Eurasia Group es una de las consultoras de riesgo político más importantes del mundo. Fundada por el politólogo Ian Bremmer en 1998, se dedica a ayudar a los inversionistas y a los tomadores de decisiones comerciales a comprender el impacto de la política en los riesgos y oportunidades en los mercados globales.
A principio de cada año, la firma publica un listado con las principales amenazas geopolíticas. No hay empresario o ejecutivo que no tenga este documento descargado en su ordenador. Las proyecciones para 2023 asoman, en palabras de Bremmer, como las más "peligrosas" de los últimos 25 años.
El listado está marcado por las consecuencias de la guerra en Ucrania. Adelanta, por ejemplo, que "una Rusia humillada pasará de ser un actor global a convertirse en el estado canalla más peligroso del mundo, lo que representa una grave amenaza para la seguridad de Europa, Estados Unidos y más allá".
La inédita inestabilidad económica también aparece como un foco principal de riesgo. Las "ondas de choques de la inflación" (el aumento de las tasas de interés y la recesión mundial) van a aumentar los riesgos de crisis en los mercados emergentes.
El crack energético es otro de los grandes riesgos globales. Para esta consultora, "los precios más altos del petróleo también aumentarán las fricciones entre la OPEP+ y Estados Unidos": "Eso aumentará los costos para los hogares y las empresas, y creará otra fuente de tensión entre Occidente y el mundo en desarrollo".
Lo llamativo del ranking es que por primera vez Eurasia Group incluye a las redes sociales -TikTok, en especial- y a "las nuevas tecnologías" como dos fuentes principales de perturbación para el orden político mundial.
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Las "armas de disrupción masivas" aparecen como el tercer gran riesgo del listado. "Cuando cayó el Muro de Berlín, Estados Unidos era el principal exportador mundial de democracia. No siempre consistentemente y no siempre con resultados positivos, pero ningún otro país estuvo cerca. Desde entonces, la mayor parte del tiempo, la innovación tecnológica (mucha de la cual tuvo lugar en Estados Unidos) ha sido una fuerza liberalizadora. Pero hoy, EE. UU. se ha convertido en el principal exportador de herramientas que socavan la democracia, no intencionalmente, sino como consecuencia directa de los modelos comerciales que impulsan el crecimiento. Los avances tecnológicos resultantes en inteligencia artificial (IA) erosionarán la confianza social, empoderarán a los demagogos y autoritarios y perturbarán los negocios y los mercados", explica la consultora.
En este contexto, el 2023 será "un punto de inflexión para el papel de la tecnología disruptiva en la sociedad". La "Inteligencia Artificial generativa" permitirá a los usuarios crear imágenes, videos y texto realistas "con solo unas pocas oraciones de orientación".
"Los avances en deepfakes, reconocimiento facial y software de síntesis de voz harán que el control sobre la imagen de uno sea una reliquia del pasado. Estos avances representan un cambio radical en el potencial de la IA para manipular a las personas y sembrar el caos político. Cuando las barreras de entrada para la creación de contenido ya no existen, el volumen de contenido aumenta exponencialmente, lo que hace imposible que la mayoría de los ciudadanos distingan de manera confiable la realidad de la ficción".
Cuando esto se generalice, la "desinformación florecerá y la confianza, la base ya tenue de la cohesión social, el comercio y la democracia, se erosionará aún más". "Esta seguirá siendo la moneda principal de las redes sociales que, en virtud de su propiedad privada, la falta de regulación y el modelo comercial que maximiza el compromiso, son el caldo de cultivo ideal para que los efectos disruptivos de la IA se vuelvan virales".
A juicio de Eurasia Group, "estos avances tendrán efectos políticos y económicos de largo alcance" debido a que "los demagogos y los populistas utilizarán la IA como arma para obtener ganancias políticas limitadas a expensas de la democracia y la sociedad civil".
Textual del documento: "Ya hemos visto a personas como Trump, el brasileño Jair Bolsonaro y el húngaro Viktor Orbán aprovecharon el poder de las redes sociales y la desinformación para manipular a los electores y ganar elecciones, pero los avances tecnológicos crearán ventajas estructurales para que cada líder político implemente estas herramientas, no importa dónde se sientan en el espectro político".
Un riesgo latente es que "los actores políticos" utilicen estos avances tecnológicos para "crear ejércitos de bots humanos de bajo costo encargados de elevar a los candidatos marginales, vender teorías de conspiración y noticias falsas, avivar la polarización y exacerbar el extremismo e incluso la violencia, todo ello amplificado por el eco de las redes sociales".
Estas herramientas -agrega el documento- serán también "un regalo para los autócratas empeñados en socavar la democracia en el extranjero y sofocar la disidencia en casa, con Rusia y China liderando el camino".
La proliferación de la Inteligencia Artificial también tendrá "profundas implicaciones" en el sector empresarial. "Las compañías se enfrentarán a nuevos riesgos de reputación cuando los ejecutivos clave o las cuentas se hagan pasar por malas intenciones, lo que desencadenará escándalos de relaciones públicas e incluso liquidaciones de acciones. La IA generativa dificultará que las empresas y los inversores distingan entre el compromiso y el sentimiento genuinos, por un lado, y los intentos de sabotaje por parte de piratas informáticos, inversores activistas o rivales corporativos, por el otro, con implicaciones materiales para sus resultados finales".
"La ironía -concluye la consultora sobre este apartado- es que el suelo fértil de Estados Unidos para la innovación, alimentado por su democracia representativa, los mercados libres y la sociedad abierta, ha permitido que estas tecnologías se desarrollen y se propaguen sin barreras, hasta el punto de que ahora amenazan los mismos sistemas políticos que las hicieron posibles".
En el punto 9, el documento hace énfasis en el "boom de Tik Tok", la plataforma más consumida por jóvenes y adolescentes. Muchos de sus usuarios pertenecen a la Generación Z (nacidos entre mediados de 1990 y principios de 2010), la primera generación que no han vivido sin la experiencia del internet.
Son, al cabo, la primera generación verdaderamente global, y eso les convierte en un nuevo actor capaz de remodelar las políticas públicas y corporativas Y eso los convierte en una nueva fuerza política y geopolítica-especialmente en Estados Unidos y Europa- capaz de remodelar las políticas públicas y corporativas solo "con el clic de un botón".
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"La Generación Z creció a medida que se desvanecía el dominio de Estados Unidos después de la Guerra Fría, lo que reveló fallas de liderazgo en el país y en el extranjero a través de una serie de eventos históricos formativos: la crisis financiera de 2008, la Primavera Árabe y la guerra civil siria, Brexit, la elección de Trump, Black Lives El movimiento Matter, el ajuste de cuentas #MeToo, los tiroteos masivos en escuelas en los EE. UU., la pandemia de Covid-19 y ahora la guerra entre Rusia y Ucrania", contextualiza el informe.
El resultado -se explica- es una "generación radicalizada por la naturaleza turbulenta de su época y la falta de respuesta de los líderes y las instituciones existentes".
"Gen Z tiene expectativas, demandas e impulsos políticos más amplios que sus predecesores, incluida una marcada desconfianza en las instituciones y los canales tradicionales de cambio político y logros económicos".
Este generación representa hoy el 30 % de la población mundial y se espera que represente el 27 % de la fuerza laboral mundial para 2025. La consultora expone que la participación de estos jóvenes fue determinante en las elecciones intermedias de 2022. "Y si bien su poder en las urnas solo crecerá, su influencia política ya se extiende más debido a su papel descomunal en las campañas organizadas en las redes sociales".
"Gen Z está redefiniendo el lugar de trabajo al presionar a las empresas para que incorporen cambios fundamentales en la forma en que reclutan, organizan, retienen y desarrollan el talento; adoptar nuevos caminos y oportunidades profesionales; fomentar la diversidad y la inclusión genuinas; y reevaluar su impacto social, político y ambiental. Como resultado, las corporaciones sentirán una presión sin precedentes para tomar partido en los debates políticos y geopolíticos, les guste o no", remata la consultora.
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