España está en las puertas de un boom minero ante la necesidad de extraer las materias primas que se necesitan para consumar la transición energética. El Gobierno es consciente que la industria extractiva va a ser crucial en las próximas décadas y que los minerales crÃticos (cobre, litio, nÃquel, cobalto, etc.) van a ser un factor decisivo en las nuevas disputas geopolÃticas.
Empujado por la Unión Europea, que exige fortalecer con urgencia esta cadena de valor para dejar de depender de los paÃses proveedores (China), Moncloa aprobó en el último Consejo de Ministros la "Hoja de Ruta para la gestión sostenible de las materias primas minerales", un instructivo para empezar a delimitar cómo y de qué manera la penÃnsula potenciará su industria extractiva.
La misión del Ejecutivo, como ya adelantó LPO, está plagada de conflictos y tensiones a nivel territorial y medioambiental. Hasta ahora, Europa se nutrió para su transición energética (industria renovable) y digital (industria tecnológica) de minerales extraÃdos y procesados en otras geografÃas. La necesidad de obtener estas materias primas puertas adentro requiere de muchos consensos.
Un ejemplo: gran parte de la población de Cáceres se resiste por estos dÃas a que una multinacional australiana abra una mina de litio a solo dos kilómetros del caso urbano de la ciudad. La presión social mantiene paralizado, de momento, el proyecto.
La "hoja de ruta" del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico intenta sentar las bases para reforzar "la autonomÃa estratégica del paÃs y la seguridad de abastecimiento de suministros clave para la transición energética y el desarrollo digital" sin socavar la "neutralidad climática y los retos demográficos".
El desafÃo del Gobierno es generar en los próximos años una "actividad extractiva más sostenible, circular, segura y eficiente".
"España cuenta con una industria extractiva potente, moderna y segura. Es clave que su actividad económica responda a parámetros de sostenibilidad en el tiempo por venir. Esta hoja de ruta requerirá equilibrio y consensos con los territorios, con las personas directamente involucradas y el compromiso de la menor afección ambiental", reconoció la ministra Ribera al presentar el plan.
El documento reconoce que la reducción de la dependencia de la economÃa española (y europea) a los combustibles fósiles implica "la aparición de nuevas demandas de materiales y materias primas", que requiere "diseñar un nuevo modelo de crecimiento e inversión" en esta cadena de suministro.
"Esta Hoja de Ruta tiene por objeto establecer las bases para la transformación de la industria de Materias Primas Minerales, en un contexto de economÃa circular, y garantizar el suministro de las materias primas minerales autóctonas en España de una manera más sostenible, eficiente, y que maximice los beneficios a lo largo de la cadena de valor contribuyendo, de este modo, a la soberanÃa industrial europea y española", explica el instructivo.
La cartera que conduce Ribera establece "el reciclado de materiales como primera opción a considerar" para evitar "fuentes de suministro no sostenibles por razones medioambientales o sociales", pero reconoce "unas proyecciones de reutilización limitantes", que cubrirá solo entre el 10% y el 20% de las necesidades de materias primas minerales de los ciudadanos europeos en 2050.
La OCDE -cita el documento- prevé que, pese a una mayor eficiencia en el uso de los recursos, incluyendo la economÃa circular, el uso de materias primas minerales se duplicará en 2060 (+110%). En el caso de los metales, las previsiones apuntan a un incremento del +150%, pasando de 8.000 a 20.000 millones de toneladas en 2060.
En este contexto, la UE produce menos del 5% de la producción mundial de materias primas minerales, mientras que su industria consume aproximadamente el 20% de las materias primas minerales de todo el mundo.
Con el agravante que "tanto en términos cualitativos como cuantitativos", el consumo de materias primas de un sistema basado en energÃas limpias difiere profundamente de uno impulsado por combustibles fósiles.
"Un automóvil eléctrico tÃpico necesita seis veces más recursos minerales que un automóvil convencional y una planta eólica terrestre requiere nueve veces más recursos minerales que una planta de gas", detalla el documento.
