
Lo foto panorámica es estrepitosa. A nivel autonómico, Unidas Podemos dejará de cogobernar en cuatro Ejecutivos: Aragón, Comunidad Valenciana, Canarias y Baleares y ya no tendrá representación parlamentaria en Madrid, un bastión histórico, donde hace ocho años, en 2015, rozó los 600 mil votos -158 mil el pasado domingo- y logró nada menos que 27 escaños. Los morados se presentaron a las urnas con 47 diputados autonómicos. Y salieron solo 15 tras el recuento de las papeletas.
La debacle no ha sido menor a nivel municipal. Podemos e Izquierda Unida acudieron en lista única en 39 de 52 capitales de provincia, con un retroceso generalizado que ha desalojado a Ada Colau del Ayuntamiento de Barcelona y que ha precipitado la desaparición en Zaragoza, Murcia o Cádiz.
En cuatro años, el apoyo municipal se ha terminado de desplomar: 461 concejales contra 200; 364.370 votos contra 133.267.
La foto detalle, el primer plano, también da cuenta de la magnitud del batacazo. En Mallorca, por ejemplo, el partido se da prácticamente por extinguido al perder casi toda su representación en las tres instituciones: en el Parlament solo tendrá un diputado (frente a los seis de 2019), en la Cort un concejal (tres hace cuatro años) y en el Consell ninguno al perder sus tres representantes.
El hundimiento es innegable. Y explica, en parte, el avance territorial y político del bloque de la derecha (PP/Vox) en las elecciones. Los motivos, las explicaciones y los porqués, en cambio, no están tan claros, son más difusos, moldeables según las catarsis. Por convencimiento y, sobre todo, por pragmatismo: las raíces del fracaso son un elemento clave de negociación en el armado a contrarreloj de la imprescindible unidad de toda la izquierda del PSOE de cara al 23J.
Para el ala más dura del partido, el golpe se explica, básicamente, por un cambio de contexto ideológico y de una "centralidad" -en términos de manejo de la agenda, el relato y la narrativa- que en la última década se movió de la izquierda a la derecha.
Pablos Iglesias lo explica así: "Hace 8 años cuando Podemos estaba muy fuerte, nosotros éramos la centralidad. Ganamos las elecciones en Barcelona, en Madrid, en Cádiz, en Coruña, en Santiago. Allí, el dominio de los temas fundamentales tenían que ver con la fortalece de Podemos. Esa es la clave de la política: controlar la centralidad, el dominio de los temas. Por eso es terrible lo que ha ocurrido. La claves es que la centralidad de los temas entonces, cuando Podemos era un actor ideológico fuerte, la teníamos nosotros. Lo que ha cambiado en este país es que ha habido un movimiento reaccionario. En términos estratégicos la derecha y la ultraderecha nos están ganando. Esa centralidad llega hasta un punto que funcionan discursos trumpistas".
A juicio del exvicepresidente y líder orgánico del partido, la derecha y la ultraderecha llevan "mucho tiempo entendiendo este clima de época". "Han leído muy bien un espíritu de época en que la guerra cultural sin cuartel es la que define los conflictos políticos", aclara.
En su razonamiento, toda la izquierda, ha seguido "viviendo en otra época". Para Iglesias, la única bala efectiva es que todo el bloque progresista -incluyendo el PSOE- asuma que "lo cultural y lo mediático son los terrenos de combate políticos que definen esta época" y que sin esa "batalla" la derecha gobernará España durante muchos años.
La propuesta para el 23J: asumir que el contexto ideológico ha cambiado y lanzar un "enfrentamiento" directo y sin temor al qué dirán. "Moderaditos y sin ruido (la "izquierda cuqui", en palabras de Ione Belarra) es regalarle todo el terreno de la política a la derecha", sintetiza Iglesias.
En palabras de Juan Carlos Monedero, otro de los fundadores del partido, la izquierda necesita traducir sus logros de gestión en "relato". "La izquierda se equivoca si cree que gestionando mejor que la derecha va a conseguir el voto popular. Moderar el discurso y entregar parcelas ideológicas a la derecha es un error que se paga carísimo en las urnas", advierte en la misma línea de Iglesias.
Para muchas otras voces -algunas internas- el ocaso del partido se explica, justamente, por esta forma de entender y de hacer política, por una estrategia de poder cada vez más errática, que achica en lugar de ensanchar, que repele en lugar de atraer.
