La delegación española que participará en la Cumbre de la OTAN, con el presidente Pedro Sánchez y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, a la cabeza, tiene un gran objetivo estratégico: que la Alianza no mire solo al Este y refuerce también en Madrid el "flanco Sur", compuesto por los países del Magreb y el Sahel bajo una creciente influencia rusa.
El Gobierno, anfitrión de un evento que marcará la estrategia de la OTAN para los próximos diez años, quiere, básicamente, que haya un compromiso de todos los líderes a reforzar la frontera entre Europa y África.
Lo sucedido en la frontera de Melilla, en donde el viernes murieron 37 migrantes en un masivo intento de asalto a la valla que separa Marruecos de España, es el ejemplo que Albares pondrá sobre la mesa cuando en la cumbre se discuta el borrador del nuevo "Concepto Estratégico".
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Los migrantes fallecidos, los que no pudieron saltar y los que cruzaron de forma ilegal a territorio español, eran oriundos de Sudán. Escapaban de una guerra que, sumada a la crisis económica global, está generando una inédita y pavorosa hambruna.
España entiende que este fenómeno (oleadas de migrantes africanos intentando llegar a España) se multiplicará en los próximos años producto de la crisis energética y alimentaria. Por eso, pretende que la OTAN contemple estas amenazas (conocidas en el lenguaje de la Alianza como "amenazas híbridas") en su próxima hoja de ruta.
"Queremos que se reconozca que también hay amenazas graves provenientes del flanco sur. El terrorismo, la seguridad cibernética, el uso político de los recursos energéticos y la migración irregular vulneran nuestra soberanía", reconoció Albares en las últimas horas en una entrevista a Reuters.
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España cuenta con el apoyo de Italia y Portugal, países vecinos preocupados por las mismas amenazas. Sabiendo de la dificultad de la gestión, Albares pretende, al menos, la "mera inclusión" de este tipo de amenazas híbridas en la nueva estrategia de la OTAN. El ministro entiende que la referencia al flanco sur como región a vigilar sería suficiente para generar el efecto "disuasorio" que busca España para proteger sus fronteras.
"No es necesario hacer nada nuevo, solo debe tenerse en cuenta que una serie de amenazas pueden emanar del flanco sur que en algún momento pueden requerir una reacción defensiva de la OTAN exactamente de la misma manera que estamos viendo en el flanco este", sintetizó Albares.
Al Ejecutivo le preocupa, además, la creciente influencia rusa en la región del Sahel en África occidental. La información que llega de esa zona es que el grupo privado ruso Wagner Group -contratista de Putin- está trabajando con el ejército maliense para contrarrestar la insurgencia islámica en el área.
"A través de ayuda militar, con armas y personas, el ejército ruso y el Grupo Wagner [organización secreta] está cada vez más presente en zonas como Mali, la República Centroafricana y otras regiones del Sahel y el Magreb", se refirió días atrás a este tema la ministra de Defensa, Margarita Robles.
A España le inquieta que la "solidaridad recíproca" no quede plasmada en la nueva estrategia de la OTAN. "Así como hoy nosotros estamos siendo solidarios con los países del este atacados o bajo amenaza, queremos que sea recíproco en caso de que los ataques o las amenazas vengan del sur", explican en off desde Moncloa.
Lo cierto es que, casi con seguridad, España bajará el telón de su propia cumbre sin haber conseguido este primordial objetivo. No solo porque toda la atención está puesta en reforzar el flanco este ante la amenaza rusa y la pujanza China, sino por la falta de consenso de sumar a las migraciones como un problema militar y de seguridad.
La primera rueda de prensa que dio el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en el marco de la cumbre confirmó las dificultades que tendrá España para imponer su postura.
"Mejoraremos nuestros batallones en la parte oriental de la Alianza, transformaremos la Fuerza de Respuesta de la OTAN y aumentaremos el número de nuestras fuerzas de reacción rápida a más de 300.000", resumió sobre los ejes a debatir en Madrid sin mencionar una sola palabra sobre el flanco sur.
El recinto de Ifema -centro de operaciones del encuentro- tendrá dos sesiones de trabajo específicamente centradas en las amenazas que plantea el flanco sur. La delegación española es escéptica de que los consensos logrados en esa dos reuniones se plasmen en el documento final de la cumbre.