Y agrega: "El litio, nÃquel, cobalto, manganeso y grafito son cruciales para el rendimiento, la longevidad y la densidad energética de las baterÃas. Las tierras raras son esenciales para los imanes permanentes empleados en turbinas eólicas y motores de vehÃculos eléctricos. Las redes eléctricas necesitan una gran cantidad de cobre y aluminio, siendo el cobre la piedra angular de todas las tecnologÃas relacionadas con el suministro de energÃa eléctrica".
Moncloa admite, además, que "la producción de muchos de los minerales necesarios para la transición energética está más concentrada que la de hidrocarburos".
Para elementos como el litio, cobalto y tierras raras, los tres principales productores del mundo -encabezado por China- controlan más de las tres cuartas partes de la producción mundial: "La UE depende casi en su totalidad de las importaciones de terceros paÃses de materias primas consideradas como fundamentales para su economÃa".
Ribera y su equipo reconocen que "estas nuevas necesidades llevarán a una nueva geopolÃtica de materias primas que sustituirá a la geopolÃtica de los recursos fósiles marcada por los hidrocarburos, que estructuró el planeta en dos bloques: por una parte, el de los paÃses consumidores con elevados niveles de desarrollo económico y bienestar ciudadano y, por otra, un reducido número de paÃses productores, paÃses en vÃas de desarrollo, en los que se concentraban los recursos y en los que los procesos extractivos".
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Por tanto, para garantizar la seguridad de suministro de los sectores industriales en su conjunto, España debe "apoyarse en su industria extractiva nacional que limite la dependencia de las cadenas industriales claves para la transición energética y digital".
Según los números difundidos por Ribera, la industria extractiva en España cuenta con alrededor de 2.700 explotaciones activas, de las cuales 10 son de minerÃa metálica, 165 de minerales industriales, 439 de canteras de roca ornamental y en torno a 2.100 de áridos. El sector pone en valor, anualmente, cerca de 210 millones de toneladas.
"Considerando el conjunto de la actividad (extracción, primera y segunda transformación) - la cifra total se incrementa hasta 3.750 empresas, 4.650 explotaciones mineras y fábricas y 320.000 trabajadores, incluyendo empleo directo, indirecto, inducido y transporte, siendo el volumen de negocio en torno 26.600 M€ y el valor de las exportaciones de 11.800 M€", describe la hoja de ruta.
En lo que respecta a minerales crÃticos, España cuenta actualmente con producción de estroncio, espato flúor, tántalo, silicio, y wolframio, asà como "depósitos identificados" de antimonio, barita, bismuto, cobalto, litio, tierras raras. La superficie ocupada por la industria extractiva se estima que es un 0,15% (750 km2 )92 del total del territorio de España.
El Gobierno también admite que el "boom minero" va a requerir la "actualización de la la normativa básica de ordenación minera", asà como la mejora de su gestión y aplicación: "Se requiere también agilizar la tramitación de iniciativas industriales mejorando los procesos y procedimientos administrativos para acelerar la obtención y gestión de permisos sobre materias primas estratégicas, sin socavar los estándares de sostenibilidad de la UE".
No en vano, en las últimas horas, el Ministerio lanzó una consulta pública previa a la elaboración de una nueva Ley de Minas "para recabar la opinión de las personas y de las organizaciones más representativas potencialmente afectadas por la futura norma".
Otra "lÃnea de acción" es la de poder garantizar "la solvencia técnica y económica de las empresas explotadoras, asà como el compromiso con la protección del medio ambiente en todas las actividades mineras y el fomento de las buenas prácticas para la prevención de los impactos ambientales, la protección de la biodiversidad, la creación de corredores ecológicos y la recuperación de los terrenos degradados".
En este sentido, el Gobierno se compromete a aumentar "la transparencia sobre la disponibilidad de materias primas". ¿De qué manera? Ampliando el conocimiento "de las reservas y los recursos de materias primas, y en general sobre la realidad geológica-minera del paÃs".
La "sustentabilidad" de la minerÃa española es aspecto calve y diferenciador para Moncloa. La hoja de ruta concluye que "una tonelada de materia prima mineral extraÃda y procesada en España genera menores emisiones de CO2 que otra tonelada procedente de casi cualquier otro lugar del mundo, donde su extracción y tratamiento se realizan bajo legislaciones, probablemente, menos estrictas que la europea, en cuanto a la protección del medio ambiente, de la seguridad y salud de las personas, de los derechos humanos, la transparencia".
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