Podemos expone el rostro del hermano de Ayuso como arma electoral
Tal es así, que en las últimas horas, el vicepresidente balear en funciones, Pedro Yllanes, pidió sin medias tintas la dimisión de la cúpula del partido. "Es sorprendente que Lilith Verstrynge, Ione Belarra o Pablo Echenique no hayan desaparecido de la vida política. O no hay quien les tome el relevo o le deben tener mucho apego al cargo", cargó.
Miguel Álvarez, profesor de Estructura de Medios y Comunicación Política en la Facultad de Periodismo de la UCLM, quien fuera coordinador de políticas mediáticas en Podemos hasta 2016, también arremetió contra sus excompañeros.
"Podemos desaparece en Canarias, Valencia, Madrid, Zaragoza y 5 de las 12 CCAA. Desde 2018 pasa de 168 a 34 diputados. En España, menos votos que MM en Madrid. Y todo porque los medios ahora son fachas, no como en 2015 cuando nacimos, que eran todos nuestros", ironizó en un tuit. "Quien no haya aguantado su vela, que deje de dar lecciones al resto, por favor. Que deje de insultar, de exigir, de tratar de imponer. Que pregunte y escuche más, y que aleccione menos", agregó en otra publicación.
Iñigo Errejón, líder de Más País, también coló su crítica a la visión de Iglesias y compañía en el comienzo de las negociaciones con Sumar: "Entender el mensaje y el clima de época, no hacer las cosas igual, romper la inercia y pensar. Aprender de lo que funciona mejor y de lo que funciona peor. No participar en el espectáculo hiriente y estéril de los insultos y ataques. Levantar, con lo existente, algo para ir más allá y salir de la posición defensiva", tuiteó.
El exPodemos viene repitiendo que la "nostalgia es un pésimo mapa", que "los años 2014-2015 no volverán" y "que cualquier intento de repetición sería farsa o tragedia". "Esto nos conmina a una propuesta que hoy combine la misma voluntad de cambiarlo todo con una adaptación pragmática a un terreno más pavimentado de escepticismo", resume.
Yolanda apoya la jugada de Sánchez y Podemos se prepara para una "batalla diferente"
El politólogo y jurista por la Universidad Carlos III de Madrid, Carlos Entenza, resume la crítica en una frase: "Para recuperar la batalla cultural no hay que gastar el 80% hablando únicamente de Antonio Ferreras (el periodista), hay que conectar con la gente. Las elecciones han demostrado que ese tipo de discurso ya no conecta con la gente. Se utiliza esto de la batalla ideológica y cultural para menospreciar la inteligencia de la ciudadanía".
Para Héctor Tejero, diputado de Más Madrid, "el resistencialismo", "el antifascismo" y "las verdades a la cara", banderas de Podemos, ya no funcionan muy bien, la izquierda necesita "buscar algo en positivo para mantenerse".
A su entender, los resultados de Más Madrid o Més y Compromís (que bajan pero no se hunden) son importantes para establecer "qué tipo de campaña y con qué espíritu quiere plantarse el famoso "espacio a la izquierda del PSOE" en las urnas de fines de julio.
Propone tres claves. 1) Marco positivo y de esperanza, no de resistencia. 2) Asumir que el ciclo 15M-Podemos se agotó. 3) Que es mejor parecer "cuqui" que tóxico.
"Sin acuerdo Podemos-Sumar, la izquierda va a ser borrada del mapa político por una década"
Sergio Pascual, exsecretario de Organizaciones de Podemos, quien supo ser el número 3 del partido, destituido en 2016 por su apuesta por Errejón, se para a mitad de camino entre estos dos ejes, el cambio de contexto político y la estrategia política errática.
"La batalla cultural y mediática es un hecho. Y que hay que darla, también. La izquierda se ha centrado en la gestión y ha entendido que podía ganar las elecciones solamente diciendo que había gestionado bien y mejor, que es la realidad, y lo cierto es que ha sido insuficiente en una campaña puramente identitaria", reflexiona.
El tema -agrega- es "cómo darla". "Algunos piensan que hay que darla con gestos oscos y con el puñal entre los dientes. Otros que se pueda dar en términos más amables, menos agresivos, proponiendo inclusión y no solo ajuste de cuentas".
