
Ciudadanos, que hasta hace pocos años atrás soñaba con sustituir al PP como el principal partido de la derecha española, está enfocando sus energÃas en detener las dimisiones masivas. La dirección nacional teme que la fuga de cuadros polÃticos le obligue a aceptar la absorción por parte de Génova, algo que de hecho parece estar sucediendo.
Ciudadanos se repliega a Cataluña para intentar un resurgimiento
La semana pasada renunciaron cargos orgánicos de las juntas directivas de las tres agrupaciones de la ciudad de Zaragoza, acentuando las renuncias de diputados autonómicos en Madrid, Cataluña, Valencia y Castilla La Mancha. Claro que todo comenzó con la fallida moción de censura en Murcia, en marzo pasado, cuando el partido naranja se unión al PSOE para intentar tumbar al Ejecutivo regional.
Ese fracaso signó el vÃnculo entre Cs y el PP. Pero por sobre todas las cosas, precipitó la salida de figuras claves del partido y su traspaso a la formación que dirige Pablo Casado. La exdiputada Marta Rivera, por ejemplo, pasó de ser consejera de Cs en Madrid a trabajar con Isabel DÃaz Ayuso, al igual que el exsenador Fran HervÃas, quién d ahora integra el equipo de Teodoro GarcÃa Egea.
Inés Arrimadas, lÃder de Cs, comprende que la fuga se debe a erros en el cálculo polÃtico, como evidencia lo ocurrido en Murcia, y la debacle de la formación en términos electorales, que ha despertado el temor dentro de los naranjas por la continuidad de sus cargos en varios gobiernos autonómicos. Pero también entiende que para la supervivencia del partido es necesario rearmarse y volver a ser competitivo en las generales de 2023. Su argumento es que si el PP quiere volver a la Moncloa, necesita de un socio estable como Cs que lo acompañe.
Los números, sin embargo, generan una profunda preocupación. Más de 200 cargos han desertado desde Murcia, y el PP ha registrado casi 2000 afiliaciones nuevas de antiguos militantes naranjas. DifÃcilmente el PP considere un socio confiable a Ciudadanos después de intentar cargarse al gobierno de Fernando López Miras. Por eso en Génova han pasado a una fase de seducción, aunque no deban hacer demasiado esfuerzo.
Arrimadas es consciente de su rol en un momento bisagra para la formación liberal. Y ante la desintegración de su fuerza, viene apelando a una diferenciación ideológica y "moral" con el partido de Casado. El viernes pasado aprovechó la sentencia en el caso Bárcenas y en plena conferencia de prensa pidió a los populares que hicieran una donación por el importe de la llamada caja B. "Es lo mÃnimo que deberÃan hacer para resarcir en cierta medida a la sociedad española", apuntó frente al Congreso.
No son semanas fáciles para Arrimadas, que se juega el futuro de su partido. Con las crÃticas al PP busca asociar a Génova a la corrupción, no solo por los delitos de su extesorero, sino por los mecanismos para cooptar exdirigentes de Cs. Los "chiringuitos", a los que suele referirse usualmente, son la moneda de cambio, como la Oficina de Español de la Comunidad de Madrid a cargo de Toni Cantó, hasta hace poco portavoz naranja.
"Ahora son más peperos que la gaviota", disparó Arrimadas contra sus ahora excorreligionarios, y los acusó de estar detrás de "carguitos" ofrecidos por Génova. A pesar de la sangrÃa, destacó que el 95% de los afiliados de Cs permanecen fieles. La lÃder del partido, que mantenÃa una buena sintonÃa con Casado, dijo que ella misma rechazó una propuesta del presidente de los populares para unirse a sus filas. "Yo podrÃa estar ahora mismo haciendo lo que han hecho otros tránsfugas de estar en el PP criticando a Ciudadanos, por supuesto, pero si no lo hago es porque no quiero", señaló la semana pasada.
En tanto, aseguró ser "liberal y regeneracionista y no se puede ser liberal militando en el partido conservador", en un intento por diferenciar a su sigla de los populares, a quienes achacó repartirse los cargos con el PSOE en los órganos constitucionales. Arrimadas enfrenta además el fuego cruzado de sus exsocios. El propio HervÃas la acusó de buscar "un enemigo exterior para justificar sus errores y fracasos".
Rivera abandona a Arrimadas y se declara neutral en su guerra con Casado
Con todo, Arrimadas y la dirección nacional trabajan para contrarrestar las dimisiones masivas y revalúan un cambio de rumbo. Saben que el horizonte dista de ser promisorio. El último sondeo de Sigma Dos ratifica lo mismo que vaticinan las encuestas más recientes: en las próximas generales, Cs podrÃa pasar de 9 escaños a 1, con un 3,1% de los votos. En ese escenario, el PP prescindirÃa sin ningún tipo de problema de sus antiguos socios.
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