Los ciudadanos de Cáceres, ciudad ubicada a 300 kilómetros de Madrid, también se movilizaron este fin de semana en favor de la salud pública. No salieron a la calle para reclamar mejoras en el sistema sanitario, como lo hicieron cientos de miles de madrileños. Se concentraron para rechazar la mina de litio que la Junta de Extremadura está a punto de autorizar. Una explotación que por su localización (a dos kilómetros del casco histórico) va a transformar en "invivible" a un punto geográfico reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
El caso, retratado dÃas atrás por LPO, tiene todas las aristas para transforme en un conflicto testigo que, con seguridad, se extenderá por la penÃnsula y por Europa en los próximos años: el choque frontal entre la necesidad de extraer los minerales que necesita la energÃa renovable para su despliegue masivo y el rechazo social de quienes habitan los territorios que quieren explotarse.
El "boom verde" necesita de otro "boom", más invisible, poco sustentable y mucho más controvertido: el minero. Los coches eléctricos, los paneles solares, las turbinas eólicas y las baterÃas eléctricas necesitan aluminio, cobre, plata, cadmio, nÃquel, manganeso cobalto, tierras raras y litio, entre otros tantos minerales.
La transición energética exige, por tanto, un incremento del número de proyectos mineros, más aún en Europa, por su fuerte dependencia de regiones como China, Australia o América Latina, zonas productoras de estas materias primas. En este contexto, la minerÃa es hoy un eje central de la agenda polÃtico-económica de Bruselas.
España no es ajena a esta hoja de ruta de la UE. Según el relevamiento realizado por la asociación ecologista Amigos de la Tierra en colaboración con el Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL), se ha multiplicado en el último tiempo el interés de empresas y fondos de inversión por la extracción de minerales metálicos en la penÃnsula. Son más de 500 los proyectos autorizados por las administraciones públicas.
Irene de Miguel, portavoz de Unidas Podemos por Extremadura y candidata a presidir la Junta en las próximas elecciones autonómicas, es un rostro polÃtico de la lucha ciudadana de Cáceres por evitar que el proyecto de la mina obtenga la luz verde. Participó de la movilización -que convocó a mil personas, según los organizadores- y es una interlocutora de un conflicto que, denuncia, está lejos de ser "puntual y excepcional".
La diputada advierte que se quiere "replicar" en Cáceres, en una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad, lo que en las últimas décadas se viene haciendo en el sur del planeta: la extracción de recursos para saciar el infinita sed de consumo del capitalismo global.
"Se trata a Cáceres como la colonia de un paÃs empobrecido para extraer sus minerales sin respetar la población", explica en diálogo con LPO. Si esta mina avanza y se construye a "escasos metros de un centro de cirugÃa y de una planta depuradora de agua" el mensaje polÃtico puede ser "muy peligroso", aclara.
"Extremadura y otras regiones van a ser las nuevas "tierras de sacrificio" de un sistema depredador e insostenible. El oste peninsular está vendido por su reserva de litio", alerta.
Uno de los minerales que más escasea en Europa es el litio, concentrado en Australia, China, Argentina, Chile y Bolivia. Extremadura, según el consenso de los geólogos europeos, tiene una de las reservas más grande de litio de todo el continente.
Como ocurre en esos territorios, la multinacional que está detrás de este proyecto está "comprando la licencia social" para influir en las decisiones polÃticas, según cuenta De Miguel. El patrocinio de equipos de fútbol o la publicidad en los medios de comunicación locales son dos ejemplos.
"El rechazo ciudadano es fuerte, pero no hay unanimidad. Hay parte de la población que la apoya. La campaña a favor de la mina por su generación de empleo y el derrame de su inversión es muy fuerte", detalla.
Y agrega: "La sensación es que el proyecto cada vez está más cerca de autorizarse. El PSOE, en menos de un mes, ha sancionado normativas para tenderle la alfombra roja a la mina".
