Vox está atravesando el peor momento desde su irrupción en la política española. La debacle electoral que sufrió en las elecciones generales del 23 de julio, donde perdió 19 bancas de diputados, los dejó al borde del cuarto puesto y la ilusión de gobernar España con el Partido Popular quedó trunca.
La fuerza liderada por Santiago Abascal perdió más de 600 mil votos en cuatro años y quedaron sin apoyos en todos los territorios menos en Cataluña, donde han pasado del 6,33% al 7,57% y en Euskadi, donde han subido ligeramente, del 2,46%, al 2,61%.
Esto, como adelantó LPO, abrió una disputa interna dentro del partido que terminó con la salida de quien fuera portavoz Iván Espinosa de los Monteros, víctima de la radicalización de la ultraderecha que decidió enterrar el ala liberal del partido, diezmado tras la salida de Macarena Olona y pisoteado por la corriente ultra-católica que lidera Jorge Buxadé, mano derecha hoy de Santiago Abascal.
Esta rama del partido que se impuso tras los malos resultados en las generales construyó una narrativa para justificar el mal momento diseñados en dos razonamientos: la demonización de los medios de comunicación y la falta de claridad del Partido Popular a la hora de expresas la voluntad para construir una alianza de gobierno.
Pero hay un foco que los ultras no contemplan y tiene que ver con las fallidas experiencias que ofrecieron en sus primeros gobiernos a nivel municipal y autónomo.
Tres meses después de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo y habiéndose investidos todos los gobiernos autonómicos, el PP de Alberto Núñez Feijóo gobierna en cuatro Comunidades Autónomas en solitario (Galicia, Andalucía, Madrid y La Rioja), cogobierna dos con pactos con partidos regionalistas (Cantabria. Canarias) y seis con Vox (Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón, Baleares y Murcia).
Esto, más allá de poner a Vox como un factor clave para condicionar la hoja de ruta de los populares en los territorios, expuso las malas gestiones regionales de Vox en comunidades y ayuntamientos en la que se avanzó en medidas como la censura de obras de teatro, la eliminación de carril bicis con el desmantelamiento de la movilidad sustentable y las subidas de sueldo decididas por sus flamantes funcionarios en 25 ayuntamientos, al límite de lo que establece la ley. Además del desmantelamiento de las políticas de género y de memoria por los crímenes de la dictadura de Franco, que se volvieron un lastre para Abascal.
En este marco, la última encuesta de septiembre de 40dB para EL PAÍS y la Cadena SER registra caída importante caída de Vox, que perdería un punto y medio, se situaría en el 10,9% y cedería a Sumar la tercera posición en caso de repetirse las elecciones. De ese modo, Abascal pasaría de 33 a 25 escaños.
No es la primera vez que las opciones rupturistas de derecha que operan como catalizadores de bronca e irrumpen en el sistema terminan fracasando al no lograr superar con éxito la prueba del ácido de la gestión.
Fue el desafío que enfrentó con más suerte Donald Trump y que Jair Bolsonaro y que abre un gran interrogante sobre Javier Milei que incluso antes de las elecciones presidenciales, ya empezó a desmontar todas sus propuestas más radicales como la dolarización, el levantamiento de la restricción para el acceso de divisas o el cierre del Banco Central.
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RUSITO ESTÁS AHÍ????...HOLA RUSITO?...HOLA HOLA LA ZURDA TE LLAMA...JAJJAAJA...HOLA HOLA RuSiTooo...