraderecha fascista y retrógrada) o nosotros, el único cordón sanitario posible, una coalición progresista con resultados palpables de gestión en lo social y económico.
"Sánchez dictador": la proclama de los grupos ultras que se movilizaron al Congreso
La estrategia funcionó. El PP hizo lo suyo, es cierto. Se abrazó sin reparos a Vox para formar gobiernos locales y autonómicos. Le dio toda la razón a Sánchez en su planteo del dilema polÃtico: yo o el fascismo.
Entonces, al recontar los votos, ocurrió -una vez más- lo inesperado: el frenazo del bloque de derechas y la posibilidad matemática de seguir en el poder.
Pero esa aritmética obligaba a otro reto polÃtico imposible: pactar con el partido de Charles Puigdemont, fugado en Bruselas por el pedido de captura en su contra, ceder antes sus exigencias y sobrevivir polÃticamente a un acuerdo difÃcil de justificar.
Sánchez aceptó el macabro juego. Puso una condición: silencio y hermetismo total en las negociaciones. Junts aceptó. Y el lÃder socialista, tras meses de arduas negociaciones, cedió con la amnistÃa que su partido habÃa rechazado.
Pasó lo previsible: una entendible fractura social -miles de ciudadanos que rechazan este perdón judicial- agitada e intoxicada por la ultraderecha para instalar la idea de "gobierno ilegÃtimo" a "gobierno ilegal".
Sánchez tendrá que gobernar con este inédito clima de crispación en las calles. Y con un PP que dio señales de estar más cómodo en el incendio social que en la defensa irrestricta de la convivencia institucional.
Sin embargo, la legislatura ingobernable será también producto de la inestabilidad de la nueva coalición. Solo Sumar -otro éxito de Sánchez haber cambiado a Pablos Iglesias por Yolanda DÃaz- garantiza sus votos en las leyes por venir.
Podemos ya anticipó que será opositor. "Al consumar el veto, Sánchez y DÃaz están asumiendo que Podemos siga una trayectoria independiente del nuevo gobierno con todas las consecuencias polÃticas que ello conlleva", ha escrito Iglesias este jueves en sus redes sociales.
Feijóo adelanta un "gobierno imposible" y advierte a Sánchez: "La historia no le amnistiará"
Junts y ERC han amenazado antes de dar el sÃ. El "no tiente a la suerte con nosotros" de Miriam Nogueras y "el no se la juega" de Gabriel Rufián son advertencias explÃcitas de un condicionamiento total a la nueva legislatura.
En los discursos de este viernes por la mañana, Bildu y el PNV también lanzaron sus alertas. "No le concedemos un cheque en blanco. Somos los independentistas los que impedimos que los reaccionarios lleguen al poder. Que nadie lo olvide", dijo Mertxe Aizpurua.
"Nadie le negará que tiene la capacidad de encestar siempre el triple en el último segundo. Ha arriesgado y parece que va a encestar. Su candidatura es la única posible. Lo vigilaremos", aclaró Aitor Esteban.
¿Podrá Sánchez conducir la primera legislatura plurinacional de la democracia de España con una coalición que nace con recelos y fracturada, con una amnistÃa que tendrá que pasar del papel a la realidad y con una oposición dispuesta a todo para "tumbar al tirano"?
The Guardian, en el último editorial dedicado a España, parece tener la respuesta: "Si alguien puede encontrar una salida, ese es el gran superviviente polÃtico de España, Pedro Sánchez".
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