
Joe Biden llegó a Medio Oriente con la misión de consolidar la alianza con sus socios regionales y contrarrestar el avance de sus rivales. El presidente estadounidense tendrá que convencer primero a Israel de la necesidad de retomar las negociaciones con la dirigencia palestina y aceptar el acuerdo nuclear con Irán, un proceso que la Casa Blanca entiende como fundamental para evitar el desarrollo atómico del régimen chiita.
La gira presidencial también busca revitalizar la asociación estratégica con Arabia Saudita, el segundo destino de Biden después de Israel. Biden aterrizará el viernes en Riad, punto crucial del itinerario: allà alentará a la monarquÃa saudita a incrementar la producción de petróleo para contener la disparada del precio internacional. La administración demócrata aspira a llegar a las elecciones de medio término de noviembre con una inflación a la baja, pero será difÃcil persuadir a los aliados.
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Es que la economÃa saudita se está beneficiando de la suba de los precios del petróleo y las autoridades del paÃs estiman que el PBI crecerÃa entre el 5 y el 7% este año. Hasta que Rusia reorientó el intercambio de hidrocarburos -forzada por el boicot europeo tras la invasión a Ucrania-, Arabia Saudita era el principal proveedor de China, y ahora está negociando con Beijing mayores inversiones para Saudi Aramco, la empresa energética estatal. La sombra china en Medio Oriente es una de las causas que precipitó el viaje de Biden.
Sin embargo, el presidente llega a una región que ya se acostumbró al repliegue de Estados Unidos. La salida catastrófica de Afganistán generó un impacto considerable entre los lÃderes regionales y la guerra en Ucrania subvirtió las dinámicas en esta parte del mundo. "La posición de EEUU en la región es frágil, ha perdido cierto poder relativo, aunque por una decisión estratégica. Ahora empieza a tener más valor cuando el eje rival crece. Pero EEUU sigue teniendo ese poder que Rusia quisiera tener", dice a LPO Ezequiel Kopel, analista especializado en Medio Oriente.
"Rusia es un mercado importante de armas y tiene una presencia clave en Siria. Con este viaje, Biden quiere asegurarles a Israel y a las monarquÃas sunitas que está con ellos contra Irán, agruparlos y también advertirles que no se acerquen tanto a Rusia", continúa. Biden mantiene una buena relación histórica con Israel, un elemento que juega a su favor, si bien el primer ministro Yair Lapid solo parece interesado en formalizar un frente anti Irán. Mientras tanto, el presidente iranà Ebrahim Raisi se prepara para recibir el próximo martes en Teherán a Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan.
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Apenas habrá recepción a su prédica por la solución de dos Estados, un mecanismo que a esta altura resulta impracticable frente a la expansión de las colonias en la Cisjordania palestina. "Biden sabe que no hay ningún gobierno unificado del lado palestino y que los israelÃes no están dispuestos a hacer las concesiones requeridas para avanzar en un acuerdo", afirma el autor del libro Medio Oriente, lugar común: Siete mitos sobre la región más caliente del mundo.
"Los ejes de la polÃtica de Biden en Medio Orienta eran presionar a Egipto por el tema de los derechos humanos, avanzar en ciertos arreglos mÃnimos en el conflicto israelÃ-palestino, acercarse a los kurdos y presionar a Mohammed bin Salman, el prÃncipe heredero saudita. Ninguna de esas cosas se cumplirá. Gran parte del problema de EEUU en la región es que tiene aliados que muchas veces van en contra de sus propios intereses", señala Kopel.
Al presidente estadounidense se le complica la tarea de venderles el acuerdo nuclear a sus socios. Biden tiene en agenda una reunión con BenjamÃn Netanyahu, hoy lÃder de la oposición israelÃ, pero con posibilidades de regresar al puesto de primer ministro en los próximos meses. Netanyahu ya descartó la utilidad de las sanciones contra el régimen iranà y sostuvo que "no hay forma de detener a Irán sin una opción militar". Tampoco la tendrá fácil en Arabia Saudita, paÃs al que calificó de "Estado paria" durante la campaña.
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El asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudita de Estambul congeló la alianza con la monarquÃa sunita. Los servicios de inteligencia de EEUU aseguran que detrás del crimen está Bin Salman. Ahora Biden tendrá que verse con el prÃncipe heredero cara a cara y decidir si levanta el bloqueo de armas a Arabia Saudita. El petróleo podrÃa ser la moneda de cambio. Pero la autonomÃa de los aliados estadounidenses puede hacer que Biden vuelva a Washington con las manos vacÃas.
Más allá del petróleo saudita, las otras iniciativas están destinadas a naufragar. "Hasta que no muera el rey Salmán bin Abdulaziz no habrá normalización entre Arabia Saudita e Israel. Ese movimiento implica un cambio de paradigma enorme", considera Kopel. Por otra parte, "Irán está esperando ver quién gana la próxima elección en EEUU. También hay una dinámica interna, porque stán viendo quién será el próximo lÃder supremo. A Irán le vendrÃa muy bien un acuerdo. Las sanciones no hacen cambiar a un régimen como el iranÃ, pero lo lastima", dice.
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