
"¿Vamos a poder entrar?". Son las 11.20 y en los alrededores del Polideportivo Magariños la cola para entrar al acto de lanzamiento de Yolanda Díaz recorre varias manzanas. El último de la fila, un estudiante universitario que viene a apoyar "el nacimiento de una nueva izquierda", está parado en la acera sur del Paseo de la Castellana, a casi un kilómetro de la puerta de ingreso.
Dentro del recinto, la espera por un desborde que nadie esperaba se ameniza con charlas, abrazos y saludos de los nuevos laderos de la ministra de Trabajo, los dirigentes de las 15 formaciones que han decidido converger en Sumar.
Iñigo Errejón, líder de Más País, charla con el ministro de Consumo Alberto Garzón, cara más visible de Izquierda Unida. Enrique Santiago, referente del PCE, ríe junto a Joan Ribó, alcalde de Valencia, de Compromís, otra fuerza que arropa este domingo a la vicepresidenta.
Presión de Podemos a Yolanda: "Tiene en su mano que participemos de su acto de candidatura"
Las puertas se cierran a las 12.10. Miles quedan fueran. Se abre un patio del colegio Ramiro de Maeztu aledaño al Magariños que se llena a los poco minutos para, al menos, ver el lanzamiento en pantalla gigante. Dentro, ya sin ningún hueco libre, otros muchos (tres mil, según la organización) empiezan a gritar "presidenta, presidenta".
Yolanda aparece en escena diez minutos más tarde, casi una hora después del horario programado para el inicio del acto. Camina en medio de una estruendosa ovación por un pasillo improvisado escoltada por Mónica García y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. "Transformaste Barcelona en una referencia internacional, eres un orgullo", la elogia ya con el micrófono en mano.
El lanzamiento tiene la misma tónica que los 25 actos del "proceso de escucha" que en estos meses realizó en 20 ciudades del país. Las palabras en boca de la ciudadanía, en los labios de los ciudadanos de a pie, los "protagonistas" de la "nueva era que comienza".
Hablan Maite Navarro, comerciante de Valencia; Gioconda Belli, poetisa nicaragüense; Teresa Fuentes, secretaria general de servicios de Comisiones Obreras en Murcia y Helio Orque, de 21 años, productor de contenidos digitales. "Yo quisiera ser española para tener una líder como Yolanda", dice Belli, despojada de su nacionalidad por el régimen de Ortega. Arriba del escenario también está la histórica activista LGTBI, Carla Antonelli, exdiputada del PSOE en la Asamblea de Madrid, la primera diputada trans de la política española.
Además de los ya mencionados, en las primeras filas hay representantes de casi todas las formaciones de izquierda. Están el ministro de Universidades, Joan Subirats; el presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens; la candidata a la alcaldía de la capital, Rita Maestre) y dirigentes de Verdes Equo y Alianza Verde, entre otros. También apoyos continentales: la líder del Partido Verde Europeo, Mélanie Vogel, y el presidente del Partido de la Izquierda Europea, Walter Baier.
Solo falta la cúpula de Unidas Podemos, la fuerza que la ungió y cobijó todos estos años, el partido que, pese a la obligada necesidad de una alianza para evitar el triunfo del PP y Vox en diciembre, se resiste a perder una hegemonía que mantiene desde nueve años a la izquierda del PSOE.
La exigencia de primarias tiene un trasfondo todavía más ríspido: cómo pasar la pértiga del liderazgo sin resentir la estructura de poder -ingresar al Consejo de Ministros, nada menos- que Podemos construyó en todo ese tiempo.
"La unidad es posible pero la unidad no va a ser posible humillando a Podemos. Entiendo que haya gente que quiera reducir Podemos a su mínima expresión y volver a una izquierda asimilada y funcional al PSOE. Pero la única manera de dirimir ese debate es darle voz a la gente", resumió sobre el estado de la interna Javier Sánchez Serna, diputado Morado por Murcia, en un incendiario tuit.
La tensión política, sin embargo, pasa casi desapercibida en el Polideportivo Magariños. En las gradas hay militantes de UP que no esconden su apoyo a Díaz. "Necesitamos la unidad, es indispensable", resumen quienes piden "evitar más desgaste" por "egos" y por una "absurda falta de entendimientos".
En las segundas y terceras filas de asientos sí hay representantes regionales de Podemos. Son pocos, los únicos que se animaron a desafiar las órdenes orgánicas. Están la candidata a la presidencia del Gobierno de Navarra, Begoña Alfaro, el consejero de Justicia navarro, Eduardo Santos, y el exsecretario general de Elkarrekin Podemos, Lander Martínez.
"Yolanda arribista", grita una enfurecida joven desde la primera planta en el único incidente registrado en el acto. La seguridad la saca a empujones mientras Yolanda, sin inmutarse por la interrupción, hilvana los primeros conceptos de su discurso.
"Por fin llegamos a Madrid. El futuro está aquí, se llama Sumar. Vamos a dar respuesta y vamos a estar a la altura. Yo quiero presentar otra forma de hacer política", dice. Y anuncia que el programa de Sumar, confeccionado en estos siete meses por distintos equipos de trabajo, se hará público en los próximos días.
"Hoy empieza todo. La política útil es clave para recuperar la esperanza. Nos decían que la política era polarización y ruido, que la política exigía ser ruda y dura con el adversario político, que era necesario dividir aun mas. La política con mayúscula es dialogar y dialogar. Y con aquellos que no piensan como nosotros tenemos que dialogar aún más para llegar acuerdos y consensos", subraya en el único guiño a Ione Belarra e Irene Montero, sus únicas interlocutoras de la primera línea morada.
Díaz dice ignorar a la cúpula de Podemos en su discurso. Dice que las mujeres están cansadas de las "tutelas". "Yo no soy de nadie", sentencia. Pide centrar la brújula en lo realmente importante. Alerta que "la democracia esta en riesgo por los partidos del odio", por formaciones como Vox que avanzan no solo en España, también en el resto de Europa y en América Latina. "Mirad Brasil, Chile. El riesgo es global. Por eso tenemos que ensanchar la democracia, esa es la principal tarea de Sumar", explica. Y mete al PP en esa peligrosa bolsa.
"El neoliberalismo ha fracasado, basta ver el fracaso de la propuesta de impuestos para ricos en Reino Unidos o el estallido social en Francia por la reforma de pensiones. El fracaso económico es evidente. Pero el neoliberalismo sigue fuerte en lo político. En España lo representa el PP y Feijóo", advierte ante la ovación del auditorio.
Un estallido de aplausos que ensordece en el cierre de su discurso. "Creo que puedo ser útil a mi país, a nuestra gente. Por eso voy a dar un paso adelante. Quiero ser la primera presidenta de mi país, la primera presidenta de España".
Desde este domingo, la hegemonía de la izquierda ya no le pertenece más a Podemos. La nueva líder es mujer, gallega, frentistas y reformista. De su figura -y de su muñeca- dependerá la suerte en las urnas del progresismo en España.
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