La lucha global contra el cambio climático tiene desde la semana pasada un fondo en el que los países ricos, los que más emisiones emiten y han emitido, los principales responsables de la emergencia medioambiental, pondrán dinero para las pérdidas y daños que los fenómenos meteorológicos catastróficos están causando, cada vez con mayor frecuencia, en las comunidades de las naciones en desarrollo.
Pero el anuncio de este fondo, oficializado y celebrado en la jornada inaugural de la COP28, ha quedado eclipsado por el monto recaudado, por las promesas de sus aportantes. La cifra inicial apenas supera los 400 millones de dólares, "irrisoria e insignificante", según valoran las organizaciones que desde hace años vienen luchando para que esta hucha se haga realidad.
"La cantidad prometida inicialmente apenas alcanza para hacer operativo el fondo, y poco más. Se necesitan miles de millones de dólares para marcar una diferencia sustancial en las comunidades que necesitan desesperadamente ayuda para reconstruir sus hogares tras las tormentas, o para apoyar a los campesinos y campesinas que pierden sus cosechas, o a las personas desplazadas de manera permanente por la crisis climática", denuncia Ann Harrison, asesora de política sobre cambio climático de Amnistía Internacional.
Y agrega: "Teniendo en cuenta los enormes y excesivos beneficios que las empresas de combustibles fósiles han acumulado el año pasado mientras siguen destrozando el clima, y que algunos de los Estados donantes actuales son los responsables de una gran parte de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero, la suma inicial es decepcionantemente pequeña. Es ínfima, al lado de los 7 billones de dólares en subvenciones que muchos Estados, incluidos algunos de estos donantes, conceden anualmente para apoyar al sector de los combustibles fósiles".
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La Unión Europea ha anunciado un aporte 245 millones de dólares, 109 de los cuales serán de Alemania. España transferirá apenas 20. Por su parte, Emiratos Árabes Unidos se ha comprometido a aportar otros 100 millones; el Reino Unido, 51 millones; Estados Unidos, 17,5 millones; y Japón, 10 millones.
Basta con recopilar los daños económicos de algunas de las catástrofes climáticas de este año para dimensionar "la suma inicial decepcionantemente pequeña" que denuncia Amnistía Internacional.
Se estima que las pérdidas económicas del huracán Otis, una tormenta tropical convertida en ciclón categoría 5 que destruyó gran parte de Acapulco, México, superan los15.000 millones de dólares, según el cálculo que hizo la firma de análisis de riesgo especializada en desastres naturales y guerras Enki Research.
Con los aportes iniciales, el fondo anunciado (420 millones) en la COP28 sólo cubriría el 2,8% de los daños de esta fenómeno climático extremo.
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Otro ejemplo. En mayo, Myanmar (Birmania) sufrió uno de los ciclones más fuertes jamás registrados en la historia del sudeste asiático (bautizado "Mocha"). En su punto más álgido, el viento alcanzó más de 250 kilómetros por hora. Se calcula que casi 7,9 millones de personas se encontraban en la trayectoria por donde arrasó el ciclón.
"Se inundaron unos 1.182 kilómetros cuadrados de terreno, lo que provocó la muerte de ganado y la contaminación del agua potable y las tierras de cultivo" reportó la ONU sobre las consecuencias de este evento extremo.
Tras la devastación, la comunidad internacional hizo un llamamiento para obtener una "inyección urgente de fondos" para paliar los daños en las poblaciones más vulnerables, en la zona de mayor impacto en Rakhine, Chin, Magway, Sagaing y Kachin.
El pedido fue de 333 millones, es decir el 80% del nuevo fondo climático. Es decir que casi la totalidad de esta caja se tendría que destinar a una sola catástrofe meteorológica.
"Aunque el acuerdo sobre la puesta en funcionamiento del fondo para pérdidas y daños es un paso positivo dado tras años de negociaciones para abordar los enormes daños a los derechos humanos que ya han sufrido personas y comunidades de todo el mundo como consecuencia del calentamiento global, la financiación prometida hoy por unos pocos países está muy por debajo de la que realmente se necesita", insiste Ann Harrison.
Amnistía Internacional y otros ONGs exigen "nuevos y adicionales compromisos" con cuantías que reflejen "la naturaleza global de la crisis climática y la amenaza que representa para miles de millones de personas".
"420 millones al lado de los 7 billones de dólares en subvenciones que muchos Estados, incluidos algunos de estos donantes, conceden anualmente para apoyar al sector de los combustibles fósiles. No empezamos bien", lamentan.
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