
Para España, la transición energética está lejos de ser un camino forzado, traumático e indeseado. Es una gran oportunidad económica, productiva e industrial. Esa, al menos, es la visión que tiene el Gobierno para el largo plazo.
En Moncloa son conscientes de que hoy el árbol tapa el bosque -que la crisis energética enciende todas las alarmas-, pero son bastante optimistas respecto al rol "clave y estratégico" que en las próximas décadas va a tener la penÃnsula en el contexto europeo.
"Estamos ante la mayor posibilidad de reindustrialización desde que ingresamos a la Unión Europea. Todo está dado para que seamos una potencia industrial en un futuro no muy lejano", vaticinó este martes Diego Rubio, director de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, un departamento que cada vez tiene más importancia dentro del Ejecutivo. La AIE compara la actual crisis con el crack del petróleo de 1973 y advierte de una recesión a escala global
El funcionario -en el cargo desde febrero de 2020- tiene un mandato tan invisible como decisivo: analizar toda la la evidencia empÃrica disponible para identificar los posibles retos y oportunidades demográficos, económicos, geopolÃticos, medioambientales, sociales y educativos de cara al 2050.
Rubio disertó esta mañana en la jornada académica "El futuro de la EnergÃa", organizada por la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) para abordar las causas y los retos de la problemática energética global. Explicó que, para gran parte de los españoles, la transición está asociada a "dos catalizadores negativos": la guerra en Ucrania y el cambio climático.
Por lo tanto, "mucha gente cree que esta transición hay que hacerla porque no queda otra y porque no hay más remedio". "Se asocia a un futuro de mucho dolor, de crisis, de penurias. Lo que tenemos que entender es que incluso sin el cambio climático, sin la guerra y sin ninguna crisis energética, a España le interesa y mucho esta transición", aclaró.
Hasta ahora, la estabilidad institucional, los salarios "baratos" a nivel continental, los buenos niveles de formación y las bondades geográficas -caracterÃsticas diferenciales de España respecto a muchos de sus socios- estaban totalmente eclipsados por la cuestión energética. "Estábamos pagando la energÃa más cara que el resto. Esto está cambiando. Nos estamos convirtiendo en un productor de energÃa barata", subrayó Rubio.
Y agregó: "No tenemos que hacer la transición energética a costa de destruir empleos. Al revés. Vamos a producir mucho más empleo del que vamos a destruir. No caben dudas que algunos sectores, y por ende muchas familias, no van a verse beneficiadas por esta transición. Pero, en una escala más amplia y global, los impactos van a ser positivos".
Rubio, licenciado con honores en Historia por la Universidad Autónoma de Barcelona (tuvo en su dÃa el mejor expediente académico del paÃs), puso un ejemplo: en 2021, antes del actual crack energético, España gastó un promedio de 120 millones de euros al dÃa en la compara de gas y petróleo. "Cuando reduzcamos la dependencia de combustibles fósiles al mÃnimo, vamos a poder invertir en Educación en los niveles que lo hace Dinamarca", adelantó en este sentido.
Reconoció, también, que le "preocupa mucho" que se repliquen voces contrarias a "pisar el acelerador" en esta transición. Las propuestas cortoplacistas de "solucionar lo inmediato" abriendo, por ejemplo, una planta de carbón son, a su juicio, nocivas y peligrosas.
Consultado por el público, el funcionario entregó definiciones respecto a dos álgidos debates en materia de energÃa: la inversión nuclear que pide parte de la oposición y el "decrecimiento", un término que suena cada vez más entre cientÃficos y ecologistas.
Respecto al primero, dijo que le parece un debate "bastante infructuoso". Explicó que el cierre de las plantas nucleares en España están programadas para 2027, por lo que no tiene mucho sentido debatir hoy sobre la posibilidad de extender la vida útil de estas centrales. "Será una conversación a tener en su momento dependiendo la situación", aclaró.
"Decrecer no es empobrecer, es un proceso inevitable para vivir bien"
Su mostró totalmente en contra de crear nuevas plantas nucleares, como propone, por ejemplo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel DÃaz Ayuso, a quien nombró como representante polÃtica de esta tesis.
"Lo primero sobre el tema: no hay ninguna empresa en España que hoy quiera invertir en una planta nuclear. Las energética van más competitivo y barato al mercado de las renovables. Lo segundo: ¿Dónde las vamos a construir? ¿En Madrid?. Y lo tercero: se necesitan 20 años para construir una planta. Le veo, al cabo, poco sentido a esta propuesta".
Respecto al "decrecimiento", Rubio dijo que el Gobierno tiene "directrices de decrecimiento" en su agenda para el 2050. "Coincido en que hay que producir de forma diferente y que tenemos que ir a niveles de consumo mucho más moderado. Lo que no estoy seguro, y por lo tanto no comparto, es que esta reducción de producción y consumo traiga aparejado un dolor social y una necesidad de apretar el cinturón, discrepo mucho en este sentido con la teorÃa del decrecimiento", apuntó.
Justificó su análisis con un ejemplo: la reducción en estos años de entre el 30 y el 40 por ciento del consumo de agua en los hogares en España: "Lo hemos hecho con consciencia y con tecnologÃas más eficientes. No hemos sufridos, no hemos dejado de ducharnos con agua caliente". "No creó -concluyó- que dentro de unos años los españoles miremos para atrás y extrañemos lo que tenÃamos".
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