
La moda "low cost", la enorme industria textil que externaliza costes a través de centros de producción en economÃas subdesarrolladas, quedará herida de muerte en las próximas décadas como consecuencia del cambio climático.
Las empresas de este sector -el tercero en cuanto a cantidad de gases de efecto invernadero detrás de la producción mundial de alimentos y la construcción- están centrando sus acciones climáticas en la mitigación: reducción de CO2, tejidos reciclados y menor consumo de agua, pero "ignoran los dramáticos costes sobre el terreno de la degradación climática".
A esa conclusión ha llegado el Global Labor Institute (GLI) de la Universidad de Cornell y Schroders (Nueva York) al analizar el impacto económico que el calor extremo y las inundaciones tendrán en los fabricantes y trabajadores de esta industria.
La investigación puso la lupa sobre 32 centro de producción de prendas de vestir de Bangladesh, Camboya, Pakistán y Vietnam, cuatro paÃses que representan el 18% de las exportaciones mundiales.
Para 2030, esta región productora de ropa corre el riesgo de perder 65 mil millones de dólares en ingresos por exportaciones (equivalente a una disminución del 22%) y casi un millón de nuevos empleos. Las cifras para 2050 son mucho más altas: 68% menos de ingresos y una reducción de más de ocho millones de trabajadores.
"Los esfuerzos de mitigación de la moda ignoran en gran medida los efectos del colapso climático en los trabajadores, las comunidades y las industrias que producen las prendas de vestir del mundo. Éste es el problema de la adaptación y no forma parte del plan de la moda", advierte el informe.
El menor crecimiento y la menor productividad afectarán a "toda la cadena", trabajadores, fabricantes, reguladores, inversores y las propias marcas, explica Jason Judd, director ejecutivo de Cornell GLI.
Y agrega: "Las pesadillas climáticas de los paÃses desarrollados ya son evidentes en Bangladesh, Pakistán, Camboya y otros lugares. La vida, por no hablar del trabajo, se hará muy difÃcil en estos y muchos otros puntos conflictivos de los que dependen las marcas de ropa y los minoristas para la producción".
Los fenómenos climáticos extremos, sÃntomas de la "era de la ebullición global", como definió el Secretario Genera de la ONU, Antonio Guterres, a la nueva fase del calentamiento global, son cada vez más recurrentes en estas geografÃas.
En 2022, por ejemplo, un tercio de Pakistán quedó bajo el agua debido a unas inéditas inundaciones. Y a principios de este año, Dhaka sufrió una ola de calor de once dÃas con temperaturas superiores a los 40ºC, un registro récord.
Se calcula que los trabajadores que fabrican prendas en estos centros enfrentarán un aumento siete veces mayor en la exposición al calor extremo entre 2030 y 2050. "Las consecuencias que estas exposiciones podrÃan generar, en términos de valor en riesgo o obstáculos a la productividad, son potencialmente significativas para las marcas y los proveedores", explica el estudio, que sugiera que la pérdida de productividad podrÃa equivaler al 5% de los beneficios operativos de las principales marcas del sector.
"Para las marcas y los minoristas que operan con perfiles de márgenes competitivos, con un colchón limitado para absorber la carga de productividad o el exceso de costos, estos desafÃos relacionados con el clima podrÃan representar un obstáculo significativo", se explica.
El informe insiste en el "error de cálculo" de las marcas al desarrollar polÃticas, procesos y objetivos para abordar la mitigación climática, sin enfocar ninguna medida en "la adaptación de las fábricas".
La conclusión es que "podrÃa haber una pérdida significativa de productividad dentro de las cadenas de suministro de las marcas asociada con los efectos fÃsicos del cambio climático".
Es probable, entonces, que las marcas se vean obligadas a trasladar los sitios de producción a regiones menos afectadas dentro de los paÃses proveedores existentes o que el traslado se haga a paÃses con menos riesgos fÃsicos por el cambio climático, lo que elevarÃa muchÃsimo los costes de producción.
Dice el informe: "Existen barreras importantes para la reubicación, a saber, los niveles de habilidades de los trabajadores, la capacidad de la fuerza laboral, la capacidad de la infraestructura y la logÃstica de apoyo. Todo esto generará costos. No es tan sencillo como hacer la pregunta "quédate o vete"".
Las vulnerabilidades climáticas, concluye la investigación, están "recortando profundamente los ingresos por exportaciones, el empleo y la salud de los trabajadores", por lo que "sin una adaptación rápida, estas caÃdas en los ingresos y el empleo se agravarán".
Jason Judd, la cara visible de Global Labor Institute, llama a los actores de la industria a "formular estrategias de adaptación a gran escala y adecuadas para su propósito".
"Queremos ver estas nuevas medidas y costos escritos en los planes de negocios de la industria de la moda, en los convenios colectivos y en los presupuestos y objetivos de los reguladores", explica.
Caso contrario, la crisis climática se llevará puesta a la moda low cost que viste a los paÃses desarrollados.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.