El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, registró, por un lado, una enmienda para incluir las extracciones mineras en los proyectos empresariales de "interés autonómico", lo que agiliza los "tiempos administrativos" y pasa "por encima a la autoridad municipal", órgano que rechaza su aprobación.
En paralelo, impulsó un decreto de ley para obligar a la industria local a formar parte de "la primera transformación", es decir transformar el litio en hidróxido de litio. "Se vende como un triunfo, pero esta transformación es muy contaminante", aclara la diputada.
Y concluye: "Hay que entender que no estamos ante una problemática local. Este conflicto, multinacionales que van a querer extraer litio en medio de un fuerte rechazo ciudadano, se va a extender en los próximos años. La clave es entender que la transición energética y ecológica que nos venden no es sostenible. No hay recursos suficientes. Tenemos que empezar a hablar de decrecimiento, a reducir los niveles de producción y de consumo para alinearlos con los lÃmites fÃsicos del planeta".
El polémico proyecto
La multinacional australiana Infinity Lithium creó una filial en España (Extremadura New Energies) para poder explotar este yacimiento de litio. Semanas atrás, la empresa presentó un primer informe a la Dirección General de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura con los trazos gruesos de su nuevo proyecto de explotación. La intención de la firma es formalizar su pedido de autorización antes de fin de año.
Su CEO, Ramón Jiménez, confÃa en obtener la luz verde del poder polÃtico. El proyecto final, defiende, "da respuesta a todas las exigencias de las administraciones en materia de sostenibilidad medioambiental". La empresa ha enterrado la explotación a cielo abierto, el punto más controversial del plan inicial.
El nuevo proyecto prevé una extracción subterránea. "Hemos hecho un proyecto cien por cien enterrado. Sólo se va a ver la entrada de un túnel a la montaña", defendió Jiménez en sus últimas intervenciones públicas.
De avalarse el proyecto, la montaña de la capital cacereña -donde viven 96 mil personas- será intervenida por los próximos 31 años. Según el documento que la empresa entregó a la Junta, dos años serán de "preparación y construcción", tres de "rehabilitación y cierre" y 26 de "explotación".
La previsión arroja una producción nominal de 19.470 toneladas de hidróxido de litio al año, lo que da un total de 506.220 toneladas al finalizar la explotación. El valor de la mina, según los primeros cálculos, asciende a los 21 mil millones de euros.
"El litio es uno de los 30 elementos considerados como materiales crÃticos para la UE por el riesgo de desabastecimiento, lo que muestra la importancia del proyecto de Valdeflórez, que tendrá una extensión de 2 cuadrÃculas mineras (equivalente a unas 60 Has)", detalla la empresa en su proyecto.
El documento detalla un "plan de rehabilitación para todo el entorno con el fin de prevenir cualquier efecto negativo sobre el medio ambiente y sobre las personas". Y resalta el "impacto económico que tendrá para la ciudad": 1.500 trabajadores contratados de manera directa y 2.100 empleos indirectos.
En el bosquejo empresarial no se hace mención a un dato no menor: la mina será la más cercana a un núcleo urbano en toda Europa: a 300 metros de de una planta depuradora de agua, a 1,5 km del Hospital de Cáceres, 1,6 km del Campus Universitario y 2,5 km de la Plaza Mayor.
"No es el litio, es la ubicación", resumen el movimiento cÃvico llamado "Salvemos La Montana de Cáceres", una plataforma de control y oposición al proyecto de esta mina de litio que cada vez suma más adhesiones: "Además, Cáceres está entre las pocas capitales sin rÃo y el litio es el mineral de transición energética con mayor consumo de agua".
El "no a la mina" logró en los últimos dÃas un apoyo polÃtico de peso: el de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda DÃaz. "No es alternativa que Extremadura se convierta en una gran mina. No queremos modelos extractivistas. Queremos modelos sostenibles, ecológicos, respetuosos con la salud pública y con la vida", afirmó en su reciente viaje a esta CCAA.
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