
La primera reacción del PP al asalto de los bolsonaristas vino a través de un tuit de su secretaria general y portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra: "Contigo, en España esto ahora es un simple desorden público", le respondÃa al mensaje escrito por el presidente Pedro Sánchez en solidaridad con Lula da Silva. AsÃ, el principal partido de la oposición elegÃa confrontar con el Ejecutivo en vez de condenar el intento de golpe de Estado en Brasilia. Más tarde Alberto Núñez Feijóo intentaba salvar los papeles, pero ya parecÃa tarde.
Desde el PSOE salieron a cuestionar la actitud de Gamarra -en lo que parecÃa una rectificación, publicó un segundo tuit en el que asegura que "el golpismo no tiene cabida en ningún lugar"- y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares señaló que el PP estaba deslegitimando a Sánchez. De hecho, los populares ha sugerido en varias ocasiones que el presidente del Gobierno se inclinaba hacia el autoritarismo e incluso el golpismo por pactar reformas al Código Penal con los independentistas. Las acusaciones, por tanto, no son nuevas.
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"Desde que salió del gobierno en 2018 con la moción de censura a Rajoy, el PP ha tenido una estrategia respecto a la figura de Sánchez bastante dura en términos dialécticos. Esto venÃa motivado por haber pasado a la oposición, no a través de elecciones en aquel momento, y por no haber consolidado el cambio de liderazgo en Casado más tarde en las elecciones de 2019. Y se encontró con una amenaza en términos competitivos y electorales a su derecha, un partido de derecha radical, inédito para el PP en la etapa democrática actual de España", explica a LPO Eduardo Bayón, consultor en comunicación pública y estrategia.
La irrupción de Vox sacudió a la polÃtica española. Los de Santiago Abascal consiguieron la tercera bancada más numerosa en el Congreso de los Diputados y entonces el PP "se vio arrastrado hacia posicionamiento discursivos más propios de la derecha radical que de un partido conservador tradicional". "Desde las elecciones de AndalucÃa, las encuestas muestran que la etapa expansiva de Vox se ha frenado por completo, pero el PP sigue un poco preso de esa estrategia, condicionado por Vox. Entre los votantes del PP, no solo del espectro de la derecha, hay un rechazo y un odio muy grande a la figura de Sánchez", sostiene.
Los populares apuestan por una estrategia de desgaste y confrontación total con cualquier iniciativa de Moncloa. En esa lógica, el problema ya no son los socios de Unidas Podemos o los aliados parlamentarios de ERC o EH Bildu, sino el propio Sánchez, que estarÃa dispuesto a cualquier tipo de acuerdo para mantenerse en el poder. Lo que no dicen en Génova es que no tendrÃan problema en pactar con Vox en caso de que falten los números para desbancar al lÃder del PSOE.
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El PP ya rompió ese "cordón sanitario" contra la ultraderecha en el gobierno autonómico de Castilla y León y hasta la reciente ruptura, RocÃo Monasterio fue quien garantizó el Ejecutivo de Isabel DÃaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. Justamente Ayuso fue la dirigente popular que más ha buscado un choque directo con Moncloa, tildando a Sánchez de dictador y una amenaza para la democracia. Y el PP oscila entre esa lÃnea y la mentada moderación de Feijóo, matices de un mismo plan.
"El PP de Madrid siempre ha tenido particularidades, como en la época de Esperanza Aguirre, que hacÃa contrapeso al gobierno de Rajoy con posicionamientos más neoliberales. Hubo cierta deslegitimación de la primera legislatura de Zapatero, que coincidÃa con las negociaciones con ETA. Eso fue un preludio de la etapa actual. En la etapa de la pandemia, Ayuso construyó un discurso contra el gobierno central, con tintes libertarios contra las medidas sanitarias contra la pandemia, que le funcionó porque les ofrecÃa a los votantes madrileños un horizonte de volver a una realidad previa a la pandemia. Es un discurso populista de deslegitimación del gobierno y de las instituciones democráticas", dice Bayón.
Según el analista polÃtico, serÃa un "error mayúsculo" si el PP sigue el discurso de Vox, ya que la formación liderada por Abascal está estancada o la baja en los sondeos y Feijóo va creciendo. El último barómetro de 40dB para El PaÃs y la SER le da al PP 122 diputados frente a los 109 del PSOE. Sus votantes, además, son los más movilizados, y el expresidente de la Xunta puede ganar para sà a los votantes de centro e incluso a socialistas desencantados con Sánchez.
En este sentido, el PP le corta el paso a Vox y rebaja las posibilidades de que se produzca en España un tipo asalto como el que acaba de producirse en Brasil. "De momento no ha habido una sustitución del partido conservador por el partido de la derecha radical. Conviven, en Castilla y León tiene capacidad de condicionar la acción de gobierno, pero no deja de ser socio minoritario del PP, que es el partido alfa de la derecha. Es un elemento diferenciador fundamental. En tanto eso no suceda, veo difÃcil que se pueda producir esa situación", apunta Bayón.
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