
El gran protagonista de la moción de censura ha sido el Gobierno. Ni siquiera Vox pudo plantarse en una iniciativa propia, escondido detrás de Ramón Tamames, mientras el PP ha quedado sin una defensa de su lÃder en el Congreso. Los dirigentes populares han insistido en que la moción es un balón de oxÃgeno para Pedro Sánchez y que el pulso se definirá en las elecciones de mayo. Pero el bloque de la derecha se mostró dividido y el PP ha quedado desdibujado.
Son varios los que dentro del partido se sintieron incómodos por la ausencia de Alberto Núñez Feijóo. Los más moderados piensan que deberÃa haber estado allà por tratarse de una cuestión institucional y para diferenciarse de Vox y los más pragmáticos lamentan que el principal partido de la oposición haya pasado desapercibido y quedase a merced de las crÃticas del PSOE y la formación de Santiago Abascal.
En Génova apenas se ha salido de la lÃnea que marcó Feijóo. "No vamos a votar a favor de la moción por respeto a los españoles y no vamos a votar en contra por respeto a usted, señor Tamames", le dijo Cuca Gamarra al economista. La portavoz del Grupo Popular aseguró que "este mismo año habrá otra moción de censura que no será votada en esta Cámara, sino por los españoles en las urnas". Para los populares que quieren regresar a Moncloa, el discurso ha sido equivocado.
Los números no cierran para ninguna de las formaciones del bipartidismo. A diferencia de la moción de censura de 2020, con un Pablo Casado que humilló a Vox, la actual se produce después de conformarse un cogobierno en Castilla y León y el visto bueno de Feijóo para pactar con los de Abascal en los gobiernos municipales y autonómicos que sean necesarios. En vez de pegarle solo al PSOE y a Unidas Podemos, Gamarra también repartió golpes para Vox.
"Vox y el PSOE han venido aquà a tomarle el pelo a los españoles", lanzó la número dos del PP. Sin embargo, el problema es que el lÃder popular no ha acudido para fijar posición y sà lo ha hecho Isabel DÃaz Ayuso. La presidenta madrileña, mirada por recelo por muchos populares en los territorios, sostuvo que a Abascal y Sánchez les interesa ir contra el PP". Ayuso se abstuvo de mencionar que ella misma se entiende bien con Vox en Madrid.
Feijóo no ha ido no para desmarcarse de Vox, sino para no confrontar con su potencial socio, dice a LPO un exdiputado del PP que lee lo que pasa en su partido. La equidistancia de Feijóo es un sÃntoma del pragmatismo del polÃtico gallego, por eso el oficialismo ha instalado la narrativa sobre la intención de Vox: hacerle una moción de censura a Feijóo y obligarle a aceptar sus posturas.
El PP vende que la ausencia de Feijóo es moderación y una apuesta por las elecciones municipales y autonómicas dentro de dos meses. En Génova estiman que el papel del PP en el Congreso no repercutirá en las urnas y Feijóo sueña con pintar de azul el mapa de España, una realidad que solo logró Mariano Rajoy en 2011, antes de que surgieran Vox, Ciudadanos y Podemos.
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El PSOE ha aprovechado la situación para rebajar al PP. "Vox es la enmienda a la totalidad a los 40 años de democracia y añoran la etapa más oscura y ustedes se van a abstener. Ante retrocesos tan terribles no se puede mirar a otro lado. Ustedes son los del no al aborto, pero abortan, los de no al matrimonio homosexual, pero se casan. Aquà está la izquierda orgullosa de serlo", señaló Patxi López.
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