El martes, en el Congreso de los Diputados, el presidente de Ucrania, VolodÃmir Zelenski, le pidió a las empresas españolas que "dejen de hacer negocios" con Rusia y con Vladimir Putin. Nombró a tres, entre ellas a Maxam, el gigante español de los explosivos.
Los aplausos bajaron desde todos los escaños, aunque de forma más tÃmida y apagada desde el rincón donde se sientan los parlamentarios de Vox. La incomodidad de la ultraderecha, que en ese momento pasó desapercibida, se explica en que uno de sus ideólogos integra, desde 2019, el consejo asesor de esta firma multinacional.
Se trata de Rafael Bardaji, una cara poco visible para los simpatizantes de Vox, pero una figura clave en el ascenso y crecimiento del partido. No integró ninguna lista ni ninguna candidatura en estos años. Pero operó desde las sombras para posicionar a Abascal en la primera plana de la polÃtica española.
Bardaji fichó por Vox a principios de 2018, tras alejarse del Partido Popular, donde militó desde la década del 90. Llegó a ser asesor ejecutivo del Ministerio de Defensa entre los años 1996 y 2002, durante la etapa de José MarÃa Aznar, a quien le recomendó la intervención de España en la guerra de Irak.
Conocedor de su muñeca polÃtica y de sus contactos, Abascal lo recibió con una silla en el Comité Ejecutivo Nacional. Bardaji acreditaba vÃnculos con la Casa Blanca y con la polÃtica norteamericana a través de su fundación Friends of Israel Initiative Inc, montada en Miami en 2010, una organización sionista a favor de financiar a Israel en su lucha contra palestina.
Bardaji se jacta de haber sido "el primer español en visitar la Casa Blanca de Trump". "He tenido amigos en las distintas Administraciones norteamericanas, desde la época de Ronald Reagan. Cuando asumió, me encargaron un asesoramiento", contó tiempo atrás en una entrevista a El Español.
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A Trump y a Vox los asemeja la "guerra cultural con lo establecido, con lo polÃticamente correcto, con esa filosofÃa de que todo tiene que ser consensuado, soft, blando", explicaba en aquel tiempo. "Coincidimos en el «América, primero». España y los españoles, primero", resumÃa sobre las coincidencias ideológicas con el trumpismo.
En los pasillos de la Casa Blanca conoció a Steve Bannon, quien fuera gurú y asesor de Trump. En 2018, Vox alardeó de esa relación y, en sus redes sociales, publicó una foto de ambos con la siguiente leyenda: "Stephen Bannon, el artÃfice de la victoria de Trump, entra de lleno en la campaña de Vox: Se mantendrán reuniones de trabajo para establecer estrategias contra la propaganda separatista fuera de España y reducir al máximo su apoyo internacional".
Vox apodó a Bardaji como el "Darth Vader de la polÃtica española", por su fanatismo por este personaje de la ficción (tiene su imagen como foto de perfil en sus cuentas de Twitter e Instragram). Arrastra el apodo desde la época del PP. Se lo pusieron sus enemigos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) cuando formaba parte del Ministerio de Defensa.
Su currÃculum dice que es "experto en geoestrategia". En 2019, intentó mantener una pata en Vox y otra en Expal Systems SA, apéndice de Maxam -la empresa señalada por Zelenski-, que lo tentó con un jugoso contrato para saltar al mundo empresarial.
Fundada hace siglo y medio como la Sociedad Española de la Pólvora por el sueco Alfred Nobel, inventor de la dinamita, Maxam tiene presencia en 100 paÃses y factura más de 1.000 millones de euros al año. En Rusia, tiene cuatro filiales dedicadas a la fabricación de explosivos para minerÃa.
La firma multinacional contrató en 2019 a Bardaji y a Jorge Dezcallar, ex director del CNI con Aznar y ex embajador en EEUU. El gurú de Abascal fue perdiendo terreno dentro de Vox hasta ser desplazado de las tomas de decisiones en 2020, cuando su cargo, el de vicepresidente al área polÃtica, quedó en manos de Jorge Buxadé.
Aquel enroque marcó una hoja de ruta más radical en Vox. Buxadé es un falangista confeso. En 1995 se presentó a las elecciones europeas por Falange Española de la JONS y en las generales de 1996 fue candidato de Falange Auténtica por Barcelona.
Bardaji, formado en el centrismo del PP, siempre rechazó la "radicalización extrema" del partido. "No somos de ultraderecha. Somos de la derecha no tradicional. No tenemos nada que ver con la tradición de Falange, ni defendemos el franquismo. No queremos abolir los partidos ni llevar al paredón a los que no piensan como nosotros", explicaba cuando Abascal todavÃa lo cobijaba.
Se alejó de Vox en silencio y sin hacer mucho ruido. La guerra, Maxam y Zelenski sacaron su desconocido pasado polÃtico a la luz.
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