Podemos, entiende Pascual, autor del libro "Un cadáver en el Congreso: del sí se puede al no se quiere", debe comprender, por un lado, que "la izquierda española no es contestaria, dura y firme" como la que representan ellos.
"La izquierda española es plural, una izquierda que tiene sectores más preocupados por intereses materiales, como el género o el ecologismo, que tiene otro sector enfocado al enfrentamiento directo y duro con el poder (Podemos) y otra sector centrado en sus intereses regionales, como Más Madrid y Compromís", detalla.
Esta pluralidad, obliga más que nunca, a "agruparse en una especie de confederación" que "responda mejor" a lo que es realmente es la izquierda en España.
Lo otro que debe entender Podemos es que la reconfiguración de la izquierda está liderada por Sumar y por Yolanda Díaz, por lo que debe integrarse con su peso propio, pero aceptando esta nueva hegemonía.
-¿Corre riesgo de desaparecer en el caso de no dar este paso?
-Depende de la decisión que tome esta semana. Si Podemos entiende que forma parte de la izquierda española y se integrará con su peso específico a Sumar podrá sobrevivir en este espacio amplio Si, por el contrario, cree que tiene que ser la fuerza dirigente, está abocado al fracaso. Y sin acuerdo seremos borrados del mapa por una década en favor del reagrupamiento del voto progresista en el PSOE.
-¿No hay cierta lógica perversa de "cuanto peor, mejor", de propiciar un gobierno entre PP y Vox para volver a liderar la izquierda?
-Pero cuando desapareces del mapa político no tienes altavoz para decir que conmigo el país funcionaba mejor. Ciudadanos pudo pensar esta "cuanto peor, mejor" y mira cómo le fue. Qué mejor para ellos que un gobierno del PSOE, con Podemos, ERC y Bildu. Y les ha ido peor que nunca. La gente vota partidos útiles con representación parlamentaria. Un resultado pírrico en julio propicia la desaparición como opción elegible, por más que tengan razón.
-Podemos sumó cinco millones de votos e Iglesias fue vicepresidente con los medios de comunicación promoviendo su destrucción. ¿No es perjudicial esta obsesión del partido con el poder mediático como explicación casi única del avance de la derecha?
-Lo primero: no es que tengamos a unos medios de comunicación que le diga a la gente "vote al PP, Podemos es malo". La cosa es más compleja y sutil. Los medios de comunicación ayudan a instalar un marco, las reglas de juego del partido en disputa. En 2015, en un contexto de crisis económica abismal, los medios acompañaron la inercia y le dieron voz a las causas de la crisis. Ahí emerge Podemos, en ese calor. Ahora, los medios de comunicación están acompañando otros marcos, aquellos que benefician a la derecha, propagando el miedo a la okupación o poniendo a ETA otra vez en escena.
En este nuevo marco en el que la gente no está pendiente de una feroz crisis económica. Ahora bien, sabiendo que las reglas de juego son las que son y están dadas de esta manera, jugamos al juego o nos quejamos porque las reglas no nos gustan. Esta pregunta tiene que responder la izquierda.
-La estrategia de vencer a la derecha mostrando logros de gestión y hablando de propuestas de sanidad, vivienda y educación claramente no ha funcionado. Pero tampoco el cartel con la cara del hermano de Ayuso. ¿Entonces?
-El cartel con la cara del hermano de Ayuso es una estrategia puramente frentista. La derecha quiere acabar con Podemos, Podemos quiere acabar con la derecha. Hay que ofrecer una propuesta que no haga pensar a la gente que la izquierda quiere someter a la derecha o que quiere impedirle hacer su vida disfrutando de sus valores. Tenemos que ser capaces de poner arriba de la mesa un proyecto de país que no haga sentir amenazada a la derecha y que al mismo tiempo ofrezca un proyecto de país ilusionante para la mayoría de los españoles? Yo creo, de verdad, que es el proyecto de país de Podemos. A veces las formas y los discursos públicos pueden hacer pensar que no es este el proyecto, sino una cruzada contra los adversarios. Y eso es un problema.
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- 101/06/2311:12Andresito ocurre que los nuevos galleguitos imberbes habéis descubierto otra vez como sus padres que vuestra emblemática zurda no os sirve para un carajo, aprended y votad en serio algo que os sirva y no intentéis jamás exportar tamaños dislates a las otroras colonias de américa, ostias joder coño...jajajaja