Luis Garicano, jefe de la delegación de Ciudadanos en el Parlamento Europeo, renunció este miércoles a su acta parlamentaria y a la política. El economista explicó que la decisión responde a una oferta para dar clases en la Universidad de Columbia, en Nueva York: "Espero haber cumplido con mi deber como eurodiputado, pero la educación y la investigación económica son mi vocación". Con todo, la salida de Garicano se produce en un momento crítico para la formación naranja.

Garicano llegó al partido de la mano de Albert Rivera y respaldó la idea de una coalición entre Ciudadanos y PSOE, que el liderazgo liberal terminaría descartando. En una entrevista a El Confidencial, el hasta ahora eurodiputado calificó esa resolución de una "tragedia para España". Ahora deja a Ciudadanos sin una de sus caras más visibles fuera dentro y fuera del país, justo cuando Inés Arrimadas intenta remontar la debacle de la formación.

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Además, Garicano era hasta hoy el número dos de Renew Europe, que nuclea a los diputados libelares en la Eurocámara, lo que frena los planes de Arrimadas de extender la proyección de Ciudadanos en el continente. De hecho, la salida de Garicano se produce apenas dos días después de la gira de la presidenta de la formación por Berlín, donde se reunió con altos dirigentes del Partido Democrático Libre (FDP).

Arrimadas mantuvo un encuentro con el ministro alemán de Economía, Christian Lindner, y diputados liberales del Bundestag. El FDP es parte de la coalición de gobierno que encabeza el canciller Olaf Scholz, pero llegó a perder representación en la cámara baja alemana. Arrimadas quiere verse en ese espejo y aprender del "resurgimiento" del FDP para la refundación de Ciudadanos, de la que depende su continuidad al frente del partido. 

La renuncia de Garicano, que según fuentes del partido consultadas por LPO era una 'cuestión de tiempo', abona la imagen de una formación en crisis. Y es lo que menos necesita Arrimadas en estos momentos

La búsqueda de visibilidad internacional es un recurso que le ha servido para mostrarse junto al presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo, dos líderes destacados del campo liberal europeo. Pero la renuncia de Garicano, que según fuentes del partido consultadas por LPO era una "cuestión de tiempo", abona la imagen de una formación en crisis. Y es lo que menos necesita Arrimadas en estos momentos.

Inés Arrimadas con el ministro alemán de Economía y líder del FDP, Christian Lindner, el lunes pasado en Berlín. 

Europa Press

Mientras la presidenta de Ciudadanos buscaba los consejos de Lindner y sus colegas alemanes, en España crecen los rumores sobre un traspaso forzado del liderazgo a la actual vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. En el entorno de Arrimadas creen que este tipo de especulaciones lastra el proceso de renovación en marcha. Pero tarde o temprano se deberá asumir la discusión sobre un eventual recambio en torno al próximo jefe o jefa de Ciudadanos.

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Villacís viene levantando el perfil, distanciándose de José Luis Martínez-Almeida -desde su participación en el Orgullo hasta la muerte del trabajador de limpieza en la capital- y tomando los reclamos de la militancia y los cuadros intermedios. Diferenciarse del PP y del PSOE y reivindicar las banderas liberales está entre los gestos urgentes que se necesitan para salvar a Ciudadanos de la extinción.

Arrimadas intenta ganarse la confianza de los alcaldes para regenerar el partido desde "abajo", como adelantó este medio, y fomentar el municipalismo. En otras palabras, aprovechar los recursos disponibles. Pero su liderazgo es resistido no solo por buena parte de las bases, sino de los mismos alcaldes, que le achacan una falta de escucha y la postergación de una instancia para decidir el futuro de la ejecutiva.