Las advertencias sobre la destrucción de la biodiversidad -la diversidad genética, de especies (animales, plantas, hongos y microorganismos), de poblaciones y de ecosistemas- son cada vez más graves y contundentes.
La Unesco, por ejemplo, alerta de que un tercio de los glaciares Patrimonio de la Humanidad, que representan un 10% de la superficie glaciar de la tierra, desaparecerán desde ahora hasta 2050 a causa de la subida de las temperaturas por el cambio climático.
El informe, publicado este jueves, revela que cada año se pierde de media 58.000 millones de toneladas de hielo, el equivalente al volumen total de agua utilizado por España y Francia. "Todos los sitios glaciares del Patrimonio Mundial tuvieron un balance de masa negativo de 2000 a 2020, lo que significa que perdieron más hielo del que ganaron", sentencia el estudio.
Este innegable deterioro de la biodiversidad empieza a ser una preocupación polÃtica. En España, el Gobierno, a través del ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, tiene en mano un borrador casi definitivo de su nuevo Plan Estratégico Estatal del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad a 2030, que actualiza el vigente, planificado para el periodo 2011-2017.
La nueva hoja de ruta está siendo sometido a consulta pública, previo a la evaluación ambiental, último paso antes de pasar por el Congreso y, aprobación mediante, publicarse en el BOE para su entrada en vigor.
En el documento se admite un panorama muy sombrÃo respecto a las "presiones" para el patrimonio natural de España. Se reconoce que el estado de la biodiversidad, tanto en la penÃnsula como en toda la UE, "sigue en declive a un ritmo alarmante".
La cartera que conduce Teresa Ribera detecta diez amenazas -interrelacionados entre sÃ- que ponen en jaque la salud de las especies, los ecosistemas y las poblaciones.
"Los cambios en el uso del suelo debido a la ocupación directa (agricultura, urbanización, infraestructuras, minerÃa, desarrollos energéticos, plantaciones forestales, etc.) conllevan a la degradación, fragmentación y pérdida directa de hábitats", se explica en el borrador del proyecto.
Para el Gobierno, "los incendios forestales constituyen el principal elemento de degradación de los ecosistemas forestales, con importantes repercusiones sobre bienes e incluso vidas humanas". También preocupa la "sobreexplotación de los recursos naturales", sobre todo los hÃdricos.
"Un tercio del territorio español tiene sus acuÃferos en riesgo de sobreexplotación o sobreexplotados y el 25% de los acuÃferos (179 de 729) están gravemente sobreexplotados. La agricultura en regadÃo es la actividad que más consume, con alrededor del 80% del agua de nuestras cuencas, y su superficie no ha dejado de crecer en las últimas décadas", se admite.
Debido a esta disminución de los recursos hÃdricos en España, "la afección sobre los ecosistemas acuáticos, y más especialmente sobre los humedales, va a ser especialmente grave",
La "desertificación" es otra clara muestra del deterioro de la biodiversidad en España, según este documento: "La erosión, la degradación de las tierras y la desertificación son unos de los problemas ambientales más graves de los que afectan al medio natural en España, con casi la mitad de su territorio bajo un riesgo alto o muy alto de degradación. Dado que un 74% del territorio español es árido, semiárido o sub-húmedo seco, este alto nivel de pérdida de suelos implica un alto riesgo de desertificación, situando a España como uno de los paÃses con más riesgo de desertificación de la UE".
La lista de amenazas incluye "las especies exóticas invasoras" ("siendo la suelta ilegal de especies foráneas con interés para la pesca y las conexiones artificiales entre grandes cuencas, importantes factores de riesgo"); la contaminación (marina, atmosférica, acústica) y el "expolio y comercio ilegal de fósiles y minerales".
La espalda del sector económico, el "insuficiente conocimiento" social de la problemática y "la falta de recursos financieros suficientes" completan, a juicio del ministerio, un panorama delicado en la lucha por revertir esta degradación.
"Decrecer no es empobrecer, es un proceso inevitable para vivir bien"
El proyecto, que tiene un presupuesto estimado de 4.173 millones de euros, propone ocho lÃneas de acción para atacar y mitigar esta pérdida de biodiversidad: "Conocimiento sobre el patrimonio natural y la biodiversidad", "protección y conservación de la naturaleza", "recuperación de ecosistemas", "reducción de amenazas para el patrimonio natural y la biodiversidad", "compromisos internacionales", "financiación", involucramiento de las "empresas y el sector público", y "refuerzo del sistema de gobernanza y del marco legislativo".
A juicio de todas las organizaciones ecologistas (Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF), el nuevo plan es "insuficiente", "poco ambicioso", tiene "muchos parches", y no propone las "transformaciones" que exige el "dramático escenario".
"El plan carece de la suficiente concreción en cuanto a la definición de objetivos, medidas y lÃneas de actuación. Por otro lado, no incluye un cronograma ni un presupuesto detallado por acciones, ni responsables de su puesta en marcha. Otra limitación importante es la falta de indicadores y fuentes de verificación que permitan evaluar el avance de la ejecución del plan", denuncian estos cinco colectivos en un comunicado firmado en forma conjunta.
Las voces de los especialistas son coincidentes respecto a un plan que apuesta a "seguir como siempre". "El borrador del plan no considera todas las causas subyacentes a la pérdida de biodiversidad sobre las que necesariamente se debe actuar si el objetivo es detener y revertir la pérdida de patrimonio natural. Sin abordar todas las causas el resto de medidas no serán más que parches para retrasar lo inevitable", reflexiona Theo Oberhuber, de Ecologistas en Acción, quien también cuestiona que la propuesta no incluya acciones de otros ministerios y de las comunidades autónomas.
"Necesitamos un plan estratégico que aborde acciones en todos los sectores que afectan a la biodiversidad, como la agricultura, la pesca, la ganaderÃa, el urbanismo, la industria o la energÃa, cambiando nuestros estilos de vida a unos verdaderamente sostenibles", pide, en la misma lÃnea, Juan Carlos Atienza, de SEO/BirdLife.
Sobre este punto, la apuesta polÃtica por transformar los hábitos de producción y consumo, el plan hace una pequeña mención en un párrafo de la página 57 bajo el tÃtulo "Cambio de estilos de vida: acción contra las causas subyacentes de pérdida de biodiversidad".
El Gobierno traza como objetivo "impulsar estilos de vida y de consumo más sostenibles en sectores como la alimentación, el ocio, el turismo y el textil" necesarios para la conservación de la biodiversidad.
El ecologismo español entiende que esta "mención de pasada" está lejos de ser suficiente. "El documento actual no es un verdadero plan estratégico estatal, no será suficiente para cambiar las polÃticas sectoriales que más impacto tienen en la biodiversidad. El plan no integra adecuadamente las acciones a llevar a cabo por todas las administraciones implicadas", explica Celia Ojeda, de Greenpeace.
Laura Moreno, de WWF, concluye: "Existen pruebas irrefutables del declive de la naturaleza sin precedentes, asà como de los riesgos para la vida y bienestar humano. La necesidad de actuar urgentemente es muy clara. Seguir como siempre ya no es una opción. Necesitamos un cambio transformador, redefiniendo nuestra manera de actuar en todos los ámbitos y en todas las polÃticas para un futuro más sostenible, y este plan no está a la altura".
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