Europa está en jaque por una crisis energética que empieza a convertirse en el talón de Aquiles de la economía mundial. La prioridad de la eurozona pasa por equilibrar la oferta y la demanda para no sufrir cortes y racionamientos durante los próximos meses. Este martes, 26 de los 27 Estados miembros (Hungría no puso su firma) pactaron un plan para "pasar el invierno" sin gas ruso.
La crisis energética, sin embargo, tiene muchas otras esquirlas, como los precios, disparados a niveles históricos, o el crecimiento de la producción en las centrales eléctricas de carbón, paralizadas en su mayoría antes de la guerra.
La Agencia Internacional de la Energía (IEA) recoge otra "astilla" en su último informe sobre las proyecciones del mercado eléctrico para el 2022: la limitada reducción de la huella de carbono en el mercado energético, un objetivo global cada vez más urgente ante la aceleración de la crisis climática.
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Según este organismo internacional, "las fuertes adiciones de capacidad están ayudando a la generación mundial de energía renovable a crecer más del 10% en 2022", una cifra récord (4% más que 2020/2021).
Sin embargo, la generación de energía con bajas emisiones aumentará un 7% por la disminución del 3% de la energía nuclear (otro coletazo de la guerra), por lo que la caída de la generación total basada en combustibles fósiles será solo del 1%.
La IEA espera que este porcentaje sea mayor en 2023, tanto por otro crecimiento mundial de las energías renovables, por el "repunte" de la energía nuclear y por la disminución de la demanda. "Esto dará como resultado una mayor disminución de la energía alimentada con combustibles fósiles", augura la agencia.
En Europa, el despliegue de las energías verdes se ve "particularmente afectado por el aumento de los precios de los combustibles fósiles y la escasez de suministro, sobre todo de gas natural". Ante este panorama, muchos gobiernos, están quemando carbón para suplir las dificultades energéticas.
"La creciente generación de energías renovables en 2022 compensa parte de la disminución de la generación nuclear, sin embargo, para este año, se espera que la generación de electricidad a carbón aumente un 8% en el continente", adelanta la IEA.
La esperanza de este organismo es que en Europa en 2023, con un crecimiento de las energías renovables superior al 7% y una generación nuclear "estable", "la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles podría disminuir cerca de un 6%".
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"Sin embargo, esto depende en gran medida de la disponibilidad y el precio del gas y de las medidas que se tomen para reducir la dependencia de las importaciones de Rusia y del retraso en el retiro del carbón", aclara el informe.
Las emisiones, en este contexto, "siguen siendo altas debido a la fuerte y continua generación a carbón", lamenta la IEA. Y agrega: "Solo para Europa esperamos un aumento de las emisiones (hasta un 3 %) en 2022 ya que, a pesar del crecimiento de las energías renovables, el uso de carbón aumenta para reducir el consumo de gas y para compensar la caída en la generación nuclear".
En este sentido, la Agencia pide que la quema de carbón y la búsqueda de "otros proveedores de combustibles fósiles" resulta "solo adecuado" para las intervenciones a corto plazo.
Describe, con preocupación, el "resurgimiento" del carbón en Europa. "Los límites de producción de carbón se han relajado en Francia y los Países Bajos, con retrasos en su eliminación y reapertura temporal de plantas ociosas", detalla el documento.
Grecia "extendió la operación de su flota de carbón de 2023 a 2028". Italia estudia "posponer el desmantelamiento" de seis plantas de carbón que iban a quedar inoperativas en 2025.
En Reino Unido, se espera que la central West Burton (inaugurada en 1966) permanezca en servicio hasta marzo de 2023, seis meses más de lo previsto. Alemania, en tanto, reinició sus plantas de carbón "volviendo a poner en línea una capacidad de hasta 10 GW para los próximos dos años".
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"Si bien estos desarrollos indican un mayor uso de carbón a corto y mediano plazo, el límite de emisiones impuesto por el Sistema de Comercio de Emisiones de la UE (EU debería conducir a una reducción de las emisiones y retiros acelerados del carbón en años posteriores", concluye la agencia internacional.
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