Europa se prepara para una "economÃa de guerra" por su grave crisis energética. Muchos paÃses empiezan a redactar planes de contingencias ante racionamientos que, por la imposibilidad de reemplazar el gas ruso, parecen inevitables.
La quema de carbón, en vÃas de eliminación hasta antes de la guerra según las directrices energéticas y ambientales de la Unión Europea, asoma como un manotazo de ahogado en la mayorÃa de los gobiernos de la región.
Francia, por ejemplo, tiene listo el borrador de una nueva ley de "poder adquisitivo", que el Ejecutivo de Emmanuel Macron presentará en los próximos dÃas ante el Consejo de Ministros. El proyecto incluye un apartado titulado "soberanÃa energética", que otorga "facultades sin precedentes al Estado" en caso de una grave crisis energética durante el invierno.
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Esta ley va a permitir el reinicio de la central de carbón de Saint-Avold, cerrada de forma definitiva en marzo. La intención del gobierno francés es que esta terminal reabra sus puertas en octubre con "contratos excepcionales" de 36 meses (hasta 2025).
La misma decisión ya adoptaron Alemania y Austria. En junio, Olaf Scholz dio luz verde a un proyecto de ley para alargar la operatividad de las centrales eléctricas de carbón y petróleo en la reserva con el fin de recurrir a estas fuentes de energÃa ante una situación de escasez de abastecimiento de gas.
No solo eso: el primer ministro alemán ordenó dÃas atrás el reacondicionamiento de la red de centrales carboneras que forman parte de la reserva eléctrica para que puedan activarse "a corto plazo", tan pronto como la correspondiente ley supere el trámite parlamentario.
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En Austria, la central de Mellach (la última de este tipo que queda en pie) está, en estos momentos, preparándose para poder generar electricidad con carbón en caso de reducirse más el suministro de gas ruso.
En Italia, para sumar un tercer ejemplo, el gobierno de Mario Draghi decidió incrementar sus compras de suministros de carbón como medida de prevención para aumentar si fuera necesario la producción de energÃa en las centrales del paÃs de cara al invierno.
A nivel europeo, según datos recogidos por Bloomberg, las plantas del continente están quemando hasta un 51% más de carbón que en 2021.
España, menos dependiente del gas ruso, también ha vuelto a echar mano del carbón, según se desprende de los registros de Red Eléctrica de España, el operador del sistema eléctrico. Pero a diferencia de sus vecinos, el "renacer" de esta fuente de energÃa ocurre sin anuncios oficiales.
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Lo cierto es que la penÃnsula duplicó la quema de carbón en el último año. En el primer semestre de 2021, la producción fue de 2.052 gigavatios hora (GWh). En 2022, en cambio, fue de 4,050 GWh, un 98% más.
El año pasado, esta energÃa representó el 1,9% del total. El porcentaje escaló a 3,1% en lo que va de este año. El porcentaje sigue siendo muy bajo respecto a otros paÃses (28% en Alemania, por ejemplo), pero aún asà el crecimiento es muy sostenido y acentuado.
Al revisar las planillas de Red Eléctrica se advierte que la generación de las centrales de carbón acumula once meses consecutivos de subidas en la comparación interanual.
En junio la producción fue de 846 GWH, una cifra que no se registraba desde enero de 2020. Hay que remontarse a junio de 2018, cuando esta fuente de energÃa representaba el 14% del total, para encontrar una producción más alta en el sexto mes del calendario.
La proyección para el segundo semestre de este año -otoño/invierno mediante- es de más producción. Las centrales de carbón llevan producidos 181 GWh en los primeros seis dÃas de julio, más de la mitad que toda la producción del mismo mes en 2021 (312 GWh).
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Para dimensionar el incremento: se quemó más carbón en las últimas 120 horas que en todo el mes de febrero (176 GWH), antes del inicio de la guerra.
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Hasta hace poco, el Gobierno se jactaba que España iba camino de convertirse en uno de los paÃses de la UE que más rápido se desengancharÃa del carbón.
El cierre de las centrales térmicas de carbón se puso en marcha en 2010, cuando funcionaban 21 plantas. A finales de 2018, el Ejecutivo de Sánchez anunció la clausura de todas aquellas centrales que no realizaran inversiones para rebajar sus emisiones de CO2 a la atmósfera.
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En 2019 se cerraron las últimas 12 minas de carbón. Y en 2020, las compañÃas eléctricas decidieron bajar las persianas de la mayorÃa de sus plantas al negarse, por una cuestión de costos, a realizar las mejoras medioambientales para cumplir las normas europeas.
La última central en cerrar fue la que Endesa tenÃa en AlmerÃa (diciembre de 2021). En la actualidad quedan solo cinco plantas con capacidad de operar: dos en Asturias, en Cadiz, en A Coruña y en Mallorca. Tres de ellas ya tienen los permisos cursados para echar las llaves de forma definitiva.
Según pudo averiguar LPO, en Moncloa están convencidos que, pese a este marcado crecimiento en la producción de energÃa a carbón, los cierres de las plantas que aún están operando se van a concretar según los plazos previstos.
"Asà como este fenómeno (la quema de carbón) está siendo muy puntual en España, en otros paÃses está siendo más importante y esto genera alarma sobre la velocidad de la transición", reconoció meses atrás la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.
En mayo, la Unión Europea recomendó quemar más carbón para contrarrestar los efectos de la escasez de petróleo y gas derivados de la invasión de Ucrania. Pero en un documento interno aclaró que la sugerencia no iba recomendada a paÃses como España, Portugal o Italia, sino a las regiones del norte y del este, más dependientes de las importaciones de Rusia.
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