Los socialistas están demorando los proyectos de sus socios de coalición. La reunión del Consejo de Ministros de este martes escenificó el cortocircuito entre el PSOE y Unidas Podemos en torno a las iniciativas de las ministras Ione Belarra e Irene Montero, y los morados creen que se trata de un boicot premeditado con fines electorales. Pese al acuerdo para la formación de un Ejecutivo progresista, algunas leyes clave se postergan y otras reformas no contemplan a Podemos.

La designación de Juan Carlos Campo y Laura Díez como magistrados del Tribunal Constitucional y el nuevo esquema de pensiones de José Luis Escrivá no tienen el visto bueno de los morados. La ley contra la trata de personas fue liderada por Justicia, mientras que las observaciones de Igualdad fueron ignoradas por Pilar Llop. Sin embargo, el anteproyecto salió adelante en el Consejo y el ala socialista lo vendió como uno de los mayores logros de la legislatura.

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En paralelo, el PSOE retiró del orden del día la ley de familia del Ministerio de Asuntos Sociales que dirige Belarra. El texto estipula el reconocimiento de todos los modelos de familias, la ampliación de la renta crianza y la creación de permisos para el cuidado de parientes, por lo que representa una ley de carácter social que funciona como bandera para UP. Ayer por la noche Pablo Iglesias, exlíder de Podemos, avisaba que el proyecto no llegaría al Consejo.

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.

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Iglesias lo definía como "codazos al socio en este nuevo año electoral que inicia", una línea que horas después replicaría Pablo Echenique. "Haría un mal cálculo político si piensa que bloquear leyes tiene algún beneficio", dijo el portavoz de UP en el Congreso sobre el PSOE. Los socios menores del Ejecutivo ya venían acumulando bronca por la paralización de la ley de vivienda, otra cuestión importante para los morados, y la falta de entusiasmo de los socialistas para derogar la llamada ley mordaza. 

El grupo socialista en el Congreso está dispuesto a conversar con el PP por la ley trans. Esta posibilidad indigna al espacio confederal, que no descarta tampoco convocar a la instancia que regula el seguimiento del pacto de coalición

Fuentes de Ferraz responden a LPO que en UP "también hay cálculo electoral", aunque matizan la inquietud de sus socios y aseguran que trabajarán sin descanso para que las leyes pendientes "pasen antes de fin de año". Por el lado de los morados, las críticas se enfocan en las trabas que pone el partido de Pedro Sánchez a Asuntos Sociales e Igualdad. Los socialistas se han despegado de la ley del "solo sí es sí" y ahora buscan hacer lo mismo con la ley trans, después de haber consentido ambas normas en el Consejo.

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En Podemos hablan abiertamente de desgaste a Montero y, por extensión, a la formación. El PSOE ha presentado enmiendas que tocan el corazón de la norma destinada a consagrar la autodeterminación de género y no piensa negociarla. Es más, pese al compromiso con UP, el grupo socialista en el Congreso está dispuesto a conversar con el PP por la ley trans. Esta posibilidad indigna al espacio confederal, que no descarta tampoco convocar a la instancia que regula el seguimiento del pacto de coalición.

La ministra de Igualdad, Irene Montero.

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La comparecencia post Consejo se basó en la ley de protección de personas, los magistrados y el cálculo de la pensión, pero estuvieron ausentes todas las leyes sociales de UP. Ni vivienda, ni familias, ni bienestar animal. El PSOE posterga discusiones y tramitaciones, y los socios de coalición piensan que la batalla contra Igualdad -azuzada por las feministas socialistas- y las normas sociales en general puede perjudicar a toda la izquierda, como afirman a este medio.

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Los de Sánchez parecen más preocupados por los jueces o por conciliar con la base aliada en el Congreso -la reforma del delito de sedición fue el gesto que ERC le reclamaba al presidente a cambio de apoyar los presupuestos- que por las políticas que les diferencian del PP. En UP no le creen al PSOE cuando este dice que solo está manejando los tiempos. Pero la estrategia, por el momento, es evitar cualquier escalada interna.