
"No es el momento de los partidos. Tenemos el deber de apoyar a la sociedad civil y el deber de que las instituciones respondan para que la actuación sea unitaria", esta declaración de Santiago Abascal ha pasado desapercibida pero fue un anticipo de una nueva etapa polÃtica que se abre en una España cargada de tensiones.
Es una forma de plantear que el escenario de disputa y resolución de los conflictos no será el Congreso de los Diputados, el Senado o el diálogo y negociación entre los partidos polÃticos sino la calle y, en efecto, la violencia y la indignación. Como la Puerta del Sol de 2011 pero derechas y con cánticos en defensa de Franco.
La estrategia de Vox estuvo clara desde el punto de vista de la movilización y desgaste, se resumió en la idea de "Movilización permanente" pero a medida que escala la fronteras de lo posible se van corriendo.
Vox habla de "movilización permanente" para calentar la calle y tumbar la amnistÃa
El intento de atentado contra la sede del PSOE fue un primer aviso pero el intento de toma del Congreso es una alarme que se enciende para todo el sistema polÃtico, una toma del Capitolio fallida que recuerda lo ocurrido en Estados Unidos en enero del 2021 y al intento de golpe contra Lula en enero de este año.
Un frente inesperado para el PSOE por la violencia de las proclamas y las acciones, incómodo para el Partido Popular que ha decidido apartarse y hacer su propia convocatoria. "El malestar social es responsabilidad de Pedro Sánchez, pero las protestas deben partir del respeto y ejemplaridad que faltó siempre al PSOE y sus socios. No somos como ellos. Ni como la minorÃa que actúa igual. Nos vemos el domingo 12 a las 12 en las plazas de toda España", escribió con ambigüedad Alberto Nuñez Feijóo en la red social X.
A su vez, es un escenario absolutamente ajeno para Podemos que se ha empecinado sólo a poner su energÃa para diferenciarse de Yolanda DÃaz, romper y tensar Sumar y seguir pidiendo por la continuidad de Irene Montero.
Durante estos tres dÃas, la calle ha sido de la ultraderecha y de Vox a través de sus usinas digitales y la "sociedad civil" encarnada en grupos como Desocupa liderado por Daniel Esteve, el conocido agitador de ultraderecha, el youtuber Alvise Pérez, grupos nacionalistas como 'Dolça Cataluña', la agrupación juvenil Revuelta e incluso la posibilidad de una huelga general del sindicato Solidaridad, pata sindical de Vox.
Si esto continúa, habrá más grupos hasta ahora desconocidos que irán saliendo a la luz empujados por el pantano en que se ha convertido la agenda principal de la polÃtica con Sánchez negociando un "gobierno Frankestein" con ERC y Junts que el Presidente del Gobierno se encargó de desmentir en 2019 pero que no le ha quedado más opción para renovar su Legislatura y evitar un gobierno del PP-Vox, algo que de repetirse las elecciones quedarÃa más cerca si tienen en cuenta lo antipático de la alianza en curso y lo caliente de la calle.
Es innegable que las convocatorias han crecido al calor de los enojos y cansancios, algo que en España, Europa y otras partes el mundo catalizan a la perfección los grupos de ultraderecha.
Es el cuadro ideal para Vox, casi corrido al cuarto lugar, con menos escaños que en la última elección pero con caldo de cultivo perfecto para recuperar centralidad. Imitar a Trump y Bolsonaro no serÃa algo llamativo para Vox. Macarena Olona, ex diputada de Vox, lo sugirió en mayo cuando deslizó una supuesta estrategia de ensuciar la campaña para "asaltar el Congreso" ante una mala elección.
Esta misma idea reapareció con las protestas de esta semana donde ha acusado los sectores más radicales de Vox "están deseando que prenda la mecha y arda todo le hacen un flaco favor a esa España que ha salido a la calle a decir, con respeto y rotundidad, que está cansada".
"¿Recuerdas Santi cuando era "nuestra policÃa"? Hoy no la defiendes, sino que la señalas e incitas a una rabia contra ellos que el cuerpo no merece. Es una irresponsabilidad. Y lo sabes. Usar la indignación del pueblo para intereses personales es una vergüenza", ha dicho la mañana del martes.
Un "15M de derechas" no suena extraño, es parte del diagnóstico que hacen PSOE. En Ferraz están convencidos que tanto el PP como Vox harán "cualquier cosa" para evitar que el Congreso apruebe una Ley de AmnistÃa.
Como adelantó LPO, los socialistas empiezan a ver un ambiente "pre-guerracivilista" con amenazas, hostigamiento y señalamientos a quienes apoyan un pacto de investidura con el independentismo catalán y defienden el perdón judicial a los dirigentes del procés.
El elemento adicional que estuvo ausente entre los socialistas es justamente que dentro de las posibilidades no se contemplen las instituciones sino que el epicentro sea calle, donde las reglas cambian drásticamente. Otro desafÃo para Sánchez en medio del apuro electoral.
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