En el próximo verano, Madrid volverá a sufrir el efecto "isla de calor", término científico con el que se conoce a una sensación que cualquier ciudadano de a pie percibe en los días de altas temperaturas: el asfalto y el hormigón atrapan el calor durante el día y lo expulsan por la noche, lo que genera que los entornos urbanos sean mucho más cálidos que las espacios más verdes. 

En 2016, el Grupo Arquitectura Bioclimática en un Entorno Sostenible (ABIO), conformado por doctores, arquitectos, urbanistas, ingenieros, paisajistas, desplegó 20 sensores en toda la capital para medir la incidencia de este fenómeno. En algunos barrios del centro se registraron hasta ocho grados más de temperatura por la noche respecto, por ejemplo, al aeropuerto de Barajas.

A esta primera -y ya conocida- evidencia científica (el urbanismo centrado en el hormigón prolifera y aumento el efecto "isla de calor") se le sumó en las últimas semanas una segunda: un tercio de las muertes prematuras que ocurren en las grades ciudades a causa este fenómeno podrían evitarse plantando árboles en un 30% del espacio urbano.

Así lo indica una reciente investigación publicada en The Lancet realizada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Las cifras son muy contundentes: más del 4% de las muertes que se producen en las ciudades europeas durante en verano se deben a las islas de calor urbanas. 

El trabajo de campo (verano de 2015) se realizó en 93 urbes europeas y arrojó un total de 6.700 muertes prematuras por el exceso de hormigón y la falta de árboles. 559 de estos fallecimientos ocurrieron en Madrid, capital con una de las mayores tasa de muertes (12,27%).

"Es importante diferenciar la mortalidad atribuible a las olas de calor, que pueden afectar a muchos más lugares, con la relacionada con las islas de calor, que están vinculadas al diseño urbano: el asfalto, el hormigón y la falta de vegetación aumenta el riesgo para la salud en los días de verano, incluso con temperaturas usuales", explica Tamara Iungman, investigadora principal del estudio.

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En Madrid, esta nuevo dato científico tiene un impacto político de relieve. Ecologistas y opositores vienen, desde hace tiempo, denunciando el "arboricidio" (tala injustificada de árboles, según la RAE) que está llevando a cabo el alcalde José Luis Martínez-Almeida (PP).

"El Gobierno de Almeida está haciendo una gestión pésima del arbolado de nuestra ciudad. Los datos son evidentes, cada día vemos como suma árboles sanos talados a causa de obras de metro, la reforma de una plaza. Siempre se antepone cualquier excusa a un árbol. El maltrato es continuado", le resume a LPO el concejal de Más Madrid José Luis Nieto.

Filomena fue una catástrofe natural, pero Almeida es un desastre político que dura mucho más en el tiempo y que está siendo mucho más dañino

Y agrega: "El actual gobierno municipal va en sentido contrario a las ciudades más avanzadas del mundo. En lugar de crear más zonas verdes y de plantar más árboles, estamos dando pasos atrás. Con Almeida, Madrid es una ciudad cada vez más seca, con plazas duras, menos árboles y no estamos preparando el espacio público para combatir el cambio climático y el efecto de isla de calor".

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Ecologistas en Acción, una confederación de más de 300 grupos ambientalistas distribuidos por pueblos y ciudades de toda la península, lleva tiempo denunciando "la insostenibilidad del modelo de urbanismo" por el que se guía el Ayuntamiento de Madrid "basado, principalmente, en el cemento".

Rita Maestre, líder de Más Madrid, muy crítica con la gestión verde de Almeida.

Europa Press

"La ciudadanía madrileña es testigo de cómo las obras en el espacio público, a menudo, suponen un retroceso en zonas verdes", advirtió la organización a finales del año pasado tras una injustificada tala en la Plaza del Carmen y en el Parque de la Cornisa.

A partir de estas denuncias, LPO intentó cuantificar la pérdida de árboles en Madrid desde 2019 a esta parte. El cruce de fuentes arroja que, con los datos que se conocen, la gestión de Almeida dejará una ciudad con 62.874 ejemplares menos (cifra que puede ser más elevada ante la falta de algunas cifras), un 3,66% del total relevado tras el traspaso de mando que hizo Manuela Carmena (1.717.028).

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Las cuentas son las siguientes. La tormenta Filomena (enero 2021) provocó el derribo y la tala de 94.115 árboles, según datos oficiales del municipio. Esta súbita pérdida provocó que el ayuntamiento anunciase un ambicioso "Plan de Acción para la Recuperación del Arbolado" para la campaña 2021/2022. 

En julio, el PP dio a conocer que se habían plantado 90.620 árboles, una cifra inédita -en la campaña 2019/20 fueron 6.050- que erguía a Madrid como "una ciudad verde, arbolada y en condiciones para disfrutar de calidad de vida".

Antes y después de la tala de árboles en La Cornisa (Más Madrid)

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Sin embargo, según el último relevamiento realizado por Más Madrid, 60 mil de esos ejemplares se murieron durante el verano por el calor extremo y la falta de riego. El hecho- no el número- fue confirmado por el delegado de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento, Borja Carabante, quien atribuyó el desastre ecológico a "las tres olas de calor que ha habido este año, que ha sido el verano más duro desde 1961". 

"La mejor temporada para plantar es el otoño. Incluso se podría haber hecho en primavera, pero plantarlos en verano fue una condena", explicó el concejal del PSEO y portavoz de la Comisión de Medio Ambiente, Ignacio Benito. "Filomena fue una catástrofe natural, pero Almeida es un desastre político que dura mucho más en el tiempo y que está siendo mucho más dañino", lamentó.

El Ayuntamiento se jacta de haber plantado 90.620 árboles para suplir los daños de Filomena, sin embargo 60 mil de esos ejemplares se murieron durante el verano por el calor extremo y la falta de riego

"Almeida ha gastado medio millón de euros en plantar unos árboles que ha dejado morir muy pocos meses después", despotricó Rita Maestre, líder de Más Madrid.

A esta pérdida forestal hay que sumarle las talas con fines urbanísticos y productivos, y las clausuras de los alcorques, los huecos que se tapan con cemento por la decisión política de no replantar.

En el primer ítem, hay que contar las 60 talas del barrio del Niño Jesús del distrito de Retiro, 20 del Paseo Castellana, 28 del Parque de la Cornisa y 59 de Plaza del Carmen, más las previstas para el Paseo de la Habana y para las obras en Madrid Río (1.149). 

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En lo que respecta a la clausura de alcorques, la concejala Marta Higueras, edil del Grupo Mixto, dio a conocer este jueves la respuesta que obtuvo por parte de la dirección general de Conservación de Vías Públicas a su pedido de informe. 

Entre los que se clausuraron en 2022 y los que se taparán en 2023, está previsto que sean eliminados 4.162 alcorques en la ciudad. El argumento: huecos que "no estaban destinados a nuevas plantaciones". "Es tremendo. Llevan meses mintiendo y negando que esto esté pasando. Hasta que han tenido que contestar por escrito", explicó Higueras. 

Maestre repite una frase cada vez que se refiere a este tema: "Almeida es el alcalde que odia a los árboles".