El Partido Popular pondrá todo su capital polÃtico para tumbar la amnistÃa que acordó el PSOE con los independentistas catalanes. Ya han avisado que usarán la movilización callejera para calentar la investidura y los resortes judiciales para declararla inconstitucional. Pero la jugada no quedará en eso sino que también los de Alberto Nuñez Feijóo están dispuestos a apelar a su mayorÃa absoluta en el Senado.
El texto que quedarÃa inscripto en el Congreso de los Diputados la semana que viene como antesala de la votación de investidura, de aprobarse, tendrá que pasar el Senador y ahi es donde el PP tiene capacidad de boicot.
La estrategia serÃa con una reforma del Reglamento del Senado, especÃficamente del artÃculo 133, para dar potestad a la Mesa de la Cámara Alta de decidir o no aplicar el procedimiento de urgencia en los proyectos de ley.
Esto le servirá al PP para posponer la aprobación pactada con independentistas y manejar los tiempos del debate en la medida que se instala como campaña negativa las consecuencias del pacto del PSOE-Sumar con catalanes y vascos.
Como adelantó LPO en septiembre, asumida la derrota electoral, en Génova han trazado dos estrategias. La primera: agudizar las diferencias internas del PSOE respecto al pacto de gobernabilidad con el independentismo catalán. La idea es que el fuego amigo, que las voces dÃscolas, degaste un pacto que no convence a muchÃsimos socialistas, entre ellos barones de renombre.
La segunda táctica pasa por utilizar "todos los instrumentos democráticos" (palabras textuales de Alberto Núñez Feijóo) para tumbar cualquier medida "anticonstitucional", a juicio de los populares, entre ellas una ley de amnistÃa. Para ese fin, el PP usará la mayorÃa absoluta del Senado que consiguió el 23j: 120 representantes frente a los 72 de los socialistas.
El Senado, como parte del Poder Legislativo, participa en el trámite parlamentario. Asà pues, la Carta Magna señala que, aprobado un proyecto de ley en el Congreso, su presidente se lo comunicará -de manera «inmediata»- al presidente del Senado, que lo deberá someter a la deliberación de la Cámara, y en un plazo de dos meses esta puede oponer su veto o introducir enmiendas.
Para que una norma sea vetada se requiere de la mayorÃa absoluta, tras la cual el texto vuelve al Congreso; que podrá ratificar su proyecto inicial con mayorÃa absoluta, o mediante mayorÃa simple una vez transcurridos dos meses desde la interposición del veto.
En el caso de los tramites de urgencia, el Senado dispone habitualmente de un plazo de 20 dÃas naturales para ejercitar las facultades de orden legislativo. Pero con la reforma del reglamento ejecutada por el PP, y si la Mesa decide no tramitar el proyecto de ley con celeridad, la Cámara Alta puede tardar hasta dos meses para llevar la norma al pleno y devolverla al Congreso de los Diputados para su visto bueno definitivo.
Si se cuenta con que enero es mes inhábil y que el proceso de tramitación en la Cámara Baja puede extenderse hasta mediados de diciembre, el Senado podrÃa esperar a dar luz verde al trámite hasta marzo.
Otra as bajo la manga es el presentar un recurso de amparo al Tribunal Constitucional durante la tramitación de la ley, tal como hizo el PP en diciembre de 2022 contra la reforma del Código Penal. En aquella oportunidad, los conservadores, en mayorÃa, avalaron la postura opositora.
Ahora, no obstante, los progresistas del TC son mayorÃa, por lo que el recurso no prosperarÃa. ¿Lo bueno para Génova? Seguir ganando tiempo.
En el caso de que la amnistÃa se sancione y se apruebe en el BoletÃn Oficial, al PP le quedarÃa una última carta: presentar el recurso de inconstitucionalidad. Si el TC también lo rechaza, la presión se podrÃa trasladar a Bruselas.
Feijóo podrÃa acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo argumentando que la ley viola derechos fundamentales. "El objetivo es entorpecer, desgastar, ganar tiempo y debilitar", resumió entonces a LPO una fuente de Génova. Esta estrategia empieza a ponerse en práctica.
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