Envalentonado por el éxito que significó para España la cumbre de la OTAN, Pedro Sánchez quiere dar otro ambicioso paso en el terreno internacional: celebrar el año que viene en Madrid una cumbre entre la Unión Europea y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que preside su amigo, el argentino Alberto Fernández, para afianzar las resquebrajadas relaciones comerciales entre ambos bloques.

La intención del Gobierno es que a esta cita asistan más de 60 jefes de Estados de ambos continentes. La cumbre tendría un objetivo velado: morderle a China parte de su fuerte injerencia económica en Latinoamérica.

Pedro Sánchez y Alberto Fernández tienen una relación muy cercana, el argentino lo visitó incluso antes de ser electo presidente pero luego de su triunfo en las primarias cuando ya estaba descontado que sería el próximo presidente. Luego ya en la Casa Rosada concretó dos visitas de estado a Madrid y llegó a declararse "europeista". El otro presidente cuya relación privilegió Fernández es el mexicano Andrés Manuel López Obrador, no por casualidad una pieza clave en su arribo a la Celac.

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Ambos trabajaron para potenciar ese organismo regional por encima de la OEA, controlada directamente por los Estados Unidos a través del uruguayo Luis Almagro.

El director para las Américas del Servicio Europeo de Acción Exterior, Javier Niño, afirmó en su reciente visita a Buenos Aires: "Nos hemos dado cuenta de que hay que acercarse más hacia el que es nuestro socio más "eurocompatible"".

La capital argentina podría ser sede en octubre de una reunión conjunta de ministros de Exteriores de los países de ambos bloques, el "primer paso" para la cumbre que desvela a Moncloa.

La última cumbre de este tipo se celebró hace siete años, en 2015. Bélgica fue el anfitrión. La UE y la CELAC acordaron en aquella reunión volverse a juntar tras rubricar lo que allí empezó a gestarse: un mercado de 800 millones de consumidores a ambos lados del Atlántico. 

La última cumbre de este tipo se celebró hace siete años, en 2015. Bélgica fue el anfitrión. La UE y la CELAC acordaron en aquella reunión volverse a juntar tras rubricar lo que allí empezó a gestarse: un mercado de 800 millones de consumidores a ambos lados del Atlántico

Ese pacto se firmó en junio de 2019, pero nunca se terminó de materializar por el bloqueo de algunos países -con Francia a la cabeza- bajo el argumento de cuestiones medioambientales. El gobierno de Emmanuel Macron no ve con buenos ojos suprimir las actuales barreras arancelarias que protegen a agricultores y ganaderos europeos.

En los últimos años, China desplazó a Europa a la segunda posición en el listado de socios comerciales de América Latina. Relaciones que, en este contexto de guerra, pueden "intensificarse", según el análisis de Moncloa. Un dato lo confirma: una decena de países latinoamericanos (incluidos México o Brasil) se incorporaron a la Nueva Ruta de la Seda impulsada por Pekín.

El presidente argentino Alberto Fernández con el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, en una reciente cumbre de la Celac.

Vale recordar que China aparece como una de las "amenazas" en el nuevo concepto estratégico que la OTAN firmó en Madrid. Es la segunda preocupación -después de Rusia- a tener en cuenta en el futuro inmediato, según la Alianza, que incluyó al régimen de Xi Jinping por primera vez en su historia en un documento oficial.

La complejidad que plantea la irrupción de China en Latinoamérica y la deriva de esto en la relación del subcontinente con Estados Unidos y la tradicional esfera de influencia de Iberoamérica, fue tratada en profundidad en un seminario organizado por LPO, con actores políticos y analistas de México, Argentina, España y la propia China.

"Las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China (RPC) desafían nuestros intereses, seguridad y valores. La República Popular China emplea una amplia gama de herramientas políticas, económicas y militares para aumentar su presencia global y proyectar su poder, mientras permanece opaca sobre su estrategia, intenciones y desarrollo militar", reza la nueva hoja de ruta de los países aliados. 

China desplazó a Europa a la segunda posición en el listado de socios comerciales de América Latina. Relaciones que, en este contexto de guerra, pueden "intensificarse", según el análisis de Moncloa. Un dato lo confirma: una decena de países latinoamericanos (incluidos México o Brasil) se incorporaron a la Nueva Ruta de la Seda impulsada por Pekín.

¿Cuál es el poder de España para fomentar esta cumbre? La presidencia de la UE, que asumirá en el segundo semestre de 2023. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ya inició las primeras gestiones por orden de Sánchez. Tanteó al primer ministro alemán, Olaf Scholz, y los presidentes progresistas latinoamericanos, Alberto Fernández (Argentina), Gabriel Boric (Chile) y Gustavo Petro (Colombia), entre ellos.

España utilizará la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que se se llevará a cabo en República Dominicana, en marzo de 2023, para lograr este objetivo. Sánchez y el Rey Felipe VI asistirán al evento.

El jefe de Gobierno español cuenta con el "total respaldo" de Bruselas para esta empresa. Josep Borrell, Alto Representante de la Política Exterior y Defensa de la UE, reconoció en las últimas horas la importancia de que América Latina y el Caribe se transformen en nuevos "aliados geoestratégicos". 

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"Está claro que China está desempeñando un papel cada vez más importante en la región. Es el principal socio comercial de la mayor parte de los países de América Latina y el Caribe", advirtió en su última rueda de prensa. Y reconoció: "Hay que adaptar el acuerdo al que se llegó en 2019 incorporando preocupaciones de tipo ambiental para lo que hace falta un trabajo técnico muy